Pases pasivos, la bomba de deuda que busca desactivar el Banco Central
De los $ 1,647 billones que quedan del stock total de pases pasivos, $ 1,437 billones (87%) corresponden a pases a siete días. Los $ 210.000 millones restantes están colocados en pases a un día.
El Banco Central (BCRA) inició el 2022 con la firme intención de desarmar el abultado stock de pases pasivos. Luego de que las tenencias de estos instrumentos por parte de los bancos escalaran de forma vertiginosa en los últimos meses del año pasado, la autoridad monetaria anunció, el primer jueves de enero, la desaparición progresiva de los pases a siete días.
En esos instrumentos se había concentrado buena parte de las colocaciones de los bancos. El motivo, explicaban desde las entidades, no era más que el de evitar un descalce entre los depósitos que reciben y sus colocaciones. Es que durante los últimos meses de 2021, la incertidumbre electoral había generado entre los ahorristas una aversión generalizada a invertir más allá del cortísimo plazo.
La consecuencia de ello fue que los bancos comenzaron a pasarse de Leliq a pases pasivos, cuyo stock trepó hasta niveles de $ 2,895 billones al cierre del año pasado.
Sin embargo, desde que comenzó el 2022 el BCRA fue tomando distintas medidas para impulsar su desarme: elevó en 2 puntos la tasa que paga por las Leliq a 28 días, creó una nueva Leliq a seis meses con una TNA del 44%, y en el inicio de esta semana recortó la tasa de pases pasivos a 7 días de 36,5% a 34%.
De esta manera, el stock de pases cayó unos $ 981.000 millones respecto de los niveles que exhibía el 10 de enero, y más de $ 1,248 billones desde el récord que había alcanzado el 30 de diciembre. La contracara se vio en el stock de Leliq, que trepó más de $ 1 billón en una semana y superó el umbral de los $ 3 billones.
Pese a ello, el Central aún tiene un largo camino para recorrer en lo que respecta al desarme de los pases pasivos a siete días. Al 17 de enero, último dato disponible en la web del BCRA, el stock total de pases ascendía a $ 1,647 billones.
De ese monto, según datos del BCRA, $ 1,437 billones corresponden a pases a siete días, mientras que solo $ 210.000 millones están colocados en pases a un día.
Posibles destinos y riesgos
Según explican fuentes del equipo económico, el objetivo detrás de esta estrategia es alargar duration hacia colocaciones a 28 y 180 días, lo cual le resta volatilidad al sistema. Sin embargo, hacerlo significa un incremento del costo cuasifiscal, dada la diferencia de tasa entre los instrumentos.
Este último punto cobra relevancia si se recuerda que en 2021 los intereses por los pasivos remunerados del Central superaron los $ 1,3 billones. En los primeros 13 días de 2022, en tanto, los intereses acumulados por las Leliq y pases ya superaron los $ 59.100 millones. No obstante, las TEA respectivas de las Leliq a 28 días y a 183 son de 48,3% y 48,9%, por lo que se ubican por debajo de la inflación esperada por el mercado.
Pese a que los bancos prefieren las Leliq corta por sobre las nuevas Letras de Liquidez-dado el poco premio que ofrecen-, el BCRA cuenta con un as bajo la manga para apuntalar la demanda por estos instrumentos: que a diferencia de las Leliq a 28 días, las nuevas no tienen el límite proporcional al stock de depósitos a plazo del sector privado que logre captar cada entidad financiera.
Esto hace que, una vez que cada banco haya llegado a su tope de tenencia de Leliq a 28 días, se vea forzado a pasarse a las letras de liquidez más largas o bien invertir en instrumentos del Tesoro.
Dentro del Gobierno incluso hay quienes destacan que este rediseño de los instrumentos de política monetaria redundará en que los bancos busquen captar más depósitos a plazo. "Los que no tengan como parte de su esquema de negocios la captación de depósitos a plazo deberán invertir su liquidez en colocaciones a baja tasa de interés", señalaron a El Cronista hace unos días.
Compartí tus comentarios