Zoom político

Enojos con Macri y un libro para Santiago Caputo: por qué en PRO ven "verde" un pacto sólido con Milei

Mientras Milei vaticina una convergencia natural y compacta con la fuerza amarilla, dentro del macrismo no todos se sienten cómodos con la etiqueta. El enojo con el expresidente dentro de su partido y las implosiones libertarias que siguen a la orden del día.

El número mágico, esta vez, es el 86 y en el gobierno de Javier Milei hacen las cuentas. No es fácil en tiempos tan convulsionados para los libertarios que vienen de acumular derrotas legislativas, internas a la luz del día y pequeñas -pero gravitantes como hiperminoría- fisuras en sus bancadas que lejos están apaciguar los fuegos internos. En paralelo, los socios dispuestos a arrimar esa cifra en Diputados tienen sus propios intereses y diferencias que resolver.

Para insistir con la ley de movilidad jubilatoria, la oposición necesita reunir dos tercios en Diputados y el Senado. Por contraposición el Gobierno solo requiere cruzar la barrera del tercio para bloquearlo y defender el veto presidencial a la nueva fórmula que, aseguran, pone en jaque el eje rector de su plan económico: el superávit fiscal. 

Así lo dejó en claro hoy en los considerandos del DNU que publicó en el Boletín Oficial, al señalar "que la sanción del proyecto de ley en examen constituye un acto irresponsable mediante el cual se establecen gastos exorbitantes sin su correspondiente partida presupuestaria, lo que implicaría que, para su eventual cumplimiento, el Gobierno caiga en las viejas prácticas de la emisión monetaria sin respaldo, el aumento de impuestos o el endeudamiento, recetas que, luego de más de CIEN (100) años de historia, ya han sido probadas inconducentes".

En Diputados, el número para bloquear una reversión del veto presidencial se alcanza con 86 y en el Senado con 25 bancas. Es mucho más difícil de lograr esos votos en la Cámara alta donde solo quedan seis legisladores en el bloque de LLA y el formoseño Francisco Paoltroni que se define aún como oficialista pero con derecho a veto, ironías al margen. 

Para alivio de la Rosada, la defensa del veto arranca por la Cámara de origen, en este caso, Diputados, y solo se requiere que una de las dos cámaras no bloquee el veto presidencial para que siga firme. Si los libertarios logran ordenar la tropa y suman a sus aliados incondicionales del MID (Zago) y del PRO en su totalidad, tienen ya 77 sobre 86 votos adentro. Y podrían esperar que algunas ausencias de otros bloques que atienden el teléfono presidencial jueguen al ausentismo, recalibrando la ecuación de porcentajes sobre el total de los presentes el día de la eventual votación.

El viernes pasado, el Presidente sentó a los aliados más cercanos del MID y el PRO para obtener su foto política y plantear una estrategia en común. Paradójicamente, en el propio campo libertario siguieron exponiendo sus internas por Twitter, cruzando cañonazos a la vista de todos. La novela del fin de semana tuvo como protagonista, una vez más, a la diputada Lilia Lemoine. Primero cuestionó a su compañera de bloque, Marcela Pagano, cuya salida de La Libertad Avanza cada vez son más los que la vaticinan si bien desde su entorno reafirmaron a El Cronista que sigue firme por pedido del Presidente. 

Lemoine llegó a publicar chats de un grupo de trabajo legislativo y exponer una áspera discusión con la periodista. Y luego salió al cruce de Paoltroni, que tampoco se quedó en el molde, y se montó a su tuit para retrucarle y, una vez más -como suele hacer cada vez que toma un micrófono- tamizar cualquier alegato bajo el prisma de Formosa y Gildo Insfrán, a quien sigue soñando con derrotar.

En ese contexto, surgen dudas sobre cuan compacta y duradera en el tiempo puede resultar una estrategia en común de los libertarios con sus aliados. "Vamos a trabajar en una coordinación. Me voy a involucrar más activamente en los temas de política. Vamos a coordinar leyes con el PRO. El resultado natural va a ser llegar a un interbloque", aseveró ayer Milei en una entrevista con LN+. 

No todos se sienten cómodos con esa etiqueta. Quizás porque en la misma nota, no obstante, cuestionó a Macri por fallar en sus cuatro años a la hora de reducir el déficit fiscal. "Lo veo verde", se sinceró un referente del PRO que mejor línea tiene con la agenda de la Rosada.


Qué busca el PRO de la alianza con Milei

El cónclave del viernes no dejó una sensación unívoca dentro del PRO, empezando por la limitada presencia del ala bullrichista entre los asistentes a la Rosada. Mientras desde el entorno mismo del jefe de la bancada, Cristian Ritondo, donde insisten -sin disimular fastidio- en desmentir la probabilidad de un interbloque con los libertarios, otros diputados amarillos lo ponen en términos de una alianza "enfocada en un plan de laburo con un horizonte tanto legislativo como electoral".

"Creo que se abre un camino a una participación más estrecha pero sobre todo más prolija e institucional. Hasta ahora nos han unido ideas en común pero falta una metodología y un plan de trabajo. Eso todavía no está. Veremos si a partir de ahora se empieza a construir", explicó un diputado sentado en la mesa presidencial el viernes a El Cronista.

Dentro del PRO, algo se quebró en las últimas dos semanas, cuando Mauricio Macri ordenó dar quórum y votar contra los fondos reservados para la SIDE cinco minutos antes del inicio de la sesión y luego dejó en off side al bloque de senadores que acompañó en general la nueva ley de movilidad jubilatoria, a contramano de la decisión de sus pares de Diputados de rechazarla por completo pese a las diferencias que había dentro del bloque al respecto.

Luego de ese episodio hubo una cruda reunión del bloque amarillo en Diputados en donde a duras penas se evitó una fractura mayor. Consideran que la orden de último momento de la "mesa directiva" cruzó una línea en la dinámica interna donde hasta entonces se había priorizado articular los consensos, reconociendo ciertos márgenes circunstanciales para ausentarse o votar en la dirección opuesta a algunos representantes cuando no estaban de acuerdo o no podían políticamente acompañar la decisión mayoritaria del conjunto. 

Los tuits de los días siguientes por parte de algunas espadas bullrichistas, como Damián Arabia, fueron más que elocuentes, visibilizando ese malestar. En el ala que responde a Patricia Bullrich consideran que la fusión con LLA es un desenlace natural en la convergencia que lleva al PRO con los libertarios en el marco de las dicotomías que caracterizan el sistema político de la Argentina. El mismo término que utilizó Milei.

"O el mileísmo tiene continuidad o me cuesta pensar que la alternativa sea un mileísmo light -sostienen en el entorno de la ministra de Seguridad ante la consulta de El Cronista-. En la Argentina, históricamente todo gira en torno a dicotomías: kirchnerismo-antikirchnerismo; peronismo-antiperonismo y, si se quiere mileísmo-antimileísmo. Y hoy nadie puede sintetizar al antimileísmo."

En Paraná, Macri retó a Martín Menem sin decir su nombre: "Hay que saber conducir Diputados", dijo. Sentado en la primera fila lo escuchaba Ritondo, el hombre que impulsó desde un primer momento para esa posición. Y una posible carta de negociación del PRO con LLA cuando se renueven las autoridades de la cámara a fin de año, sostienen algunos.

En el bullrichismo, no obstante, creen que el único objetivo del jefe del bloque es ganar la gobernación bonaerense, meta política que debió posponer en 2023 cuando se bajó de la competencia tras acordar con la ministra de Seguridad en la interna amarilla. Por eso dicen que apuesta al "equilibrio" entre Macri y Bullrich mientras apuesta a rearmar el frente legislativo en 2025

En paralelo, empuja a María Eugenia Vidal a competir otra vez por CABA para ganar un lugar en el Senado y que el macrismo recupere el timón del bloque en la Cámara alta. "Hoy no hay nadie, son autónomos. Luis Juez hace la suya. Sin ir más lejos, mirá la votación de jubilaciones -reflexiona un referente del espacio-. El bloque en el Senado no funciona como en Diputados. Vidal sería una gran presidenta de bloque".

La puesta en escena de la Fundación Pensar en Paraná fue un primer paso en el camino del PRO para fortalecer su federalización con miras a las elecciones de 2025 ya que dentro del partido amarillo están convencidos que la estrategia frente a los libertarios -a contramano de lo que impulsa la línea bullrichista- es una de largo plazo y la fusión que alientan desde la otra costa interna no es lo recomendable.

Cuando Santiago Caputo mencionó la idea hace unos meses, un referente de línea directa con Macri le recomendó leer el libro de Daniel Kahneman, "La falsa ilusión del éxito". Allí se narra la historia de la fusión de dos empresas competidoras que termina en el peor de los desenlaces. 

"Cada una de ellas, traía una cultura interna distinta -comentó ese interlocutor a El Cronista- y eso terminó pesando más en su caída pese a que uno hubiera imaginado que se potenciaban porque acaparaban a la totalidad de sus clientes. Las diferencias internas pesaron más". Toda una metáfora de la realidad.

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