Inflación, salarios y actividad: cómo llegarán las variables clave a las elecciones
Con el atraso de las fechas de las legislativas 2021, el Gobierno ganó tiempo para conseguir vacunas y aumentar la aplicación de dosis. No obstante, el estado de las principales facetas de la economía también cambiará.
La postergación del calendario electoral por el cual las votaciones primarias (PASO) se realizarán el 12 de septiembre y las generales, el 14 de noviembre, reconfigurará el panorama económico para el momento en el que los argentinos depositen su voto en las urnas.
En otro año signado por la pandemia, el devenir de la economía estará atado a la campaña de vacunación y al nivel de las restricciones adoptadas para evitar la propagación del virus, que el año pasado agravó la recesión hasta un desplome de casi 10%.
De esta manera, los cierres dispuestos por el coronavirus condicionarán significativamente la actividad, la asistencia a los sectores afectados y a los hogares, el poder adquisitivo de la población y la tasa de pobreza, variables cruciales para la configuración del escenario económico para las fechas de los comicios. Y esta postergación puede favorecer al oficialismo en algunos de estos datos, aunque también otros factores pueden complicar algunos frentes.
Otra vez carnes y pan empujan la suba de precios de alimentos
Matías Surt, de Invecq, la postergación no necesariamente es positiva para la economía electoral, a pesar de que un mayor ritmo de vacunación robustecerá la recuperación de este año. "Es cierto que el gobierno gana algunos meses para llegar con la actividad un poquito mejor porque la aplicacion de nuevas restricciones ahora está volviendo a golpear a la actividad, pero cuanto más se estire se le puede complicar el frente cambiario-financiero", explicó.
Inflación
La suba del índice de precios aparece como la principal preocupación económica del gobierno, de los analistas y de la población en general, al menos en materia económica. Con un acumulado de 17,6% hasta abril y estimaciones que la colocan por encima del 25% al cierre de la primera mitad del año, la inflación erosiona los ingresos y los patrimonios especialmente en los sectores de menores recursos y será uno de los principales factores adversos para el oficialismo en la campaña.
Es que además de ser muy elevada, está muy por encima de la trayectoria proyectada por el equipo económico en el Presupuesto 2021, que apunta (y todavía sostiene) para todo el año un guarismo de 29%. Para julio, la inflación ya podría desbaratar esa meta y para septiembre ya podría alcanzar el 36% del año pasado, mientras que para el año los analistas prevén que se ubicará entre 45% y 50%.
Por el rezago de la publicación del informe por parte del Indec, que difunde la variación del IPC a mediados del mes siguiente, para la fecha de las PASO habrá datos disponibles hasta julio y para las generales, hasta septiembre, con lo que esas dos cifras 'umbrales' pueden darle una mayor relevancia al problema.
El margen adicional de cuatro puntos sobre el 29% que ahora reconoce el Gobierno naturalmente también sería superado antes de las elecciones generales.
Según la Encuesta de Expectativas Macroeconómicas de El Cronista (EMEC) realizada hace dos semanas, el IPC marcará un 3,6% en mayo, un 3% en junio, un 2,8% en julio y 2,6% en agosto, por la mediana de respuestas de 12 consultoras. Un 2,8% en septiembre ya bastaría para llegar a la elección general habiendo perforado el dato de 2020.
Salarios
La recuperación del salario en términos reales, tras un 2020 que cerró con pérdida en especial desde el inicio de la pandemia, será el otro complicado desafío que el Gobierno tiene por delante. Desde febrero de 2020 hasta marzo de 2021 los salarios se deterioraron más de 7%, mientras que en el sector privado formal el desplome llega a 8,6%, según el índice de salarios del Indec.
Para llegar a las elecciones generales habiendo recuperado lo perdido desde marzo de 2020, los salarios deberían subir un promedio mensual de 4,1% entre abril y octubre. Para los privados registrados debe ser de 4,4%.
Los analistas consideran que con la firma de acuerdos paritarios en estos meses los salarios puedan acompañar la tasa de inflación e incluso superarla levemente si desacelera, pero de todas maneras estiman que en 2021 cerrará con otra caída real. Para las PASO, el Indec habrá publicado datos oficiales de junio y para las generales, datos de agosto.
Como aliciente, el oficialismo impulsó una exención del impuesto a las Ganancias para los asalariados y jubilados que ganen hasta $ 150.000 mensuales por un año. Aunque no modificará el pago que debe efectuarse el mes que viene dado que se abona sobre los ingresos netos del año pasado, la ley dispone una devolución en cinco cuotas de los montos retenidos por las empresas en los primeros cinco meses del año, lo que dará ingresos adicionales a los empleados que estaban alcanzados por el impuesto y dejaron de estarlo.
De esta manera, la última cuota del reintegro será con el recibo de sueldo de octubre, a comienzos de noviembre, justo antes de las elecciones generales.
Actividad y consumo
Naturalmente, la evolución de los salarios y la inflación configurarán el comportamiento que pueda tener el consumo en el mercado interno, que el año pasado también cerró en baja y que el oficialismo percibe como determinante para la actividad económica y para la configuración del ánimo del electorado.
Con la inversión en mínimos históricos y exportaciones en alza por precios y no por cantidades, los analistas consideran que el consumo interno será clave y su recuperación depende de una suba del salario real, que para borrar la pérdida desde el inicio de la pandemia, entre abril y octubre (siete meses) debe acumular una suba de 28%.
Además, el ritmo de la vacunación será clave para que el Gobierno disponga restricciones lo menos estrictas posible y que no afecten la actividad como lo hizo el año pasado, lo que repercutió también en las cifras de empleo y pobreza.
"Los números de actividad pueden mejorar con la vacunación, pero las condiciones de crecimiento de la macro son inciertos. Subir el salario real en un año electoral es la meta de cualquier político, pero la factibilidad de ese objetivo con una inflación en estos niveles y con el riesgo de que subir salarios puede espiralizar las expectativas de inflación puede dejar un salario real en baja y un consumo que no crece", explicó Juan Ignacio Paolicchi, de Empiria.
La previsión de los analistas es que la economía crezca 6% este año, que si bien parece una cifra considerable equivale a la diferencia del nivel de diciembre con el promedio de 2020, por lo que señalan que se trata de un "arrastre estadístico". Es decir, la economía en 2021 alcanzaría ese crecimiento manteniéndose estancada en los niveles en los que comenzó el año.
Para las PASO, habrá datos oficiales de actividad económica (EMAE) de junio y de PBI del primer trimestre, mientras que para las generales el Indec habrá publicado el EMAE de agosto y el informe del PBI del segundo trimestre.
Las consultoras que participaron de la EMEC prevén un aumento interanual de 11,5% del PBI en el segundo trimestre, bastante menor a la caída de más de 19% en el mismo período de 2020, mientras que para el tercero prevén una suba de 6,3%, también de una magnitud menor que la baja que se observó en 2020, de 10,2%.
Desempleo
El mercado de trabajo será otro de los focos de atención del Gobierno en su camino electoral, luego de que el año pasado en el peor momento de la pandemia y de la cuarentena se registrara una caída de casi 4 millones de empleos.
Si bien este desplome no se replicó en un aumento de la misma magnitud en el desempleo dado que muchos desocupados no buscaron trabajo, arrojó una tasa de 13% que en los últimos meses se fue reduciendo.
No obstante, para este año los analistas esperan que la desocupación abierta del Indec se acomode en torno al 11%, con una reducción bastante lenta: 11,5% para el primer trimestre, 11,6% para el segundo, 11,1% para el tercero y 11% para el cuarto, ya después de los comicios, según la mediana de respuestas en la EMEC.
Para cuando se desarrollen las PASO, habrá datos disponibles del primer trimestre, mientras que para las votaciones generales el Indec habrá publicado los del segundo.
Dólar
La variable que fue el termómetro del ánimo económico en la segunda mitad del mandato de Mauricio Macri también tendrá relevancia este año. No tanto por la evolución que tuvo en los últimos meses, que no tuvo grandes saltos pese al alto nivel de la brecha cambiaria debido al cepo y a los impuestos extra, sino por el objetivo del Gobierno de mantenerlo prácticamente amesetado hasta las legislativas.
Si bien en los últimos meses tampoco hubo cambios respecto a las previsiones del tipo de cambio oficial para fin de año o para 2022 ($ 115 y $ 160, respectivamente según la EMEC de mayo), el equipo económico recurrió a un menor ritmo de depreciación para intentar moderar la inflación, lo que derivará en un atraso cambiario.
Así, la postergación electoral podría jugarle en contra al Gobierno, estimó Paolicchi, porque debería mantener el ritmo de depreciación sin sobresaltos hasta mediados de noviembre.
"Este punto es más complicado, porque el gobierno no va a devaluar al menos hasta después de las elecciones. Atrasar las elecciones puede generar un mayor atraso del tipo de cambio, es posible que impacte en la brecha cambiaria y haga que el Banco Central pierda reservas para calmarla", explicó.
Surt coincidió en que la postergación puede complicar este frente y agregó que a partir de agosto se termina la temporada fuerte de liquidación del agro de la cosecha gruesa, por lo que para las elecciones estarán ingresando menos divisas que en las fechas originales.
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