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María Marta y Norma viven en las incógnitas con el FMI

Hace 20 años, el viernes 30 de noviembre de 2001, El Cronista Comercial irrumpía con la primicia: "El FMI le dijo no y Cavallo activa el plan B". Durante esa jornada, Domingo Felipe Cavallo, el ministro de Economía que había parido el plan de Convertibilidad a principios de los 90, luchaba para contener una crisis que se lo llevaría puesto junto con todo el gobierno. En 11 meses, los depósitos se habían evaporado y el sistema bancario pendía de un hilo. El riesgo país estaba por las nubes. Las reservas se hundían. Y ahora la comunidad financiera internacional cerraba la puerta. Ese día, Cavallo se reuniría con el presidente Fernando de la Rúa en la Casa Rosada y tomaría la decisión.

El sábado 1 de diciembre ya era un hecho: se imponía el límite de 250 pesos/dólares por semana para las extracciones bancarias. Wikipedia le atribuye al periodista Antonio Laje haberle puesto nombre desde la mesa del programa Después de Hora en América TV: nacía el "corralito financiero", uno de los mayores aportes lingüísticos de la Argentina a la ciencia económica global.

En ese fin de semana, Cavallo le daría entrevistas a los principales medios para explicar la apuesta in extremis por evitar el colapso. En los diarios generalistas aparecieron el domingo 2, justo cuando hablaría por cadena nacional para enfatizar que había que acostumbrarse a la tarjeta de débito para usar la plata sin sacarla de las cuentas.

Se cumplen 20 años del Corralito, la medida que desató la furia de los ahorristas

En este diario, en tanto, la entrevista se publicaría el lunes 3, cuando también saldría en el Boletín Oficial el decreto 1570 que oficializaba la medida. Al recibir a los periodistas Hernán de Goñi y Fernando Alonso en su oficina, Cavallo demostraría cómo le había molestado aquella revelación de días atrás de que el Fondo Monetario Internacional le había bajado el pulgar al país y no enviaría el giro de US$ 200 millones previsto para el comienzo del último mes del año. "Traidores a la patria", les había bramado.

Lo que sigue es bien conocido. La gente en las calles. La bronca por el manoteo de los dólares potenció el drama social que surgía de años de recesión y desempleo. Era el final para un modelo que había enamorado porque un peso valía un dólar y había aniquilado la inflación a fuerza de deuda externa y pérdida de competitividad en un mundo donde las monedas se devaluaban para ganar mercados mientras acá la industria se destruía.

Multitudes en las puertas de los bancos quedarían inmortalizadas hasta en películas como "Nueve reinas". Cerca de treinta muertos en manifestaciones en todo el país completarían el contexto de la caída de la Alianza. Para el 20 de diciembre, De la Rúa se había ido en helicóptero rumbo al olvido.

Hasta la muerte

Una vez le pregunté al que era por entonces presidente del Banco de Boston y hombre fuerte de la banca internacional, Manuel Sacerdote, sobre el impacto a largo plazo del corralito en la cabeza de los ahorristas argentinos. "El presidente de un banco central del exterior en 2002 me dijo: "Yo pienso que la desconfianza hacia los bancos va a durar hasta que se muera la última de las personas que estaba viva en esos días"".

Siempre recordé esa frase, pero más en la última semana donde una recomendación pifiada o mala leche de un estudio contable de Salta más un audio trucho de toda truchez donde una María Marta le avisaba a una Norma que desde el miércoles pasado se vendría "la pesificación de los depósitos" desató una mini histeria que llevó a bastante gente a ir a los bancos a retirar sus dólares, en la mayoría de los casos, por montos muy chicos.

Cualquier explicación respecto de que dentro de los tantos problemas que enfrenta la economía argentina no aparece la posibilidad de un corralito bancario, para mucha gente cae en saco roto. Es como si no le dijeras nada.

Aunque le expliques que por la legislación actual la plata está guardada -encajada- en el Banco Central. Aunque le indiques que los dólares de los depositantes sólo se le prestan a exportadores, es decir, a generadores de dólares genuinos que pueden devolverlos. Aunque les muestres que desde 2018 para acá hubo varios momentos de "se viene el corralito" que hicieron que mucha gente sacara los verdes al punto de que las colocaciones en moneda extranjera cayeron 50% y que, igualmente, todo siguió funcionando con normalidad porque "los dólares están ahí". Aunque le expliques que tal vez hay más riesgo de que se los afanen en la calle que de que le queden atrapados como en 2001.

El temor estructural de que "esto es la Argentina y cualquier cosa puede pasar" o el planteo de que "sí, sí, todo lo que quieras pero dame mis dólares", en muchos casos se termina imponiendo. Si no, no hay manera de que un mensaje recontra fake pueda costarle al sistema unos cientos de millones de dólares y obligue a la autoridad monetaria a emitir un comunicado para dar por tierra con las versiones. Ahora, en todo caso, es una muestra potente del contexto general en el que la Argentina se enfrenta desafíos crecientes que se acumulan en silencio, mientras las variables van subiendo de escalón en escalón, un marco no apto para errores o dilaciones, y que no admite una comunicación confusa que dé la sensación de parches desesperados.

Otro escalón

Así, los técnicos argentinos intentarán pisar el acelerador en un entendimiento con los burócratas del Fondo como para que cerca del brindis de Navidad haya algún plan plurianual en el Congreso que permita terminar con la incertidumbre de una cuenta que todos hacen y se esconde detrás de un riesgo país rumbo a los 2000 puntos básicos. Quedan US$ 3.500 millones de reservas líquidas cuando en importaciones en un mes se te van US$ 5.500 millones y en el primer trimestre de 2022 hay una cola enorme de acreedores para cobrar más de US$ 4.000 millones.

Con esa papeleta en mano, un puñado de preguntas buscará respuesta urgente en las reuniones que se vienen en Washington.

¿A qué ritmo te pedirán bajar el déficit fiscal antes del pago de intereses de deuda? "No te olvides de que siempre fue IMF, "it's mostly fiscal"", dice un integrante del equipo económico jugando con las siglas de organismo en inglés.

Dólar, corralito, FMI y la odisea de los giles, una clásica película argentina

¿Cuánto te van a permitir financiar con emisión monetaria? "El Gobierno puso en su presupuesto que el año que viene va a recibir financiamiento de organismos multilaterales por US$ 12.500 millones, cuando el promedio en la historia es de US$ 500 millones por año; seguro que le van pedir detalles de eso", explica Martín Redrado, que no para de atender el teléfono a varias bandas en el arco político.

¿Con cuánta brecha cambiaria te permitirán cerrar un programa, lo que es lo mismo que preguntar con qué variación del tipo de cambio oficial empezará todo? Seguramente haya una meta de "cantidad de reservas netas" que tendrá que cumplir el Central, lo cual es una forma indirecta de plantear ¿a qué valor del dólar podés dejar de sacrificar divisas en el mercado de contado? Chan.

Y otra, de mucho impacto dentro del Frente de Todos. ¿Cuánto de la recuperación al 10% de este año puede quemarse si te piden más austeridad, por ejemplo, en obra pública? Temas muy delicados en un una unidad atada con alambre, donde hay que hacer un congreso de semiólogos para interpretar que los escritos públicos de la vicepresidenta son un respaldo al jefe de Estado y no un "hacete cargo del mamarracho que vas a firmar con el FMI mientras yo me preservo al margen".

Incógnitas que te llenan de cosquillas las convicciones. Si hay suba de tarifas para bajar subsidios y se mueve más rápido el dólar el año que viene para achicar la brecha, el consenso es que la inflación pasará a estar más cerca del 60% que del 50%.

Será todo un experimento ver cómo funciona esta versión del kirchnerismo que amaga con ser peronismo ortodoxo de ordenamiento macro con "nominalidades altas", como dicen los economistas. Es decir, una cosa era Cristina Kirchner presidiendo un país con los precios subiendo a 25% y las paritarias en el 27%, pero ¿cómo será la cosa con un presidente delegado frente a un costo de vida que pasa del 36% el primer año, a 50% el segundo y un posible 60% el tercero? ¿Qué número tendrán que tener los acuerdos de los gremios para que el salario real no vuelva a caer?

¿Hay pacto?

Muy cornisa todo. Además, la idea de que ninguna fuerza política sola podrá en un arranque de magia desatar nudos que llevan décadas convive también con la mezquindad de que nadie que no esté gobernando querrá comerse el garrón de compartir eventuales pérdidas si la cosa sale muy mal. Es ahí donde cualquier idea de "acuerdo político" se transforma en humo. Una hermosura de gente, entre los que dicen "ojo, no le vamos a emprolijar los números para cuando llegue Larreta en 2023, eh" y los que retrucan "epa, nos vamos a pegar a estos ahora que están barranca abajo, cuando si apenas respiran te pasan por arriba".

En Wall Street, en tanto, vieron entre líneas lo más parecido a un entendimiento político sin glamour pero -de ser cierto- muy power. Cuando Cristina Kirchner fue sobreseída el viernes sin juicio oral por la causa de presunto lavado de dinero en Los Sauces y Hotesur, a Mauricio Macri -que viene interrumpiendo su descanso para criticar al Gobierno y clamar por la república- se le trabó el tuiter. No dijo nada. Los otros líderes de Juntos por el Cambio gritaron "impunidad".

¿Y si hay un pacto real posta que ya empezó y no nos dimos cuenta? ¿Y si un baño de vista gorda que aliviara la situación de los presidentes y sus familias le jugara a favor a la solución de los problemas económicos? ¿Qué hacemos?

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  • SAN

    scott amanda nash

    05/12/21

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