Anatomía de la cumbre demorada del FdT: qué se dijeron Alberto Fernández y La Cámpora a puertas cerradas
En poco más de cinco horas, los participantes del cónclave en la sede Matheu del PJ con los que habló El Cronista describieron un sinfín de cruces de diverso tenor.
Alberto Fernández encontró la manera de no irse por la puerta de atrás. Cuando se mira al espejo ve que baja de peso y se percibe relajado aunque alza demasiado la voz. La imagen más canchera durante sus viajes -camisa rosa fuera del pantalón, puños arremangados- va acompañada de discursos que no parecen de gestión sino de campaña. Esa actitud irrita al kirchnerismo que reclama su abdicación. Ariano y testarudo, no se baja y los convida a un duelo en Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO).
El ‘nuevo' Presidente está siendo moldeado por Gabriela Cerrutti que lo disciplinó a la hora de comer. Y por el catalán Antoni Gutiérrez Rubí que antes (en 2017) domó (un poco) a Cristina Kirchner y que trabajó cómodo con Sergio Massa, el único que no reniega de la comunicación.
Los deseos de Cristina Kirchner se infieren de los dichos de su entorno a favor de su candidatura. Está claro que digita detrás de escena como el jueves pasado cuando organizó el desembarco en la cumbre del Frente de Todos y mandó a su ancho de bastos. Después se fue a su casa a esperar el desarrollo de los acontecimientos.
En el despacho de la Vicepresidenta, ubicado en el primero piso del Senado, estuvieron Máximo Kirchner; la senadora Anabel Fernández Sagasti; el ministro de Desarrollo con la Comunidad bonaerense, Andrés Larroque; la intendenta quilmeña, Mayra Mendoza, y el ministro del Interior, Eduardo 'Wado' de Pedro. De ahí se fueron a copar la reunión en la sede del PJ. Sorpresivamente fueron a "negociar".
NADIE CONDUCE AL FRENTE DE TODOS
La primera conclusión después de tanto reunionismo es que Cristina tiene una debilidad. Su creación se volvió contra ella. El problema es que tampoco el Presidente es 'dueño' de nada y no puede hacer lo que hizo Néstor Kirchner cuando se desembarazó del padrinazgo de Eduardo Duhalde. De todos modos, lo intenta ahora con todas sus fuerzas.
A su favor, el Presidente puede decir que no tenía nada, que dilapidó poder durante tres años pero la semana que pasó sentó a 33 de los principales dirigentes de todo el país en el exmicrocine del PJ nacional. Armó además la lista de invitados y evitó que el kirchnerismo impusiera las listas.
Fernández llevó cinco propios (Santiago Cafiero, Victoria Tolosa Paz, Juan Manuel Olmos, Julio Vitobello y Fernando 'Chino' Navarro) más el gobernador Gustavo Bordet y algún intendente cercano que, para no ganar enemigos, no habló. También fueron cinco por Cristina más gobernadores e intendentes K como si el albertismo y el cristinismo fueran iguales. La Cámpora protestó pero se bancó la equidad.
Para apaciguar los ánimos el equipo presidencial ofreció café, té, sanguchitos, empanadas y hasta nachos (sí, nachos con guacamole) pero hubo que correr a buscar mate para Máximo Kirchner a quien aplaudieron por su cumpleaños.
Frente a ese tablero y sin silla en las mesas donde se toman las decisiones el ministro de Seguridad de Buenos Aires, Sergio Berni, advirtió una realidad: "El Presidente tiene la obligación de decir que quiere ir por la reelección". Para "llevárselo", hay que confrontarlo, avisó, aunque no lo quiere. La Cámpora no está de acuerdo: si Cristina es candidata no debe haber PASO. Y si no lo fuera tampoco querrían al Presidente de la Nación.
Tres años atrás era inimaginable que al exjefe de Gabinete hubiera que ponerle otro candidato que le gane una PASO. Tres años y medio atrás todos se bajaron cuando Cristina Kirchner publicó la fórmula en redes sociales. "Inadecuado" apretó Fernández Sagasti para cancelar la PASO peronista. "Raro", suavizó el flamante jefe de Gabinete Agustín Rossi que sí admitió que la Vicepresidenta es quien más mide en las encuestas algo con lo que coincide la mayoría en el Frente de Todos.
En la cabecera de la mesa, Fernández insistió durante toda la reunión en defender las Primarias. "Cuenten conmigo en contra de la proscripción", indignó a los defensores de la Vicepresidenta que no se guardaron nada. "No es contar con vos, es hacer algo", lo desafiaron.
Técnicamente el "algo" contra la "proscripción" son afiches, pintadas y un lavado documento porque todavía no tienen votos contra la Corte ni una embestida contra la Justicia que no sea verbal.
Tampoco hay candidatos. Cristina no se lanzó, Fernández no blanquea, Wado de Pedro camina pero no confirma y Daniel Scioli depende del Presidente y de la Vicepresidenta de la Nación. En la grilla queda como sobreviviente de la guerra interna el ministro Sergio Massa. Como en el relato bíblico, por tercera vez negó en la reunión que vaya a ser candidato.
A Massa no le creen que no tenga deseos pero, como CFK, necesita un respaldo político contundente más allá del apoyo a su gestión. Algunos arman un operativo clamor con la esperanza de que baje la inflación y los devuelva a la vida. El jueves su gestualidad lo mostró en gestión: anunció la suba de las asignaciones familiares y se dio el lujo de ser el último en llegar a la juntada en la histórica sede del partido adonde nunca había vuelto desde la ruptura y fundación del Frente Renovador.
LOS ERRORES DEL PRESIDENTE
El antecedente electoral del 2021 le quema las manos al Presidente. Primero por aquella foto maldita del cumpleaños de Fabiola Yáñez que empujó la derrota, episodio más indigerible para Cristina Kirchner que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Segundo porque impuso a Victoria Tolosa Paz en Buenos Aires. Y perdió.
A seis meses de las PASO las encuestas no favorecen a Alberto Fernández. En la CGT dudan de su fortaleza. Héctor Daer lo respaldó sin ser demasiado convincente. Sergio Palazzo, de La Bancaria, se puso del lado de Cristina Kirchner. Y Abel Furlán, de la UOM, tiró un éxocet: "Mis afiliados me plantean que si usted es candidato vamos a perder". Este sábado por AM 750 repitió que la Vicepresidenta tiene que ser la candidata este año. "La necesitamos", resaltó.
Sin embargo no todos están convencidos de bajar al Presidente. El entrerriano Bordet acompañó con su silencio, como algunos otros presentes que si bien no le tienen demasiada fe, esperan que active una llave codiciada en el PJ, la que le cierra el avance al kirchnerismo para que puedan crecer otros liderazgos.
A Massa no le creen que no tenga deseos pero, como CFK, necesita un respaldo político contundente más allá del apoyo a su gestión. El jueves se dio el lujo de ser el último en llegar a la histórica sede del partido adonde nunca había vuelto desde la ruptura y fundación del Frente Renovador
GUERRA DE ENCUESTAS
La más nombrada fue la gran ausente en Matheu 130. Cristina Kirchner mandó a los suyos con el mandato de diciembre para que "usen el bastón de mariscal".
Lo usó el gobernador Axel Kicillof que fue el más discreto y se escurrió por el garage de la sede partidaria. De entrada apuró al Presidente: "¿Querés ser candidato? Yo necesito saber porque en la provincia de Buenos Aires no es lo mismo quién es candidato. Todas las encuestas dan a Cristina con 35 puntos y a vos con siete".
Fernández evadió el tema, respondió que no es el momento de lanzar candidaturas y que las encuestas últimamente se equivocan. "Vine caminando 50 cuadras y nadie me preguntó por Cristina", salió en su apoyo el líder del Movimiento Evita Fernando 'Chino' Navarro. De inmediato lo cruzaron.
Después hubo más momentos de tensión, un cruce entre Fernández Sagasti y Tolosa Paz y reproches de Pablo Moyano por la designación de Antonio Aracre (ex Syngenta) como jefe de asesores. También el 'Chino' Navarro reivindicó al Presidente por esa elección.
"Previsible", concluyeron en el albertismo el tono del encuentro en el que sin embargo se acordó la unidad. Y aunque está claro que el Presidente no logró domesticar a los camporistas también es cierto que tres años atrás era inimaginable que la Vicepresidenta necesitara tanto esfuerzo y negociar. Hasta que bendijo a Fernández, las decisiones se tomaban en el Instituto Patria y sin discusión, excepto cuando hubo que sumar al Frente Renovador.
En pos de la unidad hubo consenso para redactar un comunicado más moderado que combativo, un intento por mostrar una coalición que contiene a la diversidad para que vuelva al cauce de la moderación del 2019 aunque todavía sin un acuerdo electoral ni mucho menos sobre los proyectos de un próximo gobierno. Depende de quién lidere el espacio como dijo Moyano: "Cuando se sepa el nombre todos nos vamos a encolumnar, como siempre. Puede ser Cristina, Alberto, Scioli o Sergio Massa", respondió al llegar a la reunión.
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Si la Vicepresidenta quiere ser candidata alcanza con un sólo tuit para que lo anuncie. No lo hace porque se siente proscripta, a un paso de repetir la historia de Lula Da Silva que en medio de la campaña se tuvo que bajar por la condena judicial. No puede ir a una elección condenada y con el PJ dividido. Tampoco puede así nombrar un sucesor.
MÁXIMO, EL MÁS DURO NEGOCIADOR
La sorpresa fue la presencia de Máximo Kirchner que tuvo varias intervenciones. La primera duró no menos de 45 minutos. Estuvo duro. En ningún momento tuteó al Presidente, el amigo de su padre al que, cuando adolescente, le cedía su cama en la casa de Río Gallegos. "Usted quiere ser reelecto con la nuestra, con lo que puso Cristina", cuestionó el intento de despegue de Alberto Fernández.
No todos fueron palos. Reivindicó, como suele hacer, la gestión de la pandemia por COVID. Y explicó lo que viene diciendo públicamente, todo lo que podría haberle dicho al Presidente en una reunión privada en Olivos si se hubieran visto alguna vez durante el último año. Esta vez tuvo que hacerlo bajo el marco institucional de una construcción colectiva más amplia que su agrupación, un corset para el Presidente que obliga a los kirchneristas a persuadir y negociar con su invención electoral.
Ante la insistencia de Fernández -que logró apuntar el uso de las PASO en el documento final- tomó la palabra Andrés Larroque. Sin medias tintas -y él sí tuteándolo- le lanzó: "Ya Máximo te explicó nuestra posición, vos no podés ir a las PASO". El santiagueño Gerardo Zamora sumó: "Si pudieras reelegir no estaríamos acá teniendo esta reunión".
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¿hay que CONVENCER A CRISTINA?
A pesar de tanto debate -cinco horas y media, desde las 20:15 hasta pasada la 1:30- no se definió quiénes integrarán la comisión que buscará convencer a Cristina Kirchner para que revea su autoexclusión.
¿Pero si está proscripta cómo la van a convencer?, le preguntaron a Fernández Sagasti en Radio Diez. "Vamos a necesitar mucha suerte para convencerla", se rió la senadora nacional por Mendoza que seguramente tiene un guiño de su lideresa para reclamar que se la proclame candidata.
La sutil diferencia entre kirchneristas y albertistas fue evidente. Unos dicen que ella está proscripta, los otros que a futuro podría estarlo.
"Cristina está proscripta, si no estuviera proscripta sería la candidata natural", repitió Fernández Sagasti sobre la trampa discursiva. En cambio, Agustín Rossi lo consideró "raro" pero "una rareza más" de las que caracterizan a este gobierno. También destacó el potencial de la Vicepresidenta sobre cualquier otro en el Frente de Todos y volvió a subir al ring al jefe de Estado. "Si no hay un candidato que sobresale por sobre el resto, seguramente se podrá sintetizar en él. Si no hay nadie, creo que es un error tratar de sintetizar en alguien que no lo hace naturalmente", propuso conciliadoramente.
Último dato. Los participantes del áspero cónclave lo consideraron positivo, bueno o sano, una deuda pendiente, una catarsis. Y Furlán, otros de los numerosos voceros kirchneristas hasta aventuró que próximamente habrá una foto entre Cristina, Alberto y Massa.
Si no hay reconciliación esa foto indefectiblemente ocurrirá en la Asamblea Legislativa del 1° de marzo.
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