Los lineamientos para un plan económico integral
Nos enfrentamos ante el escenario económico más complejo desde la salida de la convertibilidad. La escasez de reservas mina la credibilidad de que el BCRA pueda sostener el tipo de cambio oficial, al tiempo que esta incertidumbre alimenta la brecha e impide la acumulación de reservas reforzando el ciclo. Las mayores restricciones al pago de importaciones, que buscan proteger el stock y mejorar el flujo, naturalmente han tenido un impacto en la brecha y en la dinámica inflacionaria.
Esta aceleración inflacionaria lleva al acortamiento de los contratos, generando una mayor inercia y persistencia de la inflación, lo cual presiona el tipo de cambio real y nuevamente genera un impacto sobre las expectativas de reservas-tipo de cambio-inflación.
El actual contexto exige la formulación de un plan económico integral y consistente. No es tiempo de medidas aisladas o parciales y sucesivas. Tampoco de medidas débiles, sino que tengan la contundencia de actuar sobre las causas de los problemas y ser verdaderas soluciones y no meros parches. El plan debe estar enmarcado en una estrategia de mediano plazo con consensos por fuera del oficialismo de turno para revertir expectativas y la incertidumbre actual.
La hora del garante que siempre buscó su momento
Debe incluir un conjunto de proyectos de ley, Decretos y Resoluciones que permitan recuperar la confianza y sean percibidas como un rumbo claro. Hay dos objetivos prioritarios en el corto plazo para restablecer la confianza: reducir la inflación y disminuir la brecha cambiaria.
Respecto a la inflación podría remitirme al artículo que publiqué en este diario el 16 de junio de 2021 cuando la situación global , la inflación local y los desequilibrios macro eran menos severos. Solo agregaría que el margen es inferior que el de hace un año.
Quiero centrarme en la cuestión de brecha cambiaria y "corrida cambiaria". La conjunción entre los problemas políticos del oficialismo y los desequilibrios macroeconómicos son sus fundamentals potenciados por el peor contexto externo en 40 años.
La brecha cambiaria alcanza niveles no vistos desde los años 80. Una corrida exige tomar medidas potentes y no exentas de costos de corto plazo, para revertir la dolarización de las carteras. Como en un paciente, primero hay que parar la hemorragia y luego estabilizar y curar problemas estructurales.
1) Política: La condición necesaria es un acuerdo político entre las autoridades políticas con responsabilidad institucional en el oficialismo: Presidente, Vicepresidenta, Presidente de la Cámara de Diputados (ahora Ministro), con Gobernadores e Intendentes. El plan económico debe tener apoyo explícito del núcleo central del Frente de Todos, más allá de la conformación del Gabinete.
2) Política Monetaria: Es urgente una suba de tasas de interés (ayer se dio un paso) para cumplir el objetivo de tasa de interés real positiva, tanto en términos de las perspectivas inflacionarias como necesariamente superior a la tasa de devaluación. Esto permitirá reducir las presiones devaluatorias y la incertidumbre en el financiamiento del déficit. Sin duda subir la tasa tiene efectos fiscales, cuasi fiscales y en nivel de actividad de corto plazo negativos. Pero frenar la aceleración inflacionaria y la crisis además de la estabilización y reactivación posterior, compensan y bastante rápidamente con creces dichos costos.
3) Política Fiscal: Se requiere explicitar un sendero de convergencia fiscal con un crecimiento del gasto no superior a los ingresos, con un déficit máximo de 3% del PBI en 2022 y un nivel menor para 2023 y cronograma 2022- 2023 preciso y detallado de instrumentos, montos y plazos de financiamiento en el mercado local de deuda pública compatibles con las necesidades fiscales. La política fiscal debe incluir la implementación de la renta inesperada y mecanismos anti evasión que permitan sostener los ingresos de los sectores más vulnerables y las necesidades críticas de infraestructura.
4) Coordinación de Precios y Salarios. Es absolutamente necesario la firma de un acuerdo económico y social con un cronograma descendente de precios y salarios, para llegar a fin de año con una inflación no superior al 2-3% mensual, con compromisos claros de todas las partes, incluido el Estado Nacional y las Provincias (por tasas de interés, tipo de cambio, impuestos, tasas y contribuciones) y con la flexibilidad de ajustes, solo ante casos fundados de aumento en precios internacionales y sólo por el componente de costos. Se debería eliminar o acotar los mecanismos indexatorios para frenar la inflación inercial.
5) Sector Externo: Establecer una banda de flotación cambiaria compatible con la política de tasas de interés, junto a un cronograma de flexibilización de las importaciones ligado a la estabilización cambiaria y la acumulación de reservas con financiamiento multilateral y bilateral.
El debate debe ser en torno a como tener un colchón cambiario para evitar una apreciación del tipo de cambio real, que conspire contra la sustentabilidad de la estabilización, en un contexto de caída del superávit comercial. Una devaluación solo puede hacerse con reservas, credibilidad y un programa consistente. El plan debe incluir la eliminación de las restricciones cambiarias al 31 de diciembre de 2023, salvo las que establecen a la entrada de capitales volátiles.
6) Coordinación monetaria externa y financiera: Formalización de un Comité de Coordinación entre el Banco Central, CNV, Superintendencia de Seguros, AFIP, UIF, ANSES, para coordinar políticas, regulación y supervisión financiera, bancaria y no bancaria.
7) Soporte institucional para el mediano plazo: una Comisión integrada por representantes parlamentarios y especialistas del oficialismo y la oposición, para que en 180 días formulen proyectos de ley para una política de Estado estratégica que incluya la creación de una nueva moneda, una moneda pública digital como han implementado China y Suecia y evalúan implementar EE.UU, Unión Europea y Brasil con una regla de emisión a discutirse; una reforma impositiva integral con coparticipación federal y retenciones; la implementación del Fondo Anticíclico Fiscal; normas de inversiones extranjeras y distribución de dividendos; política de modernización laboral que con empleos formales de calidad; sistema previsional (jubilaciones y prestaciones sociales) equitativo y sustentable; plan Nacional a 10 años de infraestructura; política energética de largo plazo con gradual de eliminación de subsidios, salvo tarifa social en el mediano plazo; modernización del Estado Nacional, provincial y municipal, de las leyes financieras, cambiarias y de mercado de capitales y la creación de un Fondo Soberano Argentino con recursos extraordinarios, como Vaca Muerta, para financiar proyectos estratégicos, además de la integración económica de Mercosur ampliado.
Solo conciliando posiciones entre los distintos sectores políticos, económicos y sociales, integrando productividad y solidaridad, Estado y Mercado y articulando armoniosamente el corto y el mediano plazo será posible revertir la delicada situación por la que estamos atravesando. Este debate debe ser impulsado desde el peronismo, que a lo largo de la historia ha demostrado su potencia transformadora y su imaginación política.
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