Opinión

Dólar soja: sin margen para seguir procrastinando

Julián Domínguez había asegurado desde la Rural que no habría "devaluación ni baja de retenciones" (en rigor de verdad es cierto que no hubo ni una cosa ni la otra). Ayer, desde Chapadmalal, el presidente Fernández atacó nuevamente al campo: "algunos siguen especulando con una devaluación para vender lo que tienen que vender". Y se conoció también la visión del kirchnerismo duro a través de la propuesta de Pablo Zurro, intendente de Pehuajó cercano a Cristina, quien pidió un DNU que obligue a los productores a liquidar la cosecha. Pero, finalmente, la del gobierno fue una política de garrote en el discurso y zanahoria en la práctica.

Ayer el Banco Central creó un nuevo régimen para incentivar la exportación de soja que estará disponible en principio hasta el 31 de agosto. Los exportadores podrán cobrar el 70% en bonos dólar link y por el 30% restante se permitirá la formación de activos externos al valor del dólar oficial más el impuesto PAIS y las retenciones a cuenta que percibe la AFIP. En el comunicado de prensa se afirma que "esta decisión del BCRA busca equilibrar a los productores agropecuarios con los beneficios que disponen los distintos sectores productivos", es decir, el propio gobierno reconoce, aunque de manera tardía y a pesar de las declaraciones belicosas de los funcionarios, que los desajustes producidos por su política económica de alguna manera debían ser reequilibrados, aunque las soluciones de fondo estén lejos de producirse.

Las razones detrás del 'no' al desdoblamiento cambiario

Por el momento el mero anuncio no cambia nada: la situación económica seguirá siendo hoy igual de frágil que ayer. De hecho, cada día que pasa sin que se adopte un paquete de medidas más integral, la exposición frente a la crisis aumenta: el peligro es que el ajuste ya no lo haga el gobierno, sino el mercado de forma caótica (o, mejor dicho, que el ajuste que el mercado ya viene realizando se descontrole mucho más). Estamos asistiendo al colapso total del "plan vamos viendo". Y la decisión de ayer del BCRA confirma que ya no hay margen para seguir procrastinando. Las palabras de Silvina Batakis lo dicen todo: "Yo prefiero ni decir en qué situación están las reservas".

El dólar blue se ubica en torno a los $320 y el CCL por encima de los $330. Son niveles de tipo de cambio de crisis total (comparables en términos reales al overshooting post crisis del 2001), que reflejan incertidumbre y temor. Varios economistas coinciden en que, con una brecha de esta magnitud, muy superior al 100%, la economía no puede funcionar. Los incentivos que se generan son destructivos: al exceso de pesos se le suma una falta de dólares mayor, por el descenso de las exportaciones (que no se solucionará por completo con el nuevo régimen para el agro) y la demanda creciente de divisas para importaciones, turismo y ahorro. Hasta ahora la acumulación de parches viene fracasando.

Segundo test Batakis: buscan refinanciar deuda con promesa de suba de tasas

Por el lado de las importaciones, se endurecen cada vez más las trabas, lo cual está provocando escasez de varios productos (algunos tristemente absurdos, como la reciente noticia de que podría haber faltantes de salchichas y salamines). Respecto al dólar turista, la AFIP subió hace algunos días la alícuota por la percepción de Ganancias al 45% sin que esto despejara los rumores respecto a otras acciones. Por preconceptos ideológicos el gobierno mira al turista con especial ensañamiento (con excepción del intendente oficialista de Río Gallegos que organiza un sorteo para ir al mundial entre quienes se saquen fotos con los funcionarios de dicha ciudad). Y en relación al dólar ahorro, el Banco Central acaba de reducir aún más la cantidad de personas que pueden acceder al cupo de 200 mensuales: quedarán excluidos quienes operen CEDEARS y criptomonedas. Esta disparatada medida, que pasó bastante desapercibida porque está destinada a unas pocas personas (ya casi nadie podía acceder al dólar ahorro), pone de manifiesto la impotencia y la desesperación del gobierno.

El rápido desplazamiento de la moneda norteamericana está teniendo su correlato en los precios. Todas las consultoras económicas están recalibrando sus cálculos y se estima que la inflación anual alcanzará como mínimo el 85%. Aunque, ante lo crítico de la situación y la pasividad que ha demostrado el gobierno, nadie se anima a predecir un techo. Y es que, en los últimos dos meses, para financiar el abultado déficit fiscal y recomprar bonos públicos (en un intento por recomponer el mercado de deuda en pesos), el Banco Central emitió una cantidad desopilante de dinero que presiona con fuerza sobre la inflación y el dólar.

El gasoducto de Vaca Muerta: ¿resiste el ajuste de Silvina Batakis?

En este marco, Silvina Batakis viajó a Washington sin que su visita arrojara grandes novedades. Se junto con el FMI, que hizo lo de siempre: un statement cordial apoyando a la nueva ministra, manifestó su "preocupación" por la situación económica y la inflación, y no mucho más. Es que la pelota está del lado de la Argentina, no en el FMI. La ministra se reunió también con Axel van Trotsenburg, director gerente del Banco Mundial, que aprobó un financiamiento por la cifra exigua de 200 millones, que solo sirve para poner de manifiesto la decrepitud de las reservas y exponer el falso mito kirchnerista del desendeudamiento. Axel van Trotsenburg fue director en Argentina durante la crisis del 2002, por lo que conoce bastante bien las promesas incumplidas de nuestro país.

Por otra parte, ante representantes de Wall Street, Batakis prometió un fuerte ajuste fiscal y afirmó que ocupa el cargo porque tiene el apoyo de los tres líderes del FDT. Pero mientras Cristina se mantenga en silencio y la corrección fiscal no se materialice, lo que pueda decir Batakis no importa tanto. Las palabras no bastan. Tampoco una medida aislada del Banco Central de dos meses de duración. A esta altura el mercado espera señales más contundentes.

Con la inflación de julio en 8%, el aumento de precios para todo el año se acerca a los tres dígitos

Hasta aquí la radiografía de la crisis: el paciente está en terapia intensiva, mientras el gobierno ha hecho poco para que se recupere. Los distintos sectores que integran el FDT no han logrado convenir un curso de acción claro, con algunas visiones que son absolutamente incompatibles entre sí. Lo único políticamente viable hasta ahora ha sido no hacer nada, pero la economía argentina esto ya no lo tolera. No hay margen para seguir postergando las decisiones, por la velocidad que adquirió la inercia destructiva. La gran pregunta entonces es si el anuncio del BCRA es el inicio de una serie de acciones destinadas a detener el deterioro, o si se trata de una excepción puntual y limitada en el tiempo, como resultado de la desesperación.

En las últimas horas surgieron múltiples rumores respecto a otras medidas que podría complementar al régimen para el agro e incluso cambios de ministros: la versión que cobró mayor fuerza es que Sergio Massa ingresaría al gabinete, lo cual para algunos genera fuertes expectativas. Sin embargo, si las acciones económicas son solo parches y, en lo que refiere a la política, solo se cambian algunos nombres, los anuncios habrán sido inocuos ante la magnitud de la crisis. El mercado observa este proceso con escepticismo: deberá tratarse de una transformación profunda y permanente para detener la dinámica de la crisis. Con el nuevo "dólar soja" no alcanza.


"El viaje de Silvina Batakis no va a traer nada, porque no hay nada que ofrecer": el lapidario análisis de un economista sobre la ministra

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