Una vez más, el Presidente movió a la dama para condicionar al peronismo
Los aliados de Cambiemos comenzaron, hace diez días, una jugada política que parecía dejar arrinconado al Gobierno. Entre Elisa Carrió y varios dirigentes de la UCR iniciaron un reclamo por el impacto de los aumentos de la luz y el gas que incomodó a la Casa Rosada y dejaron en una posición débil al ejecutor de esta política, el ministro Juan José Aranguren. El Presidente en persona salió a ratificar que no iba a modificar la política tarifaria y le ofreció a los radicales una salida modesta: financiar en cuotas la suba, para que los usuarios no tengan que afrontar todo el consumo del invierno de una sola vez.
El peronismo no dejó pasar la oportunidad y reclamó desde dar marcha atrás (moción que solo podía salir de las filas del kirchnerismo, ya que no tiene responsabilidad de gestión en ningún distrito) hasta rebajar los impuestos que engordan la tarifa final. El impulso a una sesión legislativa especial terminó con escándalo, por la retirada del siempre polémico Alfredo Olmedo. El Ejecutivo salió airoso, pero por poco. Pero enseguida empezó a pergeñar una vía de escape.
La reunión del Consejo Federal de Energía iba a ser el ámbito donde el peronismo pudiese exponer sus diferencias con la política oficial, ya que uno de los distritos con mayor recargo impositivo era Buenos Aires. Pero Macri, una vez más, movió a su dama. Primero fue a Vaca Muerta para darle visibilidad a las inversiones que movilizó hasta ahora el sector privado, y luego dejo que María Eugenia Vidal anunciara reducciones de 15% (aunque solo 10% de efecto inmediato) en las boletas de luz y de 6% en las correspondientes a gas y agua. Al resto de los distritos no le quedó más margen que señalar, horas después, que analizarían seguir los pasos de la bonaerense. En definitiva, lo que ella hizo fue seguir lo que reclamó Miguel Angel Pichetto.
El Gobierno recuperó oxígeno. Pero si esta respuesta hubiera sido pensada de manera articulada con los aumentos, tal vez hubiera moderado su impacto en la inflación. O por lo menos en el bolsillo.