Esta columnista está a punto de caer en la tentación de decir que nunca una campaña electoral como ésta del 2023 estuvo tan lejos de las necesidades de la gente. Probablemente esté equivocada. Sí es cierto que la campaña -que legalmente aún no debería arrancar pero que es permanente- una vez más está disociada de la cotidianeidad. El marketing, los intereses individuales o sectoriales y la grieta que representa poderes históricamente irreconciliables se impone por sobre la racionalidad hasta en los temas más urgentes. Estos tiempos demandan estar a la altura de las circunstancias y deponer la búsqueda constante del rédito político. No ocurre.
En un restaurante cultural de San Telmo Emilio Pérsico lanzó el Partido de los Comunes sin ánimo de revolución. Los afiches inundaron los alrededores del Congreso. También hubo pegatina de fotos de Alberto Fernández con el puño contra el corazón y la leyenda Alberto 2023. Es una muestra de otras tantas posturas que convoca a la reflexión tanto como la mudez de Cristina Fernández de Kirchner.
¿Alguien cree que esa fuerza política sin candidato a Presidente pretende ganar una elección? Está claro que a lo sumo conseguirá un lugar en la mesa de discusión para colar nombres en las listas. Los dueños con poder siguen siendo tres: la Vicepresidenta, el Presidente -sólo porque ejerce la primera magistratura- y Sergio Massa como líder del Frente Renovador que asumió el desafío caliente de conducir el Ministerio de Economía de la Nación.
Cabe preguntarse quiénes son esos comunes, quien es "la gente" o los "ciudadanos" en cuyo nombre tanto se habla ¿Son los pobres? ¿Los indigentes? ¿Los que sufren inseguridad? ¿Los que pagan impuestos y no obtienen beneficios? ¿Los trabajadores, científicos y empresarios que el Presidente llevó a los palcos del Congreso para mostrar éxitos de su gestión? (A propósito de eso: ya lo había hecho Cristina Kirchner en el lanzamiento de Unidad Ciudadana asesorada por Antoni Gutiérrez Rubí el consultor catalán que ahora frecuenta el despacho presidencial en Casa Rosada).
¿Son los jubilados de Puerta de Hierro a los que visitó Máximo Kirchner el día de la Asamblea junto a 'El Tano', el cura villero amigo del Papa? ¿O son los que piden mano dura y bala cuando aparece Patricia Bullrich? ¿O los que se indignan y entusiasman con el salto al vacío que representa Javier Milei?

¿Son representados los porteños que todavía están sin luz en medio de la novena ola de calor? ¿O quienes ponen los muertos en el Conurbano o bajo las balas de los narcos de Rosario que operan con total impunidad aún intramuros, presos en la cárcel de Marcos Paz?
LOS DOS ALBERTOS
Con tono anodino y aburrido Alberto Fernández buscó defender su mayor virtud, una moderación que lo convirtió en el elegido de Cristina Kirchner en 2019. La misma moderación le cavó su tumba política y ella, atenta al protocolo institucional, volvió a ser su anfitriona. Casi no lo miró, apenas sonrió.
"No todo estuvo mal", sorprendió Andrés Larroque por radio sobre los logros de este Gobierno, un gobierno del que el kirchnerismo dijo no sentirse parte, tanto que al final el Presidente creyó que es de su propiedad. Arrancó su discurso de 57 páginas leído en 120 minutos con un yoísmo extremo. Terminó a los gritos logrando por primera vez el clamor de las bancas peronistas y la burla del Kun Agüero.
¿Cuál es Fernández? Fernández es los dos. Y cada uno de esos Fernández se gana enemigos distintos. Es el que se le planta a La Cámpora y defiende su moderación y el que quiere agradar a Cristina. No sumó amigos. Apenas arrancó aplausos en la última parte de su discurso y también insultos de la oposición.

Los exabruptos de Fernando Iglesias sí le suman. "Me honra" se envalentonó Fernández ante el festejo K que así le perdonó que hablara de la "inhabilitación" electoral de la Vicepresidenta en lugar de "proscripción".
Lo que no parece construir el Presidente es un marco de apoyos para su precandidatura a la reelección. Tiene logros y tiene inflación. Sobrevive. Y no es poco.
LA PLAZA VACÍA
La soledad de los palcos y el vacío en la plaza fue de una frialdad que contrastó con el fenómeno climático de estos días. Pobre foto para un peronista: apenas fueron Héctor Daer y Hugo Moyano por el sindicalismo; un puñado de funcionarios, sólo cinco gobernadores y hasta Sergio Massa posó por encima desde el palco central como ex presidente de la Cámara de Diputados homenajeado con sus pares por los 40 años de Democracia ininterrumpida. Los jueces de la Corte Horacio Rossati y Carlos Rozenkrantz permanecieron incólumes frente a la andanada de denuncias que, por ahora, son solo eso. Están tranquilos. El juicio político es una promesa sin dos tercios de votos para su aprobación.
En ese contexto los problemas del Presidente apenas empiezan en Cristina y los límites de su liderazgo.
El kirchnerismo más duro prepara un plenario para el 11 de marzo como si ella fuera Juan Domingo Perón. Alberto Fernández retrucó con un ‘yo soy Perón' cuando defendió su impulso al juicio político contra la Corte Suprema. "Miren las decisiones que tomé eh, mírenlas. En ese paquete te inscribo el pedido de juicio político a la Corte. ¿Sabés cuántos presidentes en Argentina lo hicieron? Dos, Juan Perón y yo. ¿Ok?", lanzó el mandatario en modo cristinista por TV.
Todos saben que ninguno de los dos es Perón. Además de que no fue lo mismo su primer gobierno, el segundo ni el tiempo que gobernó antes de su fallecimiento. Y aunque con este año los Kirchner marcaron casi la mitad de los años de democracia, ya no le alcanza a Cristina con ella sola.
El problema del Presidente es más que La Cámpora. Es la inflación, es la oposición, son los funcionarios que como Aníbal Fernández se pelean con un gobernador y un intendente en lugar de ponerse al frente de la batalla más dura para frenar a los narcos de Rosario y en el resto del país.

UN ACTO POR CRISTINA Y LA SOMBRA DE MACRI
Alrededor de Fernández insisten en empardar su poder con el de la Vicepresidenta y convertirlo en el heredero de Perón para tiempos distintos. Para el mismo 11 de marzo en que las agrupaciones que nuclea Andrés ‘El Cuervo' Larroque lanzaron la consigna "luche y vuelve" (más de un peronista histórico se indigestó al cruzarse con los flyers), el amigo del Presidente 'Pepe' Albistur promueve el homenaje al Papa Francisco en la Basílica de Luján que lleva como lema "La unidad supera el conflicto". Nunca algo así es casual.

Todavía Cristina Kirchner no confirmó su presencia en el plenario que tendrá lugar en Avellaneda (otra vez un municipio amigo). Si ella no va, ¿significa que no será candidata? Y si va, ¿dejará abierta la posibilidad de rever su autoexclusión tras la condena judicial? Lo que está claro es que si lidera el acto no hay discurso albertista que le compita. Pero tampoco se armó aún la famosa comisión del Frente de Todos para pedirle que tome una decisión.
De la misma manera del otro lado abundan los slogans sin promesas concretas y condiciona a Juntos por el Cambio un omnipresente Mauricio Macri. La semana pasada se dio el lujo de posar para las fotos con los héroes del Mundial, Lio Messi y el Dibu Martínez. Desde Europa tuiteó su solidaridad con el capitán del Seleccionado y su familia con un tono de cercanía y amistad envidiable. Los jugadores tomaron partido y dejaron el match Macri 1-Alberto 0.
Valoro el compromiso de Miguel Ángel y la responsabilidad que mostró siempre para defender sus ideas. Sé que sueña con una Argentina conectada al mundo para crear oportunidades reales. https://t.co/g6BOGU7R3y
— Mauricio Macri (@mauriciomacri) March 3, 2023
¿Es posible que el jefe de gobierno porteño corte el cordón umbilical? Horacio Rodríguez Larreta hace esfuerzos en todo el país por ser el candidato. Macri le puso jefes de campaña a Bullrich y a María Eugenia Vidal. Pensar en la prescindencia de ‘Mauricio' es de mucha ingenuidad. Por lo menos no se la deja fácil cuando también se deshizo en elogios hacia Miguel Pichetto por su lanzamiento como precandidato.
En ese escenario Bullrich siguió con su populismo de derecha y así como reclamó las Taser para la Ciudad, volvió a subirse al drama del narcotráfico. Pidió que las Fuerzas Armadas violen la ley y se ocupen de lo que no quieren ni les corresponde: la seguridad interior. Rodríguez Larreta ensayó su moderación y propuso un plan de más de 140 caracteres mientras desfilaron por Rosario otros opositores que según Omar Perotti fueron como "turistas" del horror. Mientras tanto y aunque muchos van de vacaciones y rompen las estadísticas de los feriados, gran parte de la gente sufre los dramas de la Argentina.
El último gran logro político del oficialismo no fue obra de Alberto Fernández, aunque sí es de su autoría la enorme inversión en obra pública, vivienda y otras buenas noticias que -se queja- no lee en los diarios. El triunfo político se lo anotó la Cámara de Diputados donde hubo sesión extraordinaria el último día habilitado por el calendario.
Desde el Mecon teje Sergio Massa que apuntala a Cecilia Moreau, la presidenta, con asistencia de Eduardo Cergnul en la secretaría parlamentaria y Franco Mollo en la secretaría general. Germán Martínez, que responde a Agustín Rossi, trabajó en el diálogo y compartió el éxito con Máximo Kirchner que aunque no esté con cargo o se ausente a las Asambleas Legislativas sigue teniendo la acción de oro. Quedó claro que "todos unidos triunfaremos" y que no les sobra ni un diputado nacional. Necesitan ampliar.
Que Kirchner hijo no estuviera en la apertura de sesiones fue simbólico y un gesto más de sus diferencias con Alberto Fernández. Por otros motivos se ausentó Gerardo Milman. El ex vicejefe del bloque del PRO escrachó en diciembre del 2021 a los tres diputados de Juntos por el Cambio que se ausentaron en la sesión donde el Frente de Todos modificó -por un solo voto a favor- la ley de Bienes Personales.

El bonaerense no asiste al Congreso y tampoco pidió licencia a pesar de quedar bajo la mirada judicial por el intento de asesinato de Cristina Kirchner. De todos modos lo que más lo afectó fueron los sospechosos nombramientos en Seguridad y en el Congreso de la Nación. Reapareció en el lanzamiento de Néstor Grindetti que quiere ser gobernador con ayuda de Bullrich cuya jefatura de campaña dejó.















