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Qué es el overtrading y cómo el celular puede arruinar tus inversiones

Aunque la información sobre los precios de las acciones nunca ha estado tan al alcance de los inversores privados, puede anular las estrategias racionales y fomentar actividades contraproducentes.

Algunos experimentos son profecías autocumplidas. Morgan Spurlock engordó a base de atracones de Big Macs para su documental Súper engórdame de 2004. Yo me distraje y me puse techie después de activar las alertas de precios de las acciones en mi celular.

Se pueden recibir fácilmente 10 o más notificaciones por hora si se siguen suficientes activos. El efecto es especialmente galvanizante si se elige como sonido de notificación el estruendo de la campana de apertura de la Bolsa.

La información sobre precios nunca ha estado tan al alcance de los inversores privados. Pero los expertos en finanzas conductuales afirman que el exceso de datos puede hacernos más pobres. Puede anular las estrategias racionales y fomentar actividades contraproducentes.

"La mayoría de nosotros llevamos dispositivos que nos avisan si alguna de nuestras acciones se mueve un determinado porcentaje", afirma Ryan Murphy, responsable mundial de análisis del comportamiento del grupo de datos Morningstar. "¿Eso hace más feliz a la gente? No. Provoca ansiedad. ¿Es un enfoque inteligente que mejora la toma de decisiones? No".

Para explorar estas propuestas, configuré mi teléfono para que activara alertas de movimientos del 1% en una serie de activos. Entre ellos había acciones y commodities que sigo de todos modos, además de algunos valores que simplemente son de interés periodístico. En este último grupo estaba Trump Media, una incipiente empresa de redes sociales vinculada al recién elegido presidente de Estados Unidos.

La acción, que tiene el ticker DJT, ha duplicado con creces su precio en grandes volúmenes desde su mínimo de septiembre. En consecuencia, ha sido aclamada como una nueva "acción meme", que cotiza más por los rumores de Internet que por sus fundamentals.

 

A mitad de la semana que duró el experimento, mi familia me echó de la habitación donde estaban viendo la tele. Mi ruidoso teléfono los estaba poniendo nerviosos.

Ethereum está en racha!" le dije a Baskerville, el único compañero que me quedaba. Apoyó estoicamente la cabeza en sus patas. A los perros no les interesan las criptomonedas, ni siquiera Dogecoin.

A mí tampoco. No tenía intención de comprar o vender los activos que aparecían en las alertas, una de las muchas fallas de mi metodología. Pero el experimento demostró la afirmación de Murphy de que si vigilas intensamente los movimientos de los precios puedes terminar con los nervios alterados.

Su argumento sobre el enfoque también es válido. Los activos volátiles y no probados, como DJT, generaban notificaciones frecuentes. Estas acaparaban mi atención y disparaban el miedo a perderme algo cuando los precios subían. Los títulos estables con beneficios compuestos rara vez sonaban y, por lo tanto, pasaban desapercibidos.

Las alertas de precios pueden contribuir al ‘sesgo de disponibilidad'. Esta jerga del comportamiento describe lo que ocurre cuando favorecemos la información que está más presente en nuestra toma de decisiones.

Un ejemplo esquemático sería: "Me sobra algo de dinero. Debería invertirlo. Todo el mundo habla de DJT. Voy a comprar acciones de DJT". La alternativa más sensata sería: "Me sobra algo de dinero. Debería invertirlo. Lo invertiré en inversiones diversificadas que produzcan rendimientos decentes con un riesgo aceptable. En cuanto a DJT, ¿qué es todo eso?".

El segundo enfoque tiene más sentido, pero menos satisfacción inmediata. "Cuando algo está pasando en los mercados, la gente juega con sus inversiones para sentir que tiene más control", afirma Philip Seager, responsable de gestión de carteras de CFM, una gestora de inversiones cuantitativas con sede en París.

Los inversores privados sienten debilidad por las inversiones de moda, según un estudio muy citado de Brad Barber y Terrance Odean. En su opinión, los inversores profesionales carecen de esto.

El trading puede ser lucrativo y divertido. Pero, en general, es mejor hacerlo con el dinero de otra persona. Si sos un amateur que usa su propio capital, puede salirte caro.

Fuera de EE.UU., muchos brokers siguen cobrando comisiones mínimas por operar en Bolsa. Éstas pueden acumularse. Además, una serie de estudios sugieren que los inversores privados tienden a equivocarse en el momento de realizar las transacciones.

Los conductistas describen las compras y ventas ansiosas o exuberantes como 'overtrading'. El impacto típico en los rendimientos, en relación con una simple estrategia de comprar y mantener, se define como 'perfomance gap' [brecha de rendimiento]. Se trata de un 1,2%-1,5% anual. Si se mantiene durante 10 años, la cartera valdría un 14% menos.

Experimentos más científicos que los míos sugieren que la gente se siente obligada a overtradear incluso cuando sabe que no debe hacerlo. Investigadores de la Universidad de Amsterdam, dirigidos por el profesor Cars Hommes y patrocinados por el presidente de CFM, Jean-Philippe Bouchaud, idearon un juego de inversión que ilustraba este fenómeno.

A los estudiantes se les daba dinero en juego. Sabían que podían esperar rendimientos decentes de la compra y tenencia de una 'inversión' informatizada. Sabían que el trading reduciría esos beneficios.

Aun así, los conejillos de indias operaron con entusiasmo. Apenas llegaron a un punto de equilibrio durante el primer juego. En comparación con el 640% que se esperaba recuperar comprando y manteniendo la inversión.

Algunos movimientos de precios son importantes. Anuncian tendencias importantes, como la suba de tasas. Pero tenemos que filtrar mucho ruido para discernir cualquier señal. Por ejemplo, no hay nada directamente aplicable para los inversores a largo plazo en las oscilaciones del DJT.

Un broker me comentó una vez de un cliente tradicional que llamaba a diario para preocuparse por los movimientos de sus acciones. Si alguna había caído, el inversor temía nuevas caídas. Si alguna había subido, temía perder sus ganancias. Al final, el cliente dio instrucciones a su agente para que rechazara sus llamadas, excepto las necesarias para revisiones programadas y en casos de emergencia.

Los rendimientos mejoraron y el inversor se sintió mucho menos desgraciado.

La alternativa para el inversor online moderno es desconectar las notificaciones automáticas de las cotizaciones bursátiles, cultivar una serenidad similar a la de Yoda y atenerse a su plan de inversión a largo plazo.

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