La carrera de IA entre Estados Unidos y China podría convertirse en más que una cuestión de competencia
El uso militar de la tecnología de IA no se le escapa a Estados Unidos y China que será fundamental para determinar qué país dominará la política y la economía mundial. La IA podría convertirse en un arma decisiva en esta competencia. Quizás sea ahora difícil visualizarlo, pero la historia demuestra que el desarrollo de armas ha sido un importante factor de todo cambio comercial y político. En la historia de las civilizaciones a medida que se descubrieron nuevos recursos las armas tradicionales fueron reemplazadas por distintos materiales y tecnologías y las naciones que las poseyeron adquirieron una ventaja competitiva.
La industrialización en el siglo XIX permitió que Alemania y el Reino Unido superaran a Rusia en fuerza económica. En 1900, Europa, que entonces albergaba a una cuarta parte de la población mundial, controlaba el 62 % de la fabricación mundial. Las potencias europeas tradujeron su poder económico en poder militar y viceversa, lanzando una ola de expansión colonial. Para 1914, los europeos ocupaban o controlaban más del 80 por ciento de la superficie terrestre del planeta.
La Revolución Industrial alteró las métricas clave del poder, transformando la producción de carbón, acero y petróleo en componentes críticos del éxito militar. En la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos volcó su poderosa capacidad de fabricación a la guerra, remodelando las fábricas para construir tanques y aviones y convirtiendo a su ejército en el más poderoso del mundo. En el apogeo de la guerra, las fábricas aliadas producían más de 3,5 veces más aviones y tanques que las potencias del Eje. El dominio de Estados Unidos después de la guerra no tiene paralelo en la historia.
El poder militar y la tecnología siempre han estado detrás de todos los cambios en la historia de las naciones. Washington ha mantenido su posición de liderazgo en este siglo en gran parte debido a estos dos factores.
Hoy, el mundo cuenta con una innovación que podría resultar tan transformadora como la industrialización del siglo XIX: la inteligencia artificial. Así como la Revolución Industrial creó máquinas que eran más fuertes y eficientes que los humanos, la revolución de la IA está por crear máquinas que son "cognitivamente" más inteligentes que los humanos. GPT-4, el sucesor de ChatGPT, recientemente logró un desempeño excelente a nivel humano en el SAT, el GRE y el examen de la barra (Bar exam).
En este momento, está claro que Estados Unidos lidera en IA, con ventajas en hardware de computación y talento humano que otros países no pueden igualar.
Pero China se está poniendo al día rápidamente. Beijing tiene una mejor estrategia gubernamental para promover la IA que Washington. China está por delante de los Estados Unidos en la adopción de la IA y tiene un número creciente de expertos en IA de alta calidad. Beijing también podría beneficiarse de las restricciones de inmigración en EE. UU., lo que podría ayudar a China a conservar su talento y evitar la diáspora actual.
Mientras tanto, el esfuerzo de Washington por aislar a China de la tecnología estadounidense podría acelerar el día en que Beijing ya no necesite el hardware informático estadounidense. Un error estratégico importante.
Si Estados Unidos quiere ganar la competencia de IA, debe acercarse y no confrontar a Beijing. Necesita una estrategia que mantenga a China dependiente de chips fabricados en el extranjero, y necesita seguir atrayendo a los mejores talentos de inteligencia artificial del mundo. Debe asegurarse de que sus instituciones, especialmente las militares, adopten plenamente las nuevas innovaciones en sus futuras compras. Además, debe aprovechar sus ventajas existentes, establecer alianzas, trabajar arduamente para movilizar recursos académicos, corporativos y gubernamentales para mejorar su dominio de la tecnología que regirá en el futuro.
En la carrera por el dominio de la IA, Washington lleva la delantera hasta el momento. Las empresas estadounidenses dominan la producción de los equipos necesarios para fabricar semiconductores avanzados, lo que otorga a los Estados Unidos una influencia sin precedentes sobre la cadena de suministro de IA. Esta ventaja se ve incrementada por las tendencias en IA, donde la cantidad de hardware informático utilizado para entrenar modelos de aprendizaje automático de última generación se duplica cada seis meses. Los modelos de IA más sofisticados usan miles de chips altamente especializados, y hasta ahora estos chips solo se pueden fabricar con tecnología estadounidense.
Para capitalizar esta ventaja, en octubre de 2022, la administración Biden prohibió a las empresas vender a China equipos de fabricación de semiconductores avanzados y chips de inteligencia artificial fabricados con tecnología estadounidense. Para Beijing, estas restricciones podrían resultar devastadoras. China depende en gran medida de los chips extranjeros, importando más de $400 mil millones por año. Las prohibiciones tienen el doble efecto de negar a China tanto la capacidad de comprar hardware de inteligencia artificial de alta gama como las herramientas que necesita para construir el suyo propio. A principios de 2023, Japón y los Países Bajos, los otros dos principales fabricantes de equipos de producción de semiconductores, se unieron a los controles de EE. UU., aunque los detalles públicos del acuerdo no son claros. Pero siempre y cuando los dos estados se unan a Washington, las prohibiciones tendrán más éxito. En conjunto, estas tres naciones controlan la producción mundial de chips, lo que le da a Estados Unidos una gran ventaja sobre China.
Estados Unidos también tiene ventaja sobre China en la competencia por el talento. De las 15 principales instituciones que publican investigaciones sobre IA, 13 son universidades o laboratorios privados estadounidenses. Solo una, la Universidad de Tsinghua, es China. Las universidades y empresas de EE.UU. contratan a los mejores investigadores de todo el mundo, tanto que dos tercios de los principales científicos de IA de Estados Unidos realizaron sus estudios universitarios en el extranjero antes de venir a EE.UU.
Por otro lado, China es el país con investigación de IA de más rápido crecimiento en el mundo. China publica más artículos de investigación de IA que Estados Unidos, y la cantidad de autores chinos que contribuyen a las principales revistas de IA se multiplicó por 12 de 2009 a 2019.
Pero Estados Unidos aún lidera en calidad, con artículos que se citan un 70 por ciento más que los chinos. Y China está sufriendo una emigración de talento. Un estudio de 2020 realizado por MacroPolo, un grupo de expertos de EE. UU., rastreó el flujo de talento internacional de IA en función de una muestra de documentos aceptados en una de las principales conferencias de inteligencia artificial del mundo. Descubrieron que, aunque más investigadores destacados de IA realizaron sus estudios universitarios en China, la gran mayoría de estos expertos se fueron para realizar sus estudios de posgrado en el extranjero. Más de la mitad de ellos vinieron a los Estados Unidos y más del 90 por ciento de los que vinieron a los Estados Unidos finalmente se quedaron después de graduarse. China puede ser la mayor fuente de talento de IA, pero Estados Unidos es el mayor beneficiario del talento de los investigadores chinos.
Cuando se trata de algunos sectores de recopilación de datos, por ejemplo, China puede estar a la cabeza. Si bien las empresas estadounidenses tienen un acceso más amplio a datos, el Partido Comunista Chino ha construido un aparato de vigilancia nacional masivo que le brindará acceso a conjuntos de datos más extensos, lo que le posibilitara un desarrollo de IA más rápido para algunas aplicaciones.
China alberga la mitad de los aproximadamente mil millones de cámaras de vigilancia del mundo, que se distribuyen en aeropuertos, hoteles, bancos, estaciones de tren, metro, fábricas, complejos de apartamentos e incluso baños públicos. Este sistema le dará a las empresas chinas una ventaja sobre sus competidores estadounidenses por ejemplo en el reconocimiento facial, un campo en donde las preocupaciones sobre la privacidad han frenado los esfuerzos de los EE. UU. para implementar cámaras públicas a gran escala. Dos de las compañías tecnológicas más grandes de los Estados Unidos, Amazon y Microsoft, tienen una moratoria sobre la venta de reconocimiento facial a las fuerzas del orden. IBM canceló por completo su trabajo sobre el reconocimiento facial. Varias ciudades y estados incluso han prohibido a las fuerzas del orden el uso de software de reconocimiento facial.
China está trabajando para cerrar la brecha con los Estados Unidos y está mejorando su base de talento aumentando su número de científicos e ingenieros. También cuenta con más de 200 programas de reclutamiento de talentos enfocados en lograr que los aproximadamente 400 000 científicos chinos en el extranjero traigan su conocimiento científico a China. Durante mucho tiempo, el gobierno de EE. UU. ha estado preocupado por los esfuerzos chinos para adquirir tecnología adoptada en Estados Unidos, por lo que ha respondido a las iniciativas de Beijing con medidas enérgicas contra el espionaje. Pero el aumento de las limitaciones a investigadores chinos podría hacer que algunos de ellos no se sientan bienvenidos en Estados Unidos. Ello podría cortar el flujo de talento chino. Tal efecto sería un regalo para Beijing.
Washington también corre el riesgo de perder inmigrantes altamente calificados de todo el mundo no solo chinos, gracias a sus políticas de inmigración. El límite numérico en las visas de trabajo H-1B, las visas que normalmente se otorgan a los inmigrantes con educación universitaria, restringe arbitrariamente a las empresas estadounidenses a la hora de contratar talento extranjero. Los límites por país en las tarjetas verdes (green cards de residencia) ocasiona que por ejemplo los científicos hindúes especialmente, deban esperar períodos absurdamente largos antes de poder convertirse en residentes permanentes de los EE. UU., cuando los científicos indios representan una cuarta parte de la fuerza laboral de Silicon Valley.
La administración Biden ha tomado algunas medidas para facilitar que los estudiantes de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas vengan a los Estados Unidos. La Casa Blanca, por ejemplo, aumentó la cantidad de programas de intercambio extranjero, amplió la cantidad de campos que califican para la visa de capacitación práctica opcional STEM para graduados universitarios recientes y facilitó que los doctores en STEM soliciten el O-1A Visa de "capacidad extraordinaria". Estos son pasos valiosos, pero tendrán un impacto menor en relación con el problema. Estados Unidos necesita una reforma integral de sus políticas de inmigración para trabajadores altamente calificados para facilitar que las universidades y empresas estadounidenses contraten a científicos e ingenieros internacionales. La ventaja de Estados Unidos es su capacidad de recurrir a los mejores y más brillantes de todo el mundo, y no puede darse el lujo de perderla.
Las restricciones a la exportación de la administración Biden pueden estar perjudicando a Beijing en este momento, pero las prohibiciones corren el riesgo de acelerar el impulso de Beijing hacia la independencia de los chips. Las restricciones de EE. UU., por ejemplo, podrían convertir el poder de compra de chips de $ 400 mil millones de China hacia adentro, alimentando su industria nacional de semiconductores. Esta compra se sumaría a los ya extensos esfuerzos del gobierno chino para aumentar la producción nacional de chips. Y una vez que Beijing ya no necesite chips extranjeros, Estados Unidos habrá perdido su influencia sobre su adversario.
Las restricciones de Washington también podrían inducir a las empresas chinas a eliminar la tecnología estadounidense de sus cadenas de suministro de chips. Aunque las restricciones de chips de EE. UU. cubren solo aproximadamente el uno por ciento del mercado de chips de China en la actualidad, el tamaño del mercado sujeto a restricciones crecerá a medida que avance la tecnología, siempre que las restricciones se mantengan como ya han prometido los funcionarios de EE. UU. Incluso las empresas estadounidenses perjudicadas por esas limitaciones a exportar a China han buscado formas de eludir dicha prohibiciones de Washington. Por ejemplo, después de que el gobierno de EE. UU. prohibiera a Huawei recibir chips fabricados en EE. UU. en el 2019, Intel y Micron continuaron enviando chips a Huawei eliminando solo ciertos componentes fabricados en EE. UU.
En lugar de implementar prohibiciones, los legisladores de EE. UU. deberían trabajar en estrecha colaboración con los aliados para mantener su ventaja tecnológica y de fabricación y en consecuencia la dependencia de China de los chips extranjeros. Para ello debería permitir las ventas a centros de datos comerciales y garantizar que las empresas estadounidenses lideren la tecnología de semiconductores en el futuro.
Los tamaños de transistores más pequeños han impulsado los avances de los chips durante décadas, pero, es probable que las futuras innovaciones provengan de nuevas áreas, como las técnicas de empaquetamiento avanzadas que incluyen más funciones en los chips. La reciente Ley de Ciencia y CHIPS de $52 mil millones de los Estados Unidos es una oportunidad no solo para traer de vuelta a casa la fabricación de chips de vanguardia, sino también para invertir en nuevos tipos de innovaciones de semiconductores.
Para ser la potencia de inteligencia artificial líder en el mundo, China y los Estados Unidos ciertamente necesitarán recursos, investigadores y fabricación de primer nivel. Pero para transformar la experiencia y las innovaciones en poder político, ambos países deben encontrar formas de integrar los inventos de IA en sus fuerzas armadas.
Ambos países son conscientes de este desafío y están trabajando arduamente para enfrentarlo. El Departamento de Defensa de EE. UU., por ejemplo, se ha embarcado en una ola de creación de organizaciones, creando docenas de nuevas oficinas diseñadas para llevar la tecnología del sector privado a las fuerzas armadas.
El ejército chino ha seguido el ejemplo de Washington. En 2018, la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Comisión Militar Central del país creó un autodenominado "pequeño grupo de respuesta rápida" para adoptar invenciones de inteligencia artificial del mercado. China ha utilizado concursos inspirados en la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de EE. UU. para atraer a innovadores del sector privado para poder abordar problemas difíciles.
A los líderes de EE. UU. les preocupa que su país finalmente se quede atrás de China, en gran parte porque algunos profesionales estadounidenses son reacios a colaborar con el ejército de EE. UU. Cuando las protestas de los empleados de Google llevaron a la empresa a dejar de trabajar en el Proyecto Maven en 2018, los líderes militares de EE. UU. entraron en pánico porque se quedarían fuera de la futura tecnología comercial que cambiaría las reglas del juego. Pero estos temores no se han materializado. De hecho, las empresas tecnológicas se han mostrado ansiosas por trabajar con el Departamento de Defensa en inteligencia artificial. Cuando el Pentágono solicitó ofertas por un contrato de computación en la nube habilitado para IA de $10 mil millones, Amazon, IBM, Microsoft y Oracle compitieron para ganarlo. Ha habido una explosión en las nuevas empresas de IA orientadas a la defensa, desde grandes empresas como Anduril hasta pequeñas como Heron Systems, la última de las cuales venció a Lockheed Martin en una competencia de IA en el 2020. Incluso Google ha vuelto a participar de las contrataciones de defensa.
El gobierno de EE. UU. parece tener el problema típico del libre mercado: sus jugadores comerciales están decididos a beneficiarse de las necesidades de los militares lo que está dificultando que la burocracia militar adopte adecuadamente la nueva tecnología. Las empresas privadas tecnológicas iniciaron demandas, presentaron propuestas y pidieron investigaciones sobre el proceso de selección para el contrato de computación en la nube del Departamento de Defensa en un intento por quedarse con el contrato. Sus esfuerzos paralizaron el programa durante tres años y medio, antes de que el DOD finalmente se rindiera y cerrara el contrato. Para proceder, tuvo que diseñar una solución de múltiples proveedores, con Amazon, Google, Microsoft y Oracle, todos en un solo contrato, para evitar quedar atrapado en más demoras sin sentido.
El Departamento de Defensa (DOD) enfrenta otros obstáculos estructurales más grandes. El DOD ha logrado adoptar tecnología de inteligencia artificial pero principalmente para soluciones únicas en proyectos diversos y sin seguir una estrategia geopolítica predeterminada. Todavía no ha logrado integrar la inteligencia artificial en sus funciones estratégicas, y la historia muestra que lo que más importa en períodos de disrupción tecnológica es encontrar las mejores formas de utilizar los nuevos inventos al servicio de una estrategia geopolítica.
China no está limitada por estas decisiones. China tiene la intención de utilizar la inteligencia artificial para construir un ejército de clase mundial. Xi Jinping, en el 20º Congreso Nacional del Partido Comunista Chino (PCCh) el 16 de octubre de 2022, declaró que China elevará más rápidamente al Ejército Popular de Liberación (EPL) a un ejército de clase mundial.
Por lo tanto, para integrar correctamente la IA en las fuerzas armadas de los EE. UU., el Departamento de Defensa debe construir un proceso de experimentación, creación de prototipos, pruebas y desarrollo de metas coordinados, algo por lo que no ha logrado hasta ahora. El DOD estableció el Centro Conjunto de IA en 2018 para acelerar el uso de la tecnología de IA, pero el organismo tuvo dificultades para escalar las aplicaciones en el resto del departamento.
En respuesta, en el 2022, los funcionarios del Pentágono crearon una nueva oficina principal de inteligencia artificial y digital, consolidando la IA y las funciones relacionadas con los datos en todo el DOD, incluidas las funciones del Centro Conjunto de IA. Y, en última instancia, para integrar y capitalizar verdaderamente la IA, los líderes de defensa de EE. UU. deberán cambiar la forma en que miden la capacidad militar. Cuando los líderes militares comparezcan ante el Congreso para abogar por sus presupuestos, no deben presentar su caso en términos de métricas de la era industrial (cuántos barcos, aviones o misiles necesitan), sino que lo que más importa hoy en día son las capacidades digitales, si los barcos, misiles y aviones tienen sensores. para detectar fuerzas enemigas, algoritmos que pueden procesar información y permitir una mejor toma de decisiones, y municiones inteligentes para atacar objetivos con precisión. Todas estas capacidades se pueden mejorar con inteligencia artificial, y los líderes estadounidenses deben comenzar a tenerlas en cuenta. Hay que fijar las grandes metas.
No será fácil para las fuerzas armadas de EE.UU. hacer esto. La competencia entre las empresas privadas transforma al proceso en altamente litigioso sin perjuicio de asegurar su transparencia. La eliminación de las limitaciones a la inmigración altamente calificada, en particular, se han topado con la resistencia repetida de los conservadores en el Capitolio. El gobierno autocrático y las regulaciones de adquisiciones de China (procurement regulations) no enfrentan estos obstáculos.
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