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Tesla en problemas: ¿se terminó la era dorada de crecimiento para Elon Musk?

Si bien las payasadas de Musk en Twitter dominan los titulares, el futuro del gigante de los vehículos eléctricos se ve amenazado por la disminución de la demanda y la intensificación de la competencia.

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Paul English es la clase de admirador serio de Tesla que, durante un corto período, contribuyó a que Elon Musk fuera la persona más rica del mundo.

Este emprendedor tecnológico de Boston, cofundador del sitio de viajes Kayak, compró su primer Tesla en 2013, tres años después invirtió en la compañía y ahora conduce un más reciente Modelo 3.

Pero tras observar el comportamiento del director ejecutivo de Tesla luego de su adquisición de Twitter el año pasado -incluso el trato brutal cuando se propuso reducir a la mitad la plantilla de esa red social-, English dice no tener seguridad de que vuelva a comprar otro Tesla.

Musk "cometió una enorme equivocación", opina. "Quienes compraban Teslas eran personas a las que les gusta el cambio y las cosas nuevas. Son personas con instrucción y progresistas. ¿Adivina qué no les gusta a los progresistas instruidos? Los prepotentes".

La compra de Twitter no cayó bien en Wall Street, donde temieron que el caos y la polarización política que desató pudieran manchar la marca de la automotriz y distraer a Musk en un momento crítico. El deslizamiento en las acciones de Tesla iniciada en el otoño boreal se convirtió en avalancha; ahora las acciones están un 73 por ciento por debajo del máximo obtenido hace poco más de un año. El propio Musk ha perdido unos US$ 200.000 millones.

Pero aunque los titulares se ocupan del drama en Twitter, un cambio profundo está ocurriendo en las perspectivas de Tesla. El período notablemente exitoso durante el cual el valor de la compañía llegó a casi US$ 1,3 billones y las ganancias proyectadas después de impuestos tocarían los US$ 13.000 millones ha dado paso rápidamente a un panorama económico más oscuro. La principal preocupación de los inversores en Tesla pasó de cómo haría la compañía para producir suficientes autos que cubran la demanda, a dónde encontrará bastantes clientes que justifiquen el brusco aumento en la producción.

La principal preocupación de los inversores en Tesla pasó de cómo haría la compañía para producir suficientes autos que cubran la demanda, a dónde encontrará bastantes clientes que justifiquen el brusco aumento en la producción.

El año pasado el aumento en la entrega de vehículos nuevos se redujo al 40 por ciento frente al 87 por ciento del año anterior, un ritmo que sigue siendo vertiginoso en una automotriz, pero por debajo de la tasa anual de 50 por ciento que el propio Musk había establecido como norma para el futuro previsible.

Como Tesla elevó la producción rápidamente en sus nuevas plantas de Texas y Alemania, ahora tiene el problema añadido de encontrar muchos más clientes nuevos, explica Philippe Houchois, analista mundial del sector automotor en Jefferies, de Londres. Esto lo ubicó ante una "tormenta perfecta", agrega, puesto que la oferta crece, la demanda decae y la competencia se intensifica, todo en vísperas de lo que podría ser un fuerte declive de la industria automotriz mundial.

Por ello Wall Street busca indicios sobre la perspectiva de la compañía en lo que podría ser un importante punto de inflexión. ¿Es el final de la era dorada de crecimiento de Tesla, por no hablar de la vida encantada de Musk como innovador reverenciado y adalid del futuro con energía renovable?

¿O es que, como afirman los admiradores de Tesla, la depresión económica en realidad impulsará el liderazgo de la compañía sobre el resto del mundo de los vehículos eléctricos, y acercará un poco más a Musk a la meta de dominar una nueva industria automotriz basada en VE?

Supervivencia de los más aptos

Aunque la distracción de Musk con Twitter impulsó la revisión de Wall Street respecto de Tesla, hay pocas pruebas de que haya tenido un impacto directo en las ventas de autos.

De las "más de 1000" personas que el año pasado compraron Teslas en Octopus EV, una compañía especializada en vehículos eléctricos que opera en Gran Bretaña y Estados Unidos, solo dos clientes se pasaron a otra marca debido a lo de Twitter, comentó la directora ejecutiva Fiona Howarth.

Ella agrega, de todos modos, que ello es notable, en vista de la desmesurada lealtad a la marca de la que siempre había gozado la compañía. Un estudio de Morning Consult detectó que entre octubre y noviembre pasados el porcentaje de adultos estadounidenses con opiniones favorables de Tesla se redujo en seis puntos. Entre los demócratas, que son más proclives a comprar VE, la caída fue de 20 puntos.

Musk no podría haber elegido un peor momento para mancillar la marca de su propia empresa. La inflación alta y la suba de tasas se combinaron para complicar la situación de muchos potenciales compradores, a la vez que elevaron el costo de financiar un vehículo nuevo. Esto acompaña una serie de aumentos de precios dispuestos por Tesla durante la pandemia en respuesta a la suba del costo de los materiales y a que la ampliación de la demanda presentaba la oportunidad de estirar los márgenes.

La participación de Tesla sobre las ventas de EV bajó al 65 por ciento en 2022. Para 2025 caería debajo del 20 por ciento, según Global Mobility de S&P

La suba de precios y del costo del financiamiento elevó en un cuarto los pagos mensuales promedios de un auto en los Estados Unidos en los últimos dos años hasta llegar a US$ 700, indica Adam Jonas, analista en Morgan Stanley. En una nota a inversores en diciembre Jonas advertía que ello perjudicaría la demanda de todo el sector de VE, al tiempo que enfrentaría a Tesla con "el agravamiento del trasfondo macro, una incapacidad de cumplimiento récord y mayor competencia".

Los efectos ya pueden percibirse. En Estados Unidos y China las listas de espera de los autos más populares de Tesla, que eran de seis meses o más a comienzos de 2022, casi han desaparecido. Noticias recientes indican que la compañía solo entregó 405.278 vehículos nuevos en los tres meses finales del año pasado, un descenso notable contra los 500.000 que esperaban las proyecciones hechas en septiembre.

Mientras tanto, una década después del lanzamiento del Modelo S de Tesla, la competencia en el mercado de autos eléctricos finalmente se volvió seria. Puesto que reguladores en Europa y el resto del mundo se disponen a asfixiar por completo las ventas de autos a nafta, las automotrices mundiales cada vez entregan autos diseñados para tener el mayor atractivo, en vez de los modelos primitivos que debían vender para cumplir con las metas de emisiones.

Volkswagen volcó miles de millones de dólares en su propio sistema que abarca modelos en la gama de VW, Audi y Skoda, mientras Hyundai-Kia lanzó una serie de modelos sumamente elogiados. Ford y General Motors prometieron gastar cada una entre US$ 30.000 millones y US$ 35.000 millones para desarrollar nuevos VE. Las dos han presentado un conjunto de modelos nuevos.

El porcentaje de Tesla sobre las ventas de vehículos eléctricos en los Estados Unidos descendió al 65 por ciento en los primeros meses del año pasado, frente al 79 por ciento de 2020, señalan en Global Mobility de S&P. Hacia 2025 la cifra caería por debajo del 20 por ciento, prevé S&P. "Es natural que no mantengan esa enorme porción del mercado de VE" en tanto los rivales irán produciendo modelos más competitivos, completa Howarth, de Octopus EV.

La disputa por hacer pie entre tantas nuevas incorporaciones posiblemente conduzca a un período de agitación competitiva. "No será fácil", opina Carlos Tavares, director ejecutivo de Stellantis, que esta semana hizo su aporte al terreno cada vez más poblado de las camionetas eléctricas con una versión enchufada de la Ram 1500. "El sector está en un período darwiniano".

Será clave reducir el precio de los VE, agrega Tavares. "Sin accesibilidad, las clases medias no podrán unirse al club, y luego no tendremos volumen suficiente que impacte en la protección del planeta".

Tesla afronta una presión similar para reducir los costos -y los precios- y cumplir con sus exigentes metas de crecimiento. Luego de que el precio promedio de sus vehículos subiera hasta los US$ 52.000 en el tercer trimestre -casi US$ 5000 por encima del precio del año anterior-, encontrar el camino para reducir los precios al nivel de un genuino mercado masivo podría ser crucial para que Musk alcance el ambicioso objetivo de vender 20 millones de vehículos en 2030.

"Musk repite constantemente que solo una porción reducida de la sociedad puede permitirse el Modelo 3", comenta un inversor destacado en Tesla. "Vamos a necesitar un vehículo eléctrico que la gente pueda pagar y Tesla está en muy buena situación para lograrlo".

El año pasado en una comunicación con analistas de Wall Street, Musk afirmó que la compañía había comenzado a pensar en cómo fabricar un nuevo vehículo de precio económico, aunque no dijo cuánto pasaría hasta que eso fuera una realidad.

Una automotriz más

Lo próximo que haga Tesla ayudará a determinar dónde se ubicará el precio de sus acciones. A pesar de los saltos, el papel todavía se cotiza a 28 veces las ganancias previstas de este año, un premio notable para otras automotrices.

Es probable que haya una fuerte recalificación de las acciones, alerta Bob Lutz, veterano directivo automotriz, ya que los inversores cayeron en la cuenta de que Tesla no disfruta de ninguna ventaja peculiar que justifique tasarla como una firma tecnológica de gran crecimiento.

Lutz, que antaño fue un directivo de alto nivel en Ford, Chrysler y GM, concede que Musk "casi por si solo devolvió a la industria automotriz estadounidense la reputación de excelencia en innovación técnica".

Pero como la tecnología detrás de los motores eléctricos, las baterías de iones de litio y los mandos electrónicos están disponibles para otras automotrices, sostiene que Tesla está destinada a ser una automotriz entre varias, con una valuación de mercado acorde.

Los partidarios de Musk replican que ello subestima las ventajas más durables que acumuló la compañía en el decenio desde el lanzamiento del Modelo S.

Solo entregó 405.278 vehículos nuevos en los tres meses finales de 2022, un descenso notable de los 500.000 que esperaban las proyecciones

Los múltiples avances técnicos que consiguió, desde el diseño y la presentación de las celdas de las baterías a las técnicas de producción de los nuevos modelos en grandes secciones para reducir la cantidad de partes, le han otorgado una clara ventaja en los costos, apunta Pierre Ferragu, analista de New Street Research.

Tesla también lleva la delantera del sector en márgenes de ganancias netas, agrega Ferragu, lo que le confiere un colchón para reducir precios que mantengan el crecimiento. Otras automotrices con márgenes más delgados en VE tendrán que recortar inversiones de capital, lo que disminuiría la competencia.

Si eso es así, Tesla podría salir del declive con una posición más fuerte en relación a sus competidores, lista para la nueva fase de crecimiento. Pero de momento, la preocupación de que afronta un avance más lento y de que se verá obligada a perder ganancias para sostener las ventas ha asustado a Wall Street.

Los creyentes sostienen que no podría haber mejor momento para doblar la apuesta. Galileo Russell, miembro del leal ejército de inversores personales en Tesla, afirma que, si bien la controversia en Twitter le pareció "frustrante", está previendo incrementar su posición en la compañía por primera vez en más de tres años.

Advierte que a Musk ya lo subestimaron antes, y la actual amargura en Wall Street no es diferente. "A los medios les gusta pensar que Elon ha sido cancelado y que eso arruinará a Tesla -observa-. Pero la mayoría silenciosa lo apoya".

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