PRESIÓN EXTERNA E INTERNA

Alberto Fernández enfrenta el año más duro: los factores que ponen en riesgo su gobierno en 2023

El Presidente encara el último tramo de su mandato con varios frentes abiertos y problemas sin resolver. La jugada electoral por la reelección y los conflictos dentro de la coalición oficialista

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Ya sea por el escenario mundial que se avecina o por los coletazos propios de la política doméstica, hay una coincidencia plena para la Argentina que se viene: 2023 podría ser el año más duro para el Presidente Alberto Fernández en términos políticos, económicos y sociales.

Si los años 2020 y 2021 estuvieron marcados por la pandemia de COVID en la gestión presidencial y el 2022 sufrió los coletazos de la guerra en Ucrania, en este año que despunta ya hay una agenda económica, social y de corte electoral que ya empieza a marcar a fuego desde el último año de mandato al Presidente. 

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El mismo jefe de Estado comentó el viernes pasado a un grupo de colaboradores en la Casa Rosada que 2023 será un año mucho más complicado por el incremento de la recesión mundial, la parálisis del crecimiento económico y los efectos de la guerra en Ucrania.

Pero en la oposición y entre los actores sociales críticos del Gobierno evalúan otros ingredientes al año complicado que le tocará vivir al Presidente: los enfrentamientos internos en el frente oficialista, las presiones de Cristina Kirchner, la puja con la justicia en aumento, los niveles de inflación galopantes y un clima de malestar social que se potenciará con el año electoral.

La idea del Presidente "pato rengo" se potenciará en el último año de mandato  si se tiene en cuenta que Alberto Fernández hoy tiene muy bajas posibilidades de ser reelecto.

El presidente Alberto Fernández, ante un año muy complicado

Desde esta mirada, los que analizan el futuro inmediato de Alberto Fernández sólo esperan que llegue al final de su mandato ileso. No mucho más que eso. Esto es: que apenas logre equilibrar la economía, cumpla con las metas del FMI, evite que se dispare la inflación y frene cualquier tipo de revuelta social. Todo ello para entregar en tiempo y forma el bastón presidencial a quien sea su sucesor.

¿Cómo logrará cumplir con todos estos desafíos un Presidente que no tiene asegurada la continuidad de su mandato por la reelección y el poder se le empieza a licuar de las manos antes de mitad de año? La pregunta sólo encuentra muchos más interrogantes.

LA PUJA ELECTORAL

En el entorno del Presidente aún sueñan con una eventual batalla por la reelección en 2023 y los que se muestran un poco más pesimistas de esa posibilidad, al menos esperan que Alberto Fernández sea uno de los actores centrales de la "Mesa Chica" del Frente de Todos a la hora de tomar definiciones electorales en campaña.

También Alberto Fernández se fijó como metas concretas para 2023 la idea de armar una "mesa de diálogo" con empresarios y dirigentes de la oposición para establecer al menos 10 medidas de políticas de Estado. "Para lograr eso se necesitan dos como en el tango a la hora de bailar", dijo el Presidente a sus allegados sobre esa idea.

Cristina Kirchner y Alberto Fernández potenciarán sus fricciones

Sin embargo, hay quienes ni siquiera ven que Alberto Fernández pueda lograr un mínimo de consensos posibles en medio de un año electoral para alcanzar objetivos mínimos en 2023 que tranquilicen su paso por la Casa Rosada. 

No sólo esto: antes de que empiece 2023 se desató una crisis interna en el Gabinete con la salida de tres funcionarios en un día. El viernes se fueron intempestivamente del Gobierno la titular del INADI Victoria Donda, el director de la Oficina Anticorrupción Félix Crous y el presidente de la Casa de la Moneda Rodolfo Gabrielli, echado por Sergio Massa. Todo esto es apenas el preludio de lo que será un año duro para el jefe de Estado.

"La expectativa de Alberto es llegar al final de su mandato. No hay nadie que lo esté empujando pero la situación económica es muy complicada. Debe llegar al final de mandato para no quedar en la foto del Presidente que se fue antes. Rezar para que pueda ir a un supermercado tranquilo o que no tenga que pasar 20 años por tribunales", dijo en tono sombrío a El Cronista el analista Jorge Giacobbe.

Con una intención de voto que no sobrepasa hoy 1,3% y una imagen negativa que supera el 75%, según los últimos sondeos, el Presidente tiene pocas chances de ofertar alguna posibilidad de camino hacia la reelección.

ECONOMIA EN LLAMAS

En el plano económico el Gobierno dependerá de la muñeca de Sergio Massa para bajar la inflación. El ministro de Economía dijo a sus allegados el jueves pasado que está convencido de que en abril habrá una baja importante de la inflación. 

Sergio Massa deberá controlar la economía y definir su candidatura

Sin embargo, el ala política del Gobierno evalúa turbulencias en el plano de la política cambiaria si no se logra frenar la escalada del dólar blue. En el Ministerio de Economía dijeron que eso es "pasajero". Lo atribuyen al aumento del dólar como preferencia de la gente de hacerse de dinero físico para sus vacaciones. En los próximos meses habrá una agenda cargada de anuncios para enfrentar los problemas de la micro y la macroeconomía, aseguran en la Casa Rosada.

La inflación terminó en 2022 cerca del 100% anual, el doble de lo que preveían a principios de año las consultoras y el triple de lo que tenía anotado el Gobierno en su presupuesto.  Ahora, las expectativas de déficit fiscal para 2023 están sujetas a los vencimientos billonarios de deuda que se asoman en el próximo semestre.

El trabajo de Massa en Economía estará ligado en este 2023 al esquema electoral: es decir, a la posibilidad concreta de que se presente como candidato presidencial. Este tema aún no está resuelto.

Se contemplan para 2023 nuevas revisiones de cuentas del FMI y un amplio menú de gastos por afrontar. Por lo pronto, la definición del pago a la Ciudad de Buenos Aires por la coparticipación que fijó el fallo de la Corte Suprema y un recorte en los gastos de obra pública significativos.

En el plano social, la situación también se presenta muy complicada. Para Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, "existe una necesidad de bajar la inflación y bajar la tensión en la puja distributiva". Así, este especialista en temas de política social comentó a El Cronista que "el Gobierno deberá focalizar la ayuda social sin que se desborde la macroeconomía. Los desafíos son mantener un equilibrio en las cuentas y a la vez contener a los sectores de bajos recursos", dijo.

Desde los movimientos sociales críticos al Gobierno la mirada de 2023 es mucho más escéptica y de extrema alerta.

"Este es un gobierno fracasado desde sus premisas. Los últimos siguen siendo los últimos y fracasó la idea del peronismo con pilares como soberanía económica, nacional y justicia social. Nada de esto se ve. Y el año que viene habrá mucha más conflictividad social porque habrá mucho más ajuste", aventuró el dirigente del Polo Obrero, Eduardo Belliboni.

Los movimientos sociales amenazan con más piquetes y acampes en el 2023

El mapa piquetero antikirchnerista pregona un año caldeado en 2023 y movilizaciones permanentes al Ministerio de Desarrollo Social. A la vez, la UTEP que está alineada a la Casa Rosada mantiene un acuerdo muy inestable con la ministra Tolosa Paz que podría cortarse en cualquier momento.

A todo ello se le agrega la política interna del FDT donde las permanentes críticas veladas de Cristina Kirchner amenazan con limar aún más la imagen presidencial.

El embajador en Brasil y uno de los potenciales candidatos presidenciales, Daniel Scioli, admitió ante un grupo de asesores que en 2023 se vivirá "una fuerte tensión" en el frente oficialista. Una tensión mucho más elevada que la que se dio hasta ahora podría poner en severo riesgo a la figura presidencial.

En este sentido, para el encuestador y politólogo Carlos Fara, "uno de los principales desafíos de Alberto Fernández será resistir la tensión política con Cristina, procurar que Massa pueda hacer su trabajo de ordenamiento exigido por el Fondo, que se cumpla el cronograma electoral sin dificultades".

No parece una tarea nada sencilla para un gobierno que permanentemente gira en torno a los mensajes cifrados de la vicepresidenta.

CONGRESO Y FRENTE EXTERNO

En la práctica de gestión este nivel de fricción se trasladará automáticamente al Congreso donde la parálisis legislativa amenaza con frenar varios proyectos que espera el Poder Ejecutivo para avanzar en la economía y sumar fondos a las arcas del Banco Central. 

Entre las iniciativas que pedirá Alberto Fernández para tratar en el Congreso cuanto antes figuran: el proyecto de ley de blanqueo de capitales, la ley de promoción agroindustrial, el proyecto sobre hidrógeno verde, la moratoria jubilatoria, el monotributo tecnológico y el plan de electromovilidad, entre otros.

Alberto Fernández y Lula Da Silva se reunirán el 24 de enero en Buenos Aires

Sin embargo, desde la cúpula de la dirigencia del FdT en Diputados y el Senado ya alertaron a la Casa Rosada: "No si imaginen a un Congreso sesionando en lo inmediato. Habrá que esperar y el año electoral complicará las sesiones", dijeron.

Es que el enfrentamiento entre la oposición y el oficialismo hizo que en los últimos meses el Gobierno no pudiera avanzar con ninguna iniciativa y el Congreso quedó semi paralizado.

En el frente externo, Alberto Fernández encara un año duro con recesión mundial. "Será más fuerte la recesión en Europa que aquí", dijo en tono optimista el Presidente en estos días a sus allegados. No todos piensan lo mismo y creen que los coletazos por la guerra en Ucrania se sentirán más fuertes en 2023.

El Presidente buscará en el plano externo una alianza fuerte con Brasil por la llegada de Lula Da Silva al poder. Se contempla la firma inmediata de un acuerdo de integración el 24 de enero en Buenos Aires entre ambos presidentes para potenciar el comercio bilateral.

Sin embargo, la recesión mundial sumado a la inseguridad jurídica que plantea hoy la Argentina deja poco margen para la llegada de nuevas inversiones el país. Una pequeña prueba de ello se dará a mediados de enero cuando llegue el canciller alemán Olaf Scholz a Buenos Aires con un grupo de empresarios. La lógica de la diplomacia indica que no siempre los deseos de un Presidente se condicen con la realpolitik.

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