Fue programador, le vendió una empresa a Galperin y ahora vio el negocio en el arte digital
Hoy es CEO de Qurable, pero antes le vendió una empresa a MercadoLibre y se convirtió en su director global de producto. Cuál es la visión de un innovador serial.
Federico García se define como un autodidacta y emprendedor apasionado. A principios de los 2000 empezó a trabajar como freelancer programando en PHP y, tras dos años de experiencia en Accenture, junto a cuatro socios decidió fundar Lagash, una software factory que -a la postre- en 2020 fue adquirida por Mercado Libre quien lo nombró director de Producto, donde lideró todas unidades estratégicas del negocio. Su hilo conductor es la innovación.
Cuando crearon Lagash, en 2007, las aplicaciones móviles aún no existían. El cambio tecnológico los obligó a reinventarse y así fue que lograron tener una compañía de más de 500 empleados con oficinas en la Argentina, Uruguay, Chile, Colombia, México y Estados Unidos.
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Aunque la compra de Mercado Libre cerró con moño su estrategia de crecimiento, después de dos años, los socios se volvieron a elegir para embarcarse en un nuevo venture: Qurable, un marketplace de tokens no fungibles (NFT) que permitirá que artistas, diseñadores y marcas puedan crear y vender sus productos en distintos metaversos.
¿Cómo surgió la idea de crear Qurable?
Sabíamos que queríamos volver a emprender los cuatro. Hicimos un proceso de Product Discovery donde nos tomamos dos semanas de vacaciones de Mercado Libre. La primera semana cada uno estudió en su casa y en la siguiente hicimos un proceso de discovery, contando y mostrando el conocimiento que habíamos adquirido.
Estas son tecnologías con las que venimos familiarizándonos hace algunos años como inversores cripto. En cuanto al mundo blockchain en particular, son tecnologías que inclusive en Lagash tocamos de cerca. Así que no era desconocido para nosotros. Y sabíamos que queríamos meternos en este mundo por la disrupción que se viene en este campo.
¿Cuáles son, para vos, los principales desafíos como emprendedor?
Emprender en América latina no es fácil. El primer reto es la hoja en blanco, es decir, encontrar un proyecto que te motive y armar un equipo que persiga los mismos propósitos. El siguiente desafío es aprender a crecer. En Lagash, por ejemplo, pasar de cero a 40 personas fue un desafío totalmente distinto que pasar de 300 a 500.
La escala de los clientes, sumar gente nueva que no conoces... en Qurable hay un tercer desafío que tiene que ver con tecnología que todavía no existe. Es como si estuviéramos en la internet de los años 90, en donde te tenés que imaginar el mundo dentro de 10 años, no es fácil. También es difícil convencer al capital de que hay un riesgo, pero con una oportunidad enorme. La diferencia que hay respecto al momento en que fundamos Lagash es que la industria de venture capital está mucho más desarrollada que antes. Eso ayuda.
¿En qué sentido?
Hay más capital disponible que antes. Además, los venture capital ahora se especializan en determinados rubros. Eso ayuda porque, en lugar de golpear todas las puertas, golpeás las puertas más adecuadas. Por otra parte, que la Argentina haya tenido tantos unicornios durante la última década ayuda a que el emprendedor argentino tenga buena reputación. Y, en nuestro caso, que hayamos trabajado tantos años juntos y que hayamos hecho un exit ayuda a que los inversores nos vean con mejores ojos.
La Argentina es uno de los países con la tasa más alta de adopción de criptomonedas, ¿creés que va a pasar lo mismo con los NFT? ¿Pensás tu negocio desde este escenario?
Lo que pasa en la Argentina es que siempre adoptamos rápido todo. Para nosotros, puede ser duro desde lo económico, pero no a nivel de adopción: computadoras, celulares, criptos. De hecho, todo lo que es Web 2.0 también es muy fuerte en la Argentina. Hay muchos chicos que están haciendo gaming on chain, NFT y todos los días van surgiendo cosas. Cuando pienso un proyecto trato de no pensarlo para un país, trato de tener una mirada global. Y eso hace que, desde la Argentina, aprovechemos muchas capacidades como el talento.
Esto se ve muy bien en Mercado Libre. Empezaron hace 20 años como un portal de subastas cuando la Web 2.0 era consultiva solamente y ellos fueron al mundo transaccional. Hoy es uno de los marketplaces más importantes de la región y su competencia es Amazon. Creo que eso habla del ADN argentino, de nuestra capacidad de pivotear.
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Hablando del talento IT, ¿cuál es la capacidad de las empresas nacionales de retenerlo? Porque ahí hay un problema de escasez bastante grande.
El talento es como el oro. El oro no vale menos en la Argentina que en los Estados Unidos o en Europa; vale lo mismo. Es un commodity porque es un bien escaso. Y pasan otras dos cosas para mí: una buena y otra mala. La buena es el venture capital. Hay mucho dinero que está yendo a los emprendedores. La mala es el desafío que supone para las compañías argentinas competir en dólares con una economía muy golpeada. Y este es un desafío para las grandes como Mercado Libre, porque las startups nos podemos mover más rápido y, al estar fondeadas en dólares, podemos contratar en dólares. Además, hay una parte positiva que tiene que ver con el trabajo de empresas y agrupaciones como la Cessi (Cámara de la Industria Argentina del Software) o Argencon, que hicieron un montón para federalizar el talento que antes estaba solo en Buenos Aires.Y también están los clubes de Chicas Programadoras que van a los pueblos y enseñan programación en las canchas de fútbol. Creo que hace falta más de eso.
¿Qué aprendizajes te dejó el paso por MercadoLibre y cómo lo aplicás en este nuevo camino con Qurable?
Mercado Libre fue una gran experiencia. Tuve responsabilidad sobre gran parte del marketplace y tuve el privilegio de lanzar productos como supermercado, live-commerce y advertising casi como si fueran todas startups distintas; en Mercado Libre se vive un ADN emprendedor. El mayor aprendizaje que me llevo es como escalar productos rápidos y con impacto en millones de personas en toda una región con desafíos diversos según el país y, por otro lado, medir impacto siempre y pivotear rápido, dos grandes insights valiosos para esta nueva aventura.
¿Hay errores que cometieron con Lagash y que ahora hacés diferente?
No me alcanzan los dedos de la mano, pero te cuento dos pequeños aprendizajes que estoy aplicando en Qurable y que en Lagash los hicimos tarde y mal: primero, levantar dinero desde el día cero de fondos o ángeles que te sumen mucho valor de verdad, sin importar tanto cuánto te licuas. Tener poco de algo gigante como lo que queremos construir es mucho mejor que tener todo de nada en el caso que fracases. Para que algo funcione necesitas capital, obvio, pero también gente inteligente que te acompañe en el camino. En Qurable, nosotros tuvimos la suerte de que varias personas interesantes se sumen temprano al Cap Table. Personas del C-Level de MercadoLibre, Microsoft y varios emprendedores exitosos de la región, a quienes personalmente admiro.
Y lo segundo: las startups necesitan "execution, execution, execution", y eso no lo haces solo aunque trabajés las 24 horas. Necesitas un equipo comprometido y apasionado con el propósito y, una vez más, no lo conseguís solo con dinero. La gente necesita abrazar tu misma pasión. Nosotros estructuramos stocks options y pensamos armar un modelo de tokenomics para nuestros empleados desde el día cero, somos los primeros en startup de Web 3.0 con un esquema así.
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