Tras la caída del petróleo, ¿hasta dónde pueden llegar los precios?
El desplome de los precios la semana pasada dio paso a un aluvión de cambios en las previsiones de los analistas.
Miles de ejecutivos del sector de los combustibles fósiles y líderes mundiales se reúnen esta semana en Houston (Texas) en Gastech, la mayor feria del sector del gas, en la capital estadounidense de la energía.
Gastech, que cada año se desplaza a distintas ciudades, vuelve a Estados Unidos, donde la producción de gas alcanza máximos históricos, los precios se mantienen bajos y el país se ha convertido en el principal exportador de gas natural licuado (GNL).
Uno de los temas a los que habrá que prestar atención en la conferencia de este año es cómo están sorteando los ejecutivos la incertidumbre regulatoria en el mayor país productor de gas del mundo. Quedan siete semanas de campaña para las elecciones presidenciales, en las que Donald Trump ha atacado repetidamente a Kamala Harris por el giro dado en su postura de prohibir el fracking, y las aprobaciones de proyectos para nuevas terminales de GNL siguen en el aire. La Administración Biden congeló los permisos para nuevas terminales en enero, pero un juez federal revocó la medida más tarde.
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Canadá y México, por su parte, están recibiendo decenas de miles de millones de dólares en inversiones dirigidas al mercado asiático, mientras que la expansión de los proyectos estadounidenses se ha ralentizado.
¿Dónde se asentarán los precios del petróleo?
Este año ha sido un periodo curioso para quienes observan los mercados del petróleo.
A pesar de meses de tensiones geopolíticas en Medio Oriente y de los crecientes indicios de ralentización de la demanda china, los precios del petróleo apenas se movieron de sus rangos relativamente estrechos. Y entonces, en el espacio de una semana, volvió la emoción cuando el precio cayó a niveles no vistos en casi tres años.
Cuando se produjo la ruptura de los rangos recientes, fue más rápida y brusca de lo que muchos esperaban, lo que provocó un aluvión de cambios en las previsiones de los analistas, que durante la mayor parte del año habían confiado en que los precios se mantendrían en torno a los u$s85 por barril.
En cambio, cayó por debajo de los u$s70 por primera vez desde diciembre de 2021, antes de recuperarse ligeramente cuando una tormenta interrumpió la producción en el Golfo de México. Esto no duró y las apuestas bajistas de los hedge fund indican que es más probable que el precio se dirija hacia los u$s60 el barril que hacia los u$s80.
Martijn Rats, estratega jefe de materias primas de Morgan Stanley, y varios colegas escribieron que el movimiento de los precios había sido "más rápido y brusco" de lo previsto, al rebajar ligeramente su previsión para el cuarto trimestre sobre el crudo Brent en u$s5 hasta los u$s75 el barril. La previsión de Morgan Stanley, que el banco espera mantener el próximo año, fue respaldada por otros analistas.
Pero esta información sólo es útil hasta cierto punto en un mercado que sigue caracterizándose por una volatilidad que puede encontrar a muchos traders en el lado equivocado de los acontecimientos que mueven el mercado, ya sean datos económicos o eventos geopolíticos.
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Bjarne Schieldrop, analista jefe de materias primas de SEB, también cree que un promedio de u$s75 por barril para el próximo año sería un valor justo para el crudo, pero advierte que las tendencias históricas indican que el precio suele moverse unos u$s15 a cada lado de su promedio.
Esto significa que el crudo podría caer a u$s60 el barril o subir a u$s90 en cualquier momento, dependiendo de los titulares. Nitesh Shah, responsable de materias primas del proveedor de ETF WisdomTree, señala que lo más importante es dónde se asentará finalmente el precio entre esos amplios rangos.
La debilidad de los datos económicos en China y el hecho de que los mercados de tasas de interés estén priceando cada vez más enormes rebajas de tasas por parte de la Reserva Federal de EE.UU. apoyarían la tesis de que el sentido de la trayectoria será a la baja debido al debilitamiento de la demanda.
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Pero si la Fed consigue un aterrizaje suave [soft landing] en la economía, o si se produce una interrupción importante de la producción, los bajistas del petróleo podrían sufrir.
El dilema de la OPEP
En medio de esa volatilidad, la OPEP y la Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicaron sus informes mensuales sobre el petróleo que, como era de esperar, contenían mensajes contradictorios sobre las perspectivas de consumo. El cártel de productores rebajó sólo ligeramente su previsión de crecimiento de la demanda de petróleo este año hasta 2 millones de barriles diarios, más del doble de lo previsto por la AIE.
Los inversores se inclinan más por la caída de los precios, y Fatih Birol, director de la AIE, podría sentirse reivindicado después de que la organización recibiera críticas constantes por sus opiniones pesimistas.
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Para la OPEP, los acontecimientos de la semana pasada parecen haber contribuido poco a resolver el dilema de qué hacer con su capacidad sobrante. La decisión del grupo ampliado OPEP+ de retrasar al menos dos meses un plan para aumentar el suministro de petróleo no ha servido para sostener los precios de forma significativa.
Ello ha reforzado las dudas sobre si alguna vez será capaz de recuperar esos barriles ante el apagado crecimiento mundial y el debilitamiento estructural del apetito de China por el petróleo debido a los cambios demográficos y a la adopción de fuentes de energía más limpias. Pero a largo plazo, puede ser un error descartar la capacidad de la OPEP para "equilibrar" el mercado.
Algunos analistas, como David Allen de Octane Investments, creen que la demanda de los mercados emergentes aumentará el consumo de petróleo en los próximos años, mientras que el suministro adicional de los productores estadounidenses acabará por agotarse, devolviendo la iniciativa a la OPEP. También sostienen que aún no se ha decidido si las fuentes de energía renovables podrán sustituir a los hidrocarburos.
Allen espera que el Brent alcance los u$s105 el barril en los próximos "años". Pero por ahora, los responsables políticos y los consumidores estarán contentos con los precios más bajos mientras duren.
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