A meses de celebrar sus primeros 10 años, la cantina marplatense Lo de Tata es el fiel reflejo de su chef y propietario Lisandro Ciarlotti. Respeto por el producto local, amor por la cocina y una simpleza que hace parecer fácil -casi natural- la mixtura entre el bodegón tradicional y la gastronomía moderna. 

En Lo de Tata conviven los platos clásicos como la milanesa napolitana y la tortilla de papas (siempre babé) con el sashimi de lenguado y el pez limón a la plancha, uno de sus grandes éxitos. Será por eso que en la esquina de La Rioja y Avellaneda, asesorados por mozos de vieja escuela y frente a un plato sabroso y abundante, todos los comensales se sienten a gusto. O mejor aún, como en casa.  

Lo de Tata nació como el homenaje de tres primos (Lisandro, Manuel y Santiago) a su abuelo 'Tata' Ciarlotti, un amante de la buena mesa, de la cocina marplatense y de las tradiciones gastronómicas como "el vermú de las 12 y el whisky de las 19". 

Guiados por ese espíritu anfitrión, los Ciarlotti se embarcaron en 2011 en la tarea de inaugurar una cantina de mar que tuviera a los pescados y mariscos como protagonistas. Si bien los primeros inviernos en una ciudad balnearia siempre son difíciles, el boca en boca no tardó en volverse un secreto a voces. 

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Una década después, Lo de Tata es una parada indispensable para turistas y locales en cualquier circuito gourmet por la ciudad porque ya se volvió parte de la identidad gastronómica de Mar del Plata. 

Al mirar atrás, Lisandro Ciarlotti, cocinero, cuenta: "Lo más importante es el gran trabajo que hizo todo el equipo, los clientes que nos eligieron desde el principio, los proveedores que ya son amigos y la familia que apoyó siempre, especialmente en esos primeros 4 años en los que no salí una sola noche de la cocina. Todo ese aporte de tanta gente querida hoy da sus mejores frutos. Y por eso vamos a publicar un libro para homenajear a esta ciudad, que hizo que este sueño sea posible". 

Además de estar al frente de Lo de Tata, Lisandro es socio -junto con el chef Hernán Domínguez, quien comanda esa cocina- de otro imperdible en La Feliz. Se trata de Caldo, un restaurante de cocina italiana donde las pastas, los arroces y -por supuesto- el pescado son protagonistas junto a una selección de vinos a la altura de las circunstancias. 

Emprendedor full life, con un grupo de amigos con quienes comparte la pasión por Peñarol -donde jugó al basquet desde niño- inauguró este verano Domo Café, un espacio de encuentro para socios y vecinos que funciona como buffet del club y cafetería de barrio con un menú variado, rico y accesible.

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La Costa Atlántica es extensa. Y no todo empieza ni termina en Mar del Plata. Este año, la cocina de Lisandro desembarcó en Pinamar: está detrás de los fuegos del parador Casa Mar, que funcionará todos los fines de semana de 2021 (siempre y cuando la situación sanitaria lo permita).

"Desde un principio, la intención estuvo puesta en hacer una cocina de playa más elevada y una experiencia similar a lo que sucede en Uruguay; con el pescado, la carne y las verduras de la zona como principales protagonistas", describe.