La avena es uno de los cereales más nutritivos y versátiles que podemos incorporar a nuestra dieta, ya que tiene múltiples beneficios para la salud. Por eso, es muy importante saber en qué momento del día es mejor comerla. 

Este alimento es rico en fibra, vitaminas y minerales. Descubrí datos clave sobre su consumo y aprovechá todos sus nutrientes.  

¿En qué momento del día es mejor comer la avena? 

 La avena es un alimento sumamente versátil que puede incluirse en distintos momentos del día, aunque su consumo más habitual es en el desayuno.

Esto se debe a que, al ser rica en fibra y carbohidratos complejos, brinda energía de manera sostenida y ayuda a mantener estables los niveles de azúcar en sangre durante la mañana. 

Según Amparo Gamero, tecnóloga de los alimentos de la Universidad de Valencia, en diálogo con Cuidate Plus: "su consumo en las comidas principales es una buena opción también, ya que es donde existe más potencial de modulación del metabolismo de los carbohidratos y de las grasas, dado que en estas comidas puede ingerirse con una mayor diversidad y cantidad de alimentos". 

Por lo tanto, si bien el desayuno es el momento ideal, añadir avena al almuerzo o la cena también puede ser una excelente forma de aprovechar sus propiedades. 

¿Cuáles son los beneficios de la avena? 

 La avena ofrece una gran cantidad de beneficios para la salud y una excelente opción para quienes buscan perder peso.

La Federación Española de Nutrición (FEN) destaca otros beneficios importantes de la avena:

• Mejora en personas con diabetes: un consumo adecuado ayuda a reducir la glucosa después de las comidas y mejora la resistencia a la insulina.
  
  
• Beneficios para el colesterol: la avena disminuye los niveles de LDL (colesterol malo) y puede aumentar los niveles de HDL (colesterol bueno). 
  
  

  

  
  
• Prevención de enfermedades coronarias: el consumo regular de avena se ha vinculado con una reducción del riesgo de enfermedades del corazón. 
  
  
• Acción de la fibra soluble: la fibra de la avena aumenta la viscosidad de los contenidos gástricos, lo que reduce la absorción de grasas. Además, favorece la excreción de sales biliares y la producción de ácidos grasos de cadena corta en el intestino grueso, lo que inhibe la síntesis de colesterol.

Antes de realizar o modificar un plan alimenticio, se recomienda consultar con un especialista.