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Vacunas Covid: presión o incentivo, un debate estéril en un país que pide más dosis y empleo

Tal como ocurre desde el advenimiento de la pandemia, las dificultades que plantean en el mundo las diferentes etapas del Covid-19 llegan a la Argentina con demora, pero sin falta. Y el planteo del titular de la Unión Industrial Argentina, Daniel Funes de Rioja, sobre la posibilidad de cesar el pago de sueldos a los trabajadores que no acepten ser vacunados es uno más de ellos, aunque ciertamente, resulte llamativo por la situación que atraviesa el país y alimente el debate sobre la vulneración de libertades y la protección de la salud en el espacio laboral.

Apenas el viernes pasado, el asesor médico de la Casa Blanca, Anthony Fauci, señaló que ante la velocidad de propagación de la enfermedad "invitaría a las empresas privadas a que consideren seriamente la idea de exigir la vacunación en la organización de la que son responsables, ya sea una universidad o un lugar de trabajo", en una declaración que respondió a iniciativas ya adoptadas por grandes compañías, tales como Google, Facebook y United Airlines.

Un requerimiento obligatorio ya instalado allí y en varios países de Europa, por ejemplo, para permitir la asistencia a espectáculos. De hecho, en las calles parisinas apenas la emoción por la llegada de Lionel Messi al PSG logró desviar un poco la polémica derivada de las medidas adoptadas por Emmanuel Macron, quien activó la necesidad de contar con un pase sanitario que certifique la vacunación para poder acceder a bares, cines, hospitales, trenes o aviones, entre otros.

Vacunación Covid obligatoria: cómo es la tendencia que crece en el mundo 

Pero la situación sanitaria y económica es muy diferente en esos países respecto de la que atraviesa hoy la Argentina, más allá de que el Gobierno ya habilitó la convocatoria al trabajo presencial a los empleados que hayan recibido la primera dosis de la vacuna, aunque aún no se cubrió a toda la población.

En EE.UU. y gran parte de Europa no escasean las vacunas y entre incentivos e imposiciones se debate cómo lograr que aquél más remiso a recibirla, lo haga cuanto antes, para contener los efectos de la propagación de la variante Delta. Pero aquí, donde la vacunación tampoco es obligatoria, los argentinos reclaman con ansiedad la llegada de más dosis, en tiempos de descenso de contagios y con la tercera ola de Covid-19 aún solo como una amenaza.

Vuelta al trabajo y vacunas, un vacío legal que preocupa a empresas y empleados

Además, mientras que en las tierras de Joe Biden los empleadores contrataron el mes pasado a 6,7 millones de personas y quedan más de 10 millones de puestos por cubrir, la oferta laboral escasea en la Argentina y el número de trabajadores registrados es casi el mismo observado en octubre de 2015. Y es que la mejora en el sector privado afronta un escenario complejo, que conjuga decretos antidespidos y de doble indemnización, con una pauta salarial que crece al ritmo de una inflación del 50% anual y los gastos que genera el Covid-19.

El problema, así, no debería ser recibir una vacuna que proteja al empleado y a sus compañeros sino generar las condiciones para que en el país existan más puestos de trabajo.

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