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Petróleo: se viene una semana clave y algunos ya hablan de "ruptura energética histórica"

Mientras los países occidentales se preparan para imponer un límite a los precios del crudo ruso, algunos hablan de una ruptura histórica en el orden energético mundial.

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Cuando, en abril de 2020, el desplome del precio del petróleo amenazaba con causar más estragos en una economía mundial asolada por la pandemia, Estados Unidos, Arabia Saudita, Rusia y otros países del G-20 se reunieron para buscar una solución. La cooperación ayudó a poner fin a una guerra de precios de la OPEP+ y devolvió la estabilidad al mercado. Los precios se recuperaron.

Dos años y medio después, y transcurridos seis meses de la invasión rusa de Ucrania, aquella colaboración de las potencias mundiales en materia de energía parece un recuerdo lejano.

Moscú lleva meses usando como un arma el suministro de gas natural a Europa, y ahora intenta activamente desactivar la red eléctrica de Ucrania. Los países consumidores se han convertido en competidores en su carrera por asegurar el escaso suministro de energía. Las fracturas son visibles en la relación (de décadas) entre Arabia Saudita y EE.UU. en materia de crudo. Incluso en el sector de las energías limpias, líderes como Joe Biden hablan de una nueva batalla por dominar las cadenas de suministro.

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El posible desmantelamiento del viejo orden en el mercado mundial del petróleo alcanzará un momento decisivo durante la próxima semana, cuando Europa comience a bloquear la entrada de crudo ruso por vía marítima, hasta ahora una de las respuestas más contundentes a la brutal invasión de Ucrania por parte de Vladímir Putin.

Las nuevas sanciones también impedirán que las empresas europeas aseguren los buques que transportan petróleo ruso a otros países, a menos que éstos acepten un precio por el petróleo dictado por las potencias occidentales. En otras palabras, los países occidentales intentarán imponer un tope al precio del petróleo vendido por Rusia.

Nadie puede decir hasta qué punto resultarán perjudiciales estas medidas. Las sanciones impuestas a Rusia desde que Putin ordenó a las tropas cruzar la frontera de Ucrania, el 24 de febrero, apenas han hecho mella en las exportaciones de petróleo del país o en los ingresos del Kremlin.

Pero el simple hecho de que los enemigos geopolíticos de Moscú fijen el precio al que Rusia vende su crudo es una humillación para un petroestado que produce más del 10% del petróleo mundial y ocupa, junto a Arabia Saudita, el liderazgo de la OPEP+. De fijar los precios pasaría a tener que aceptarlos.

Para los veteranos de la industria energética, los próximos días representan un momento de profundo peligro en el mercado del petróleo, y para una economía mundial que sigue dependiendo en gran medida de esta materia prima. Señalan que las normas geopolíticas establecidas se han erosionado en el último año, y que las cadenas de suministro que han existido durante décadas ahora están en peligro.

La voluntad de Rusia de incendiar su base de clientes de gas en Europa y la decisión de Arabia Saudita el mes pasado de recortar el suministro de petróleo son sólo dos ejemplos. Pero los países consumidores también han intervenido, desde la voluntad de EE.UU. de agotar sus reservas de petróleo de emergencia para hacer bajar los precios de la gasolina, hasta los intentos en Occidente por purgar la energía rusa de sus economías.

política de topes

Si realmente es inminente una ruptura histórica en el orden energético mundial, ha habido pocas señales aparentes de ello en el mercado del crudo. El Brent, la referencia internacional, ha bajado de u$s 120 el barril en junio a u$s 87, mientras los operadores se centran en los signos de recesión.

El compromiso de China con su política de Covid Cero también ha reducido la demanda y ha supuesto una especie de válvula de escape para presiones más amplias en el mercado.

Pero siguen existiendo claras tensiones en los mercados energéticos. Los precios del crudo siguen estando más altos que en cualquier otro momento entre 2015 y 2021, mientras que los del diésel, del que Rusia es un gran exportador, siguen siendo extremadamente elevados.

Los países occidentales intentan imponer un tope al precio del petróleo vendido por Rusia

Puede que los precios del gas natural en Europa hayan bajado desde los picos cercanos a u$s 500 el barril equivalente que alcanzaron este verano boreal, después de que Rusia cortara casi por completo el suministro. Pero el gas sigue cotizando a un precio cinco veces superior que el promedio histórico, causando estragos en las economías y avivando la inflación en todo el mundo.

Si China relaja las restricciones por Covid el año que viene, la demanda de petróleo y gas natural licuado importado, del que Europa tiene una fuerte dependencia ahora, podría dispararse.

La Casa Blanca ha trabajado durante meses para contener los precios, liberando volúmenes sin precedentes de petróleo de sus propias reservas de emergencia, y manteniendo al mismo tiempo una presión constante, aunque hasta ahora infructuosa, sobre Arabia Saudita y otros productores para que sigan aumentando el suministro.

El mercado del petróleo es más frágil de lo que parece

La idea de poner un tope a los precios, promovida inicialmente por el departamento del Tesoro de EE.UU., es la iniciativa más importante y controvertida. Para la administración Biden, se trata de un método para frenar los ingresos del Kremlin y, al mismo tiempo, preservar el flujo de petróleo ruso hacia el mercado para mantener a raya los precios del petróleo.

En realidad, el plan está diseñado en parte para compensar las restricciones mucho más duras impuestas por las sanciones de la Unión Europea a Rusia.

Dado que la UE y Reino Unido dominan el mercado de seguros para barcos petroleros, EE.UU. temía que las sanciones europeas provocaran un colapso del suministro ruso ya que los buques evitarían su carga. Según el plan de topes precios, los buques podrían acceder a los seguros europeos y británicos siempre que el petróleo ruso que transportaran fuera comprado al precio fijado en las capitales occidentales.

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El G-7 respaldó el plan del Tesoro y la UE lo incorporó a una nueva serie de sanciones anunciadas en octubre después de que Rusia anexara ilegalmente más territorio ucraniano. Pero estas sanciones incluían otra cláusula onerosa, que ampliaba el veto de los seguros marítimos a cualquier buque que alguna vez hubiera transportado petróleo ruso "sin topar". EE.UU. presionó a la UE para que suavizara también esta disposición, según personas familiarizadas con el asunto.

El precio real del tope sigue siendo objeto de debate. Algunos países europeos quieren un precio realmente punitivo cercano a los u$s 20 el barril, mientras que otros piden un rango de unos u$s 60 o u$s 65, según personas familiarizadas con las discusiones. Este último precio es similar al que ya recibe Rusia por su petróleo.

¿Pueden subir los precios?

Aunque ha habido pocos indicios de un repunte de los precios, algunos analistas creen que el mercado se ha vuelto autocomplaciente ante los posibles riesgos de suministro derivados de las nuevas sanciones de la UE y la limitación de los precios.

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Algunos operadores apuntan a anteriores avisos de escasez que nunca se materializaron, como el temor en 2019 a que las normas sobre los combustibles para el transporte marítimo que debían entrar en vigor a principios de 2020 interrumpieran el suministro de diésel.

La primavera boreal pasada, la Agencia Internacional de la Energía afirmó que las sanciones al petróleo ruso podrían hacer que su producción se redujera en casi un 33% en unos meses, una predicción alarmante que contribuyó a la suba de los precios mundiales y a la decisión de los países occidentales de liberar reservas de petróleo de emergencia.

Ante los recelos a creer las últimas predicciones, los traders pueden quedar expuestos, afirma Martijn Rats, estratega jefe de materias primas de Morgan Stanley. "Rusia ha conseguido exportar [su petróleo] prácticamente a un ritmo constante", afirma Rats. "Si [el embargo] tiene resultado, y hay que desviar mucho petróleo, será positivo para los precios del crudo".

Que los enemigos de Rusia fijen el precio al que vende su crudo es una humillación para el petroestado

Otros sostienen que el propio tope de los precios podría desencadenar su aumento. Las fricciones que se están creando ahora en el comercio de petróleo ruso serán inmensas, con un "impacto significativo" en los mercados de crudo el próximo año, señalan analistas de Bernstein.

Unos 2,4 millones de barriles diarios de petróleo ruso tendrán que encontrar un nuevo destino fuera de los países de la UE y el G-7. Se espera que India, China y otros compradores absorban una parte. Pero han indicado que no participarán en el plan de tope de los precios, por temor a poner en peligro las relaciones con Moscú o a que se les vea como inclinándose ante Occidente.

Bernstein estima que Rusia podría necesitar hasta 100 buques adicionales dispuestos a operar sin seguro occidental, para que su petróleo siga fluyendo sin verse sometido al tope. Es un nivel que creen que Rusia tendrá dificultades para conseguir, incluso si puede recurrir a la llamada 'flota oscura' de petroleros utilizados por países sancionados como Irán. Así, creen que el suministro caerá, empujando los precios a u$s 120 el barril el próximo año, incluso en una recesión.

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Vitol, el mayor operador independiente de petróleo del mundo, calcula que las exportaciones rusas podrían caer hasta un millón de barriles diarios, alrededor del 20% del volumen que envía por mar.

El impacto podría ser aún más dramático. El Kremlin ya ha dicho que retendrá los suministros a los países que cooperen con el tope de los precios. El Tesoro estadounidense sostiene que Moscú no irá más allá y seguirá intentando vender su petróleo a otros países, ya que la reducción de la producción podría dañar a largo plazo sus yacimientos.

Pero la historia reciente ha hecho que otros sean menos optimistas. El interés económico a largo plazo poco motivó cuando Moscú demolió su reputación como proveedor fiable de gas natural a Europa, argumentan.

El Kremlin ya ha dicho que retendrá los suministros a los países que cooperen con el tope de los precios

"Dijeron que cortarían el suministro de gas a cualquiera que no pagara en rublos, y eso hicieron", dice Rats. "Hay que tener en cuenta la posibilidad de que se produzcan de verdad [cortes de las exportaciones de petróleo]".

Otros actores del sector también señalan la capacidad de Rusia para crear problemas en otros lugares. El oleoducto con capacidad para un millón de barriles diarios que transporta el petróleo kazajo a través de Rusia hasta el Mar Negro, y que Moscú ya cerró brevemente en los últimos meses por episodios meteorológicas inusuales, podría ser un objetivo. Rusia también está presente en el volátil sector petrolero de Libia.

Todo ello deja mucho que debatir cuando los funcionarios de Moscú se reúnan el domingo en Viena con otros miembros de la OPEP+. La cumbre tendrá lugar sólo dos meses después de que su recorte de suministro causara ira en EE.UU., y apenas unas horas antes de que los países occidentales hagan su propio intento por reafirmar el control de los precios.

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Estados del Golfo Pérsico de la OPEP, como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos insisten en que no se están poniendo del lado de Rusia y que sólo intentan gestionar un mercado turbulento que sigue siendo esencial para la economía mundial. Pero, en privado, se oponen a la limitación de los precios porque creen que un día podría volverse contra ellos.

También señalan lo que consideran una hipocresía de Occidente: exigir una mayor producción al tiempo que se buscan precios más bajos, lo que, según el sector, ha obstaculizado la inversión y ha dejado al mercado mal preparado para esta crisis y para lo que pueda venir después.

El deseo de los países occidentales de acelerar el abandono del petróleo y el gas es también una tensión latente desde hace tiempo, ya que supone una amenaza existencial para el poder de los líderes de la OPEP+, aunque sus ciudadanos estén entre los más expuestos al cambio climático.

La cumbre de la OPEP+ del domingo podría ser un nuevo hito ante el desmoronamiento, tras la invasión rusa de Ucrania, de un orden energético mundial basado en décadas de profundización de las conexiones entre productores y consumidores.

"Es el tope de los precios. Son las sanciones. Es la acción de Rusia en los mercados del gas. Es la reacción de la OPEP. Es la política de Arabia Saudita... La posible dislocación a corto plazo no está controlada", afirma Roger Diwan, un veterano analista del petróleo de S&P Global Commodity Insights en Washington.

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  • FR

    Francisco Romanazzo

    04/12/22

    De que fecha es esta nota?

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  • NL

    Norberto Leonardi

    04/12/22

    Esta claro que lo que está ocurriendo, pandemia incluída, son movimientos geopoliticos donde EEUU y Europa quiren imponer sus condiciones económicas y culturales al mundo y parece que no todos estan dispuestos a aceptar ese sometimiento. Que más quisieran ver a Rusia de rodillas regalando su gas y petróleo a occidente.

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