ENVIADO ESPECIAL

Alberto Fernández despotricó contra Estados Unidos en plena Cumbre de las Américas

Demandó el fin de los embargos a Venezuela y Cuba. Se quejó por la exclusión de estos gobiernos, y que Washington devuelva el BID a manos latinoamericanas. También propuso crear nuevos impuestos.

En la primera jornada de encuentros cara a cara entre jefes de Estado y de gobierno -con notables ausencias- de la Cumbre de las Américas, el presidente Alberto Fernández pronunció un encendido discurso en el que no ahorró críticas a la política estadounidense de los últimos años de cara a la región latinoamericana y del Caribe, y reclamó el fin de los embargos y sanciones económicas a Cuba y Venezuela, al tiempo que pidió al país más influyente del continente que propicie mecanismos para resolver las deudas y fallas estructurales de sus vecinos.

Hablando en nombre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que preside este año, Fernández se dirigió al presidente anfitrión, Joe Biden, a una veintena de homólogos y una decena de cancilleres llegados a Los Ángeles para esta cumbre. El argentino acusó al "orden global" por imponer "penurias" como la informalidad laboral, el endeudamiento externo excesivo y la desigualdad social entre los países, y en particular pidió el cese de las hostilidades hacia los regímenes que lideran Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro.

"Cuba soporta un bloqueo de más de seis décadas impuesto en los años de la "Guerra Fría", y Venezuela tolera otro mientras que una pandemia asola a la humanidad", le dijo Fernández a Biden. "Se busca condicionar a gobiernos, pero en los hechos se lastima a los pueblos", advirtió.

Luego, Fernández arremetió contra la excusión de estos países y de Nicaragua de la cumbre. "Hubiésemos querido otra cumbre: el silencio de los ausentes nos interpela", expresó el Presidente, quien demandó, para el futuro, que "el hecho de ser país anfitrión de la cumbre no otorgue la capacidad de imponer un 'derecho de admisión' sobre los miembros del continente".

En tal sentido, el Presidente sorprendió invitando a Biden a participar de la cumbre de líderes de la Celac, por celebrarse en Buenos Aires en el mes de diciembre, y en la que se descuenta la presencia de Maduro y de Díaz-Canel.

Esa instancia, de suceder, marcará un mojón y mostrará la normalización de relaciones diplomáticas que la Casa Rosada pretende con Caracas, adonde pretende enviar en breve a un nuevo embajador de pura cepa kirchnerista, Oscar Laborde.

Más críticas

Enseguida, Fernández hilvanó una catarata de cuestionamientos a la política norteamericana en la región. Aludiendo a la presidencia de Donald Trump, estimó que entre 2016 y 2020 "se utilizó a la OEA como un gendarme que facilitó un golpe de estado en Bolivia", al tiempo que Washington "se ha apropiado de la conducción del Banco Interamericano de Desarrollo, que históricamente estuvo en manos latinoamericanas". Lamentó que fueran "desbaratadas las acciones de acercamiento a Cuba", y cuestionó "la intervención de Donald Trump ante el FMI, decisiva para facilitar un endeudamiento insostenible en favor de un gobierno argentino en decadencia", en un tramo dirigido a Mauricio Macri.

En este escenario, Fernández reclamó que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, sea removido del cargo cuanto antes, así como el cubanoamericano Mauricio Claver-Carone, que tomó las riendas del BID a meses de concluir el mandato de Trump, luego de ganarle una pulseada al candidato argentino, Gustavo Béliz, secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia.

Fernández también propuso lanzar una "Asociación Estratégica Común", con dos grandes objetivos: organizar continentalmente la producción de alimentos y proteínas, y desarrollar el enorme potencial energético y de minerales críticos para la transición ecológica.

Con otro mensaje a la política doméstica, Fernández exigió la implementación de "políticas impositivas progresivas, aun cuando las élites domésticas las presenten como un peligro para la calidad democrática". Según su percepción, "la renta inesperada que la guerra entregó como un regalo a grandes corporaciones alimenticias, petroleras y armamentísticas, y debe ser gravada para mejorar la distribución del ingreso".

Abordando una agenda de interés para los países del Caribe, Fernández habló del cambio climático y dijo: "Somos acreedores ambientales. Aportamos oxígeno al planeta y no somos responsables de emitir los gases que provocan el efecto invernadero. La injusticia ambiental que vivimos destruye nuestro continente. Debemos enfrentar la transición ecológica contando con auxilios financieros suficientes que movilicen la innovación con justicia social".

Finalmente, el Presidente reiteró el reclamo por la reanudación de negociaciones con el Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas, y aseguró que la Argentina "sigue confiando en el diálogo" porque, "tras la tragedia de la pandemia, observamos a las guerras como el triunfo de la insensibilidad humana".

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