¿Se puede emigrar sin salir de casa?
Emigrar es un proceso que empezamos desde chicos en forma casi inconsciente. Desde los idiomas, los consumos, los ahorros y las fuentes de ingreso. Para el paso final, es fundamental elegir estratégicamente el destino. Y elegirlo con libertad puede ser quedarse donde uno está.
La persona física es lo último que debe emigrar. Cualquiera que tenga en mente la idea de comenzar un proceso migratorio, debe primero preguntarse es "¿Se puede emigrar sin salir de casa?".
No estamos hablando de conseguir residencias o ciudadanías, sino de realizar la acción de emigrar. A simple vista suena imposible, pero no sólo se puede, sino que lo hacemos todo el tiempo.
Hay varias formas e instancias migratorias que podemos (y debemos) intentar antes de subirnos al avión para que el proceso migratorio pueda fluir en su totalidad con la menor cantidad de fricciones y angustias posibles.
La persona es lo último que debería emigrar
La persona física, es decir tu propio cuerpo, el envase que contiene a tu mente, debería ser lo último en emigrar, si es que todavía lo querés.
Pero si es lo último, ¿qué emigramos antes?¿Somos más de una sola cosa? Por supuesto que sí. Somos estructuras, y nuestra persona física es sólo una parte del rompecabezas.
Migrar de sistema monetario
Si sos argentino, a muy temprana edad y quizás décadas antes de considerar emigrar con tu persona física, aprendés que hay dos monedas: una buena y una mala.
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Cuando elegís ahorrar en dólares estás migrando de un sistema monetario fiduciario a otro, estás decidiendo que el valor de la moneda en el cual depositás tu futuro bienestar, sea resguardado por una jurisdicción extranjera.
Ni hablar si optás por las criptomonedas, y entonces estás migrando del sistema fiduciario, para que tu moneda no sea respaldada por estados, sino por sistemas computacionales complejos imposibles de condicionar o manipular.
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Los idiomas, la Música y otros consumos
Emigramos también a muy temprana edad cuando comenzamos a aprender otros idiomas, y cuando decidimos ver los Thundercats y M.A.S.K en vez de Pipo Pescador. Quienes no hayan crecido en los 80 quizás no comprendan del todo la referencia, pero seguramente podrán pensar ejemplos similares.
En la adolescencia emigramos cuando descubrimos que existen Los Beatles, Los Beach Boys, Miles Davis. Nada te impide escuchar a León Gieco, pero hay un mundo allá afuera a disposición. Sucede lo mismo con cualquier tipo de consumo cultural. Alguno lo llamará colonización, pero es absolutamente lo opuesto: se llama libertad.
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Luego emigramos nuestro consumo. Tanto de tangibles como de intangibles, optamos por lo que es mejor, ya sea en electrónicos como en zapatillas o redes sociales. Esto no es incompatible con la industria nacional, sino que mejora nuestra calidad de vida y por eso no solo lo hacemos, sino que es inevitable de hacer, incluso para quienes están absolutamente en contra, leyendo estas líneas desde un iPhone.
En lo profesional, emigrar es diversificar
En nuestra vida profesional entendemos que emigrar es diversificar. Los que pueden, emigran sus cuentas bancarias, sus brokers, y los activos en ellos custodiados. Los más inteligentes emigran además sus clientes, empleadores o fuentes de ingreso.
Todo lo mencionado es lo que ya emigramos y todavía no salimos del sillón. Si bien no es fácil, hoy en día en Argentina es posible ser una persona internacionalizada al máximo.
Requiere estudio, asesoría y planificación, pero es posible.
Emigrar del todo: elegir el destino es fundamental
También es viable dar el paso siguiente y emigrar la última parte del rompecabezas, la persona física. Elegir el destino estratégicamente es fundamental, y hay que dejar de lado tanto prejuicios como idealizaciones. Ningún destino es una panacea.
La calidad de vida va a depender en gran parte de la capacidad productiva y del costo que cada Estado quiera cobrar por permitir vivir en él. Pero si a la hora de la mudanza internacional ya emigraste las fuentes de ingreso, entonces la situación es otra. La decisión es personal respecto de dónde te conviene vivir.
Exportar servicios es lo que llamamos "Pasaporte Maestro" o "Visa Universal", ya que posibilitará vivir en el lugar de preferencia sin importar limitaciones culturales, idiomáticas o laborales. Es lo que hay que intentar apuntando a ello todo el esfuerzo profesional, para poder ejercer libertad de residir dónde uno desee, incluso si es en el país en el que uno se encuentra actualmente.
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