OPINIÓN

Argentina y el análisis socioeconómico desde el jardín

La realidad socioeconómica argentina está siendo invadida por "jardineros" menos cándidos que el personaje protagonizado por Peter Sellers.

Quienes tuvieron la oportunidad de leer el libro "Desde el jardín" del escritor polaco Jerzy Kosinski o de ver la película protagonizada por Peter Sellers seguramente recordarán a aquel famoso jardinero.

Desde el jardín

En la obra, Mr. Chance, el jardinero, es descripto como un hombre solitario, analfabeto, con retraso mental, de mediana edad, sin familia, indocumentado, conectado al mundo exterior sólo a través de la televisión y recluido en el jardín de la mansión de un multimillonario con el que no tiene relación. También se acordarán que el anciano fallece y que, ante el requerimiento de los abogados, por primera vez en su vida, Chance sale a la calle.

Ese mismo día, mientras descansaba entre automóviles estacionados, un conductor hace una maniobra, él trata de evitarlo, tropieza y se golpea. Preocupada por su salud y las posibles derivaciones legales del caso, Eve Rand baja del vehículo y lo lleva a su casa para continuar las curaciones. El trato cordial y elegante de Chance capta de inmediato la atención de Eve y su marido, el magnate Benjamín Rand, que no tardan en introducirlo al selecto mundo social y político de los Estados Unidos.

Transformado ya en una suerte de asesor ineludible, cierto día, un periodista le dice: "Su opinión es, pues, que la retracción económica, la tendencia bajista del mercado bursátil, el aumento en el desempleo //...// no son más que una fase, una época, por así decirlo, en la evolución de un jardín". Al escuchar la palabra "jardín", Chance rápidamente le responde: "En un jardín, las plantas florecen...pero primero deben marchitarse; los árboles tienen que perder sus hojas para que aparezcan las nuevas y para desarrollarse con más vigor. Algunos árboles mueren, pero los nuevos vástagos los reemplazan (Kosinski, 1970)".

"Su metáfora" causaba suspiros de admiración; sin embargo, Chance no estaba utilizando términos elegantes para reflexionar sobre economía sino, simplemente, hablaba de las plantas de su jardín.

JARDINEROS ARGENTINOS

La realidad socioeconómica argentina está siendo invadida por "jardineros" menos cándidos que Chance, con objetivos políticos concretos y un público que le festeja, incluso, cuando proponen formatear autoritariamente el actual status quo social o entregar las Islas Malvinas a cambio de vacunas.

Estos segmentos sociales, compuestos también por "covidiotas", término utilizado por la Real Academia Española para definir a "la persona que se niega a cumplir las normas sanitarias para evitar el COVID", son los mismos que se apasionaban, por ejemplo, con el eslogan de los "brotes verdes" del segundo semestre del año, el de la "lluvia de inversiones", el del "orden natural benévolo" basado en que "los despidos en el Estado generan trabajo" (discurso de 2016) y el ya famoso "veníamos bien, pero de golpe pasaron cosas. El problema no está en las decisiones tomadas, ni en el proyecto //...// ¡Es la tormenta!" (Discurso de 2018).

Brotes verdes, lluvias, naturaleza y tormentas bien pudieron ser términos empleados por Chance en un discurso inocente. Sin embargo, utilizados por "esos jardineros", hoy se transforman en una bajada de línea que, solapadamente, estaría auspiciando una selección natural ("que se muera el que tenga que morir") y la posibilidad fáctica (ya desmentida por los laboratorios) de acceder a una oferta infinita de vacunas distribuida sin riesgos de corrupción por la impoluta "mano invisible" del mercado.

Es tan potente el mensaje de "ese jardinero" que, sin medirse consecuencias, se acepta la idea de la desobediencia institucional (contradiciendo el mensaje de sus pancartas que aseguran proteger las instituciones) y, en economía, el apoyo de políticas basadas en mecanismos automáticos con antecedentes de crisis financieras, inflación, recesión y desempleo como lo fueron los de la caja de conversión y el sistema de metas de inflación.

En el llano, además llama la atención la magnitud de la contradicción cuando, en lo más cotidiano, por ejemplo, proponen vivir en países que también sufren escases de vacunas, poseen relaciones tumultuosas con los laboratorios, compran partidas de poca eficacia y cierran la economía (y escuelas) so pena de prisión por incumplimientos.

El dilema es salud versus economía

En ese contexto de confusión producto del arduo trabajo de "esos jardineros", la situación se agrava y nadie responde por sus dichos (aun cuando se habla de "envenenamiento"). Parecería no entenderse el dilema actual enfrentado por todos los gobiernos del mundo (salud versus economía), lo cual supone que, tampoco, jamás entenderán las interacciones entre política y economía en el ámbito de una sociedad.

"Esos jardineros" resumen todo ese complejo proceso (para que la gente entienda, dicen) en eslóganes y metáforas similares a las de Chance por su estructura. Se suele escuchar "el Gobierno fracasó", "destruyó la economía", "¡nadie va a impedir que vea a mis padres!", "¡con los chicos no!", "las empresas se van del país" y, entre otras, "vivimos en un estado comunista".

Son construcciones carentes de cimientos y desprovistas de una reflexión sobre el estado de la economía en la inmediata pre-pandemia. Omiten la fragilidad financiera del Estado, el sublime endeudamiento externo (con privados y organismos internacionales), el default y la galopante estanflación arrastrada desde 2018.

No obstante, ni la enfermedad propia, ni la pérdida de un familiar directo a causa del virus, frenan esa metáfora. Ocultando la postal de fines de 2019 y rápidos de reflejos para "naturalizar" la mala praxis previa, "esos jardineros" también hacen premoniciones catastróficas sobre las consecuencias de la monetización del déficit fiscal y la mala calidad de las estrategias empleadas en las negociaciones con los acreedores pero, también, reprochan la suspensión del ATP ¿Se contradicen?

INFLACIÓN, POBREZA Y DESIGUALDAD

Temas sin explicación, descontextualizados y con datos desencajados en el tiempo, pasan desde "ese jardinero" a un público que, afirman, no se baja de la camioneta cuando deja a sus hijos en el colegio. La inexistencia de recursos técnicos en toda esa vorágine impide el análisis de las oportunidades que está brindando la flexibilidad actual de los organismos internacionales.

Por ejemplo, cuando afirman que "el apoyo fiscal ha evitado contracciones económicas más severas y mayores pérdidas de empleo. Pero ese apoyo, sumado a las caídas de los ingresos, han elevado los déficits públicos y la deuda pública a niveles sin precedentes en los países de todas las categorías de ingreso (FMI, 2021)"; en el momento que aseguran "la pandemia de COVID-19 pone en peligro vidas, medios de subsistencia y economías enteras (Banco Mundial, 2021)" y al destacar "la función que la política fiscal desempeña en la estabilización del ciclo económico, la redistribución destinada a mejorar la equidad, el suministro de bienes y servicios públicos, y el impulso de la inversión pública como catalizadora del crecimiento económico (CEPAL, 2021).

Nada de esto aparece en la interacción discursiva entre "esos jardineros" y su séquito. Sólo se escuchan ironías lanzadas "desde el jardín" que luego se repiten y transforman en el argumento de "manifestaciones espontáneas" y corridas en el mercado financiero.

Es lógico que en ese marco haya tantísimos tipos de cambio, altas tasas de interés, recurrentes presiones inflacionarias y, en el futuro, más pobreza y desigualdad.

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