Opinión

Especulaciones sobre un eventual plan de estabilización

Desde la llegada de Sergio Massa a la cartera de Economía, Cristina Kirchner viene ensayando, como otras tantas veces en el pasado, un pronunciado giro pragmático con el objetivo de recuperar la competitividad electoral perdida. Busca recobrar, especialmente, el apoyo de parte de los sectores medios independientes, que la abandonaron hace casi una década, volvieron a votarla en las elecciones de 2019 y le dieron nuevamente la espalda en noviembre pasado. Por el momento son muchos más los anuncios en materia económica (ajuste de los subsidios energéticos, achicamiento del déficit fiscal) que lo efectivamente implementado. Pero, conforme los anuncios y las medidas avanzan, el giro pragmático toma forma y una pregunta surge con fuerza: ¿Hasta dónde es capaz de llegar el gobierno?

Si Massa pudiera, seguramente haría todo lo posible por profundizar dicho giro, buscando favorecerse a sí mismo en el camino iniciado para posicionarse como candidato presidencial. Massa no tiene, a diferencia del kirchnerismo, restricciones ideológicas o vínculos establecidos con parte del electorado de izquierda, como para evaluar que los costos puedan ser mayores que los beneficios. Al contrario, el ministro de Economía necesita acumular legitimidad de ejercicio bajando la inflación.

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¿Y el resto del peronismo? Un nutrido grupo de gobernadores acaba de viajar a los Estados Unidos junto a Wado De Pedro (la voz de Máximo Kirchner dentro del gabinete) para buscar inversiones. Cristina, que tiempo atrás decía "si me pasan algo, miren al norte", se ha reconvertido y ahora podría decir "si mejoro electoralmente, miren al norte", porque en definitiva lo que el gobierno del FdT viene haciendo es cumplir con el programa del FMI (Massa viajó a Washington hace dos semanas para reunirse con Kristalina Georgieva) y buscar dólares frescos de empresas norteamericanas y organismos internacionales, como el BID (dicho sea de paso, justo cuando el gobierno comenzaba a recomponer la relación con su presidente, Mauricio Claver Carone, éste fue destituido).

Por un lado, Massa y el peronismo no tienen restricciones en este giro pragmático y, por el otro, si Cristina tenía algún limitante, es evidente que asumió una postura mucho más flexible. Parece estar dispuesta a avalar todo lo que sea necesario para perder por poco o tener chances de ganar en 2023. Las señales hasta ahora parecen indicar que la vicepresidenta está dispuesta a casi todo. ¿Esto incluye un plan de estabilización? Si el gobierno continúa por la senda del pragmatismo, ¿cuándo debería ir hacia un plan de estas características para maximizar sus chances? Especulemos un momento con la posibilidad de que esto ocurra.

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Los últimos planes de estabilización en la Argentina fueron adoptados en años electorales. El Plan Austral en junio de 1985 y la Convertibilidad en marzo de 1991, en ambas oportunidades cinco meses antes de las legislativas de ese año. Los efectos positivos y prácticamente instantáneos sobre la economía beneficiaron a los oficialismos (UCR en 1985 y el PJ en 1991), que pudieron ganar las elecciones de manera contundente. Pero en esta oportunidad, las legislativas están atrás, y no adelante. En 2021 el electorado ya le soltó la mano al FdT luego de los penosos resultados de la gestión, en especial en materia económica. Esta vez la elección por delante es la presidencial.

El Plan Primavera, adoptado en agosto de 1988, no fue un plan de estabilización propiamente dicho, pero fue un service que le hicieron al Austral, que ya venía muy deteriorado. El objetivo era detener la crisis en el corto plazo y que la UCR pudiera llegar mejor parada a las elecciones presidenciales de 1989. El Plan Primavera terminó fracasando en medio del estallido hiperinflacionario.

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Hay, sin embargo, otro antecedente que sirve de referencia, en julio de 1994, durante la presidencia de Itamar Franco en Brasil, comenzó a aplicarse el Plan Real. El éxito del dicho plan en acabar con la inflación llevó a su ideólogo, el ministro de Hacienda Fernando Henrique Cardoso, a ganar las elecciones presidenciales en octubre de ese mismo año (en segundo lugar, terminó Lula da Silva). Conclusión: las elecciones son un incentivo para aplicar un contundente plan de estabilización en escenarios inflacionarios ya que mejoran la competitividad electoral de quienes los aplican con éxito.

Pero un plan de estabilización para ser exitoso en el entorno actual requeriría, además de la voluntad política, de un acuerdo político que compense la falta de credibilidad del gobierno. La pregunta entonces pasa a ser con quién podría pactar el gobierno. Mientras JxC se encuentre unido, será más difícil lograr acuerdos con parte de la oposición. En este marco el gobierno busca casualmente terminar con las PASO, mecanismo que la oposición muy probablemente terminará utilizando (en caso de seguir existiendo) para dirimir sus candidaturas. Sin las PASO, las posibilidades de que las disputas internas escalen, incluso hasta el punto de la ruptura, son evidentemente mayores.

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En el radicalismo no verían con tan malos ojos eliminar las PASO. El centenario partido cuenta con un aparato y tradiciones que, en cualquier interna no abierta, no simultánea y no obligatoria, se revalorizan. Además, las negociaciones entre peronistas y radicales incluirían también la eventual designación de jueces y fiscales: de hecho, en los pasillos judiciales ya hay conversaciones en curso. Pero lo más importante es que en la UCR hay incentivos más fuertes a formar parte de un eventual acuerdo económico con el oficialismo. Si la economía se ordena los que perderían serían los "halcones", y como el radicalismo tiene, en mayor proporción, candidatos "palomas" necesita que la economía se mantenga estabilizada dentro de ciertos márgenes. A la inversa, si la situación económica se complica aún más, las chances electorales de los "halcones", que abundan en el PRO, aumentan. Retomemos la pregunta original y reformulémosla: ¿Es capaz Cristina de profundizar su giro pragmático a punto tal de avalar un plan de estabilización que incluya en su seno un acuerdo con buena parte del radicalismo? Las posibilidades parecen remotas, pero no debería sorprendernos tanto. No sería la primera vez que el kirchnerismo se acerque a la UCR para ampliar su base de legitimidad.

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  • FMP

    FABIÃN MARCELO POLETTO

    29/09/22

    Te empezó a doler la planta de los pies? ... Entonces dejá de caminar sobre el canto de una moneda ... La suerte ya está echada ... La guita NO vuelve más y los que se la llevaron: TAMPOCO

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