Tuvo 9000 tiendas

Nacimiento y muerte de un ícono de los 90: Blockbuster, la idea de un nerd que compró un basurero millonario

Fue creada en 1985 y se expandió rápidamente en el negocio de los videoclubes. Sin embargo, el factor Netflix la llevó a la bancarrota en 2010.

Las mejores ideas, a veces, surgen de la necesidad. Cuando todo parecía difícil, a David Cook se le ocurrió poner todo lo que le quedaba en un nicho aún inexplorado: los videoclubes. Con un concepto innovador fundó la cadena Blockbuster, que llegó a convertirse en la más importante del mundo en su rubro. Sin embargo, estar en la cima puede nublar la visión sobre el futuro. 

Su caída, producto de la competencia, en especial de Netflix, también deja una enseñanza sobre adaptarse a tiempo a lo que buscan los consumidores.

En los 80, Cook disfrutaba las mieles de su emprendimiento. Tenía una empresa de software que analizaba grandes bases de datos para la industria del oil & gas. Su proyecto iba tan bien que incluso había salido a la Bolsa. Pero todo cambió cuando una sobreoferta de petróleo desplomó los precios y llevó a que las firmas del sector redujeran sus gastos. Y, por supuesto, en esas épocas de vacas flacas no había lugar para invertir en tecnología.

La compañía llegó a la Argentina en 1995 y manejó 21 sucursales hasta su cierre en 2010.

Con algunos ahorros - de varios ceros - en el bolsillo, David Cook, que en ese entonces tenía 33 años, analizó el mercado. Buscaba un segmento que no tuviera jugadores dominantes y recordó que, poco tiempo antes, había investigado el modelo de negocio de los locales de alquiler de videos para un conocido. Se decidió y abrió el primer Blockbuster en octubre de 1985 en Dallas, Texas. A diferencia del resto, que tenían una escaza selección de títulos, su emprendimiento contaba con 10.000 películas por local, un proceso de trackeo por código de barras y check-out computarizado.

"La primera noche tuvimos que cerrar con llave para que nadie entrara de tanta gente que tuvimos en la apertura", le contó a CNN en 2003. Al año siguiente abrió tres tiendas más y un centro de distribución que demandó una inversión de US$ 6 millones. Este, detalló, servía para que las nuevas sucursales pudieran abrirse rápidamente y con un catálogo a la medida del consumo de la zona.

Cambio de manos y a por todo

Su criatura pronto despertó el interés de algunos magnates. En 1987 un grupo inversor liderado por Wayne Huizenga, dueño de la empresa de residuos Waste Management, le compró una participación mayoritaria por US$ 18,5 millones. Al poco tiempo, Cook abandonó la empresa luego de varios desacuerdos con los apoderados de Huizenga. Se fue con US$ 20 millones para liderar Amtech, la firma que desarrolló la tecnología detrás del pago electrónico de peajes.

El empresario Wayne Huizenga fue el encargado de expandir la marca Blockbuster.

En tanto, el nuevo dueño de Blockbuster emprendió una estrategia de crecimiento más agresiva. Compró videoclubes locales y les reabría con su marca. Para 1988 ya contaba con más de 400 sucursales en los Estados Unidos y un par de años después superó los 1000 puntos comerciales. En ese momento, alquilar un VHS era la única manera de ver una película que ya no estaba en la cartelera del cine sin tener que comprarlo. Además, a los videos le agregaron la posibilidad de alquilar videojuegos.

Luego de conquistar el mercado estadounidense llegó el turno de la expansión internacional. En 1992 compró la cadena de videoclubes británica Ritz y se lanzó en otros países europeos. A la Argentina llegó en 1995 y llegó a tener 21 sucursales en Buenos Aires, Mar del Plata, Rosario, Córdoba, Mendoza, Neuquén y Bariloche. Para ese entonces, la firma contaba con nuevos dueños. Viacom, dueña de MTV y Nickelodeon, la compró en 1994 por US$ 8400 millones y cinco años más tarde la sacó a la Bolsa.

Un problema llamado Netflix

El principal modelo de negocios de Blockbuster tenía que ver con los alquileres, pero los recargos por entrega tarde también tenían su participación. Se calcula que la compañía generaba casi un 15% de su facturación total de estos fees, que eran una de las principales quejas de los usuarios. Esto llevó a que empezaran a aparecer competidores que no cobraban recargo por día de tardanza.

En 1997, una empresa online de alquiler de DVD empezó a crecer de manera incipiente. Se trataba de Netflix, que, a la postre, se convertiría en la némesis de la cadena de videoclubes. Al gigante rojo se le sumó Amazon, que lanzó su propia tienda de videos y DVD, además de los servicios de streaming y PPV.

John Antioco fue CEO de Blockbuster hasta 2007.

Según cuenta Marc Randolph, cofundador de Netflix, en su libro That will never work, él y Reed Hastings se reunieron con John Antioco, entonces CEO de Blockbuster, en septiembre del 2000. La compañía del autor pasaba por un delicado momento financiero y necesitaba una inyección económica importante. Poco antes ya habían rechazado una oferta de Jeff Bezos y no pensaban cometer el mismo error. Le ofrecieron comprar Netflix por US$ 50 millones, pero Blockbuster rechazó la oferta.

Si bien la competencia ganaba lugar, Blockbuster aún tenía una posición sólida. En 2004 la firma tenía 9000 tiendas en el mundo y facturaba US$ 5900 millones. Sin embargo, ese mismo año se separó de Viacom. Para volver al ruedo lanzaron un servicio de alquiler online de DVDs y cancelaron los late fees. Estas dos estrategias, calculaban, implicarían un costo de más de US$ 400 millones. Y su situación financiera empezó a deteriorarse.

Últimos años y adiós

Una serie de equivocaciones la llevó a tener que presentarse en bancarrota en 2010 con US$ 1000 millones en deudas. También quebró la filial argentina que cerró sus puertas para siempre. En cambio, en los Estados Unidos la adquirió la cadena de televisión de pago, Dish Network, en 2011 por US$ 320 millones.

Su nueva dueña tenía la intención de mantener las 600 tiendas que quedaban en pie. No obstante, en 2013 anunció el cierre de todas las sucursales propias. "No es una decisión fácil, pero la demanda del público es ahora de distribución de contenidos digitales", aseguró Joseph Clayton, presidente de Dish Network. Aunque mantuvo los servicios online, luego los rebrandeó bajo su marca.

El último Blockbuster reconvertido en alojamiento para subsistir en 2020.

Poco a poco las franquicias que quedaban alrededor del mundo fueron cerrando. Algunas se mantenían abiertas pagando un módico fee a Dish, pero tuvieron que adaptarse dado que esta no las proveía de catálogo actualizado. Así quedó solo una en pie en Bend, Oregon, que en 2020, durante la pandemia, se convirtió en una experiencia de Airbnb por US$ 4 la noche. Hoy, Blockbuster continúa solo como un recuerdo de los 90 y como uno de los exponentes de los gigantes que no supieron adaptarse. 

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Comentarios

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  • CGC

    Carlos Gustavo Corbalan

    08/09/21

    pudieron comprar netflix y no lo hicieron o pudieron desarrollar su propio streaming. La 2da frase es innecesaria, mata todo tipo de diálogo

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  • GR

    Gustavo Rivas

    08/09/21

    No es que "no supieron adaptarse" ... no hay mucho que adaptarse cuando la tecnologia te pasa por arriba.
    Con la mentalidad argentina se hubiera estatizado la empresa o llenado de subsidios "PARA RESGUARDAR LAS FUENTES DE TRABAJO"

    Responder
    • DT

      Diego Tartufoli

      08/09/21

      Exacto nunca mejor dicho

      Responder