El gran dilema: reforzar el sistema previsional o mejorar la competitividad de las Pymes
Dos objetivos necesarios pero contrapuestos en un país donde la frazada siempre es corta.
Todo depende del cristal con que se mire, o dicho de otra forma del lugar en donde se está parado. La opinión de un jubilado o la de un trabajador activo, que están atentos a cómo será su jubilación en el futuro, seguramente irá en la dirección de no desfinanciar al sistema previsional. En cambio, y con razón, un empleador pyme priorizará que se bajen los tributos y entre ellos, los llamados costos laborales que se deben afrontarse mes a mes junto a los demás costos.
Los dos deseos se contraponen, más cuando la frazada es corta como fue en el pasado y sucede actualmente en Argentina.
Basta con citar un ejemplo que lo expresa todo: mientras en 2016 se hablaba del alto costo laboral y se proponían medidas para intentar aliviarlo, simultáneamente hubo un reconocimiento para los jubilados que necesitó de los fondos recaudados por el blanqueo de capitales destinado a cancelar los ajustes retroactivos de las jubilaciones.
Mientras tanto, en otro proyecto que todavía no se trató y que cobra fuerza cada tanto, se proponen diferentes medidas que, con el argumento de fomentar el registro formal sin límites de los empleados y la contratación de los jóvenes, otorga como beneficio la desgravación y la condonación de las contribuciones patronales destinadas a la seguridad social. Los blanqueos laborales reconocen una cierta antigüedad que aporta tiempo al momento de solicitarse la jubilación, a pesar de que no exija aportes que lo financien.
Estas ideas no son nuevas, comenzaron en el año 2001, con la sanción del decreto 814, cuando se diferenciaron los porcentajes de contribuciones patronales destinados a la seguridad social con el argumento de “establecer las bases para el crecimiento sostenido, y la competitividad y el aumento del empleo y “que para alcanzar tal objetivo, resulta particularmente necesario instrumentar medidas que tiendan a la reducción del nivel de los costos de producción .
Luego, el ex ministro Cavallo implementaba los planes de competitividad, permitiendo computar como crédito fiscal para el Impuesto al Valor Agregado, las contribuciones patronales de la seguridad social que pagaban las empresas. Más tarde, en el año 2008, la ley 26.476 creó un blanqueo laboral y en otro capítulo un régimen de fomento para las nuevas contrataciones de trabajadores.
Se condonaba la deuda y las multas previsionales para las empresas que blanqueaban hasta 10 empleados y a éstos se les permitía computar cantidad de años de aportes para el momento en que tramiten su jubilación. Asimismo, se daban beneficios, relacionados con la disminución de cargas sociales, a las nuevas contrataciones que se realicen el los años siguientes.
Estas estadísticas demuestran que el hecho de implementar medidas económicas, en los años 2001 y 2008, de reducción de contribuciones patronales no aseguraron, por sí solas, que se incremente la contratación de trabajadores, ni tampoco que se reduzcan los niveles de empelados no registrados en la economía.
Quizás se omita que existió vigente una ley, desde el año 2014 (26.940) que otorgaba una reducción del 50% sobre las contribuciones patronales de la seguridad social para los pequeños empleadores (personas físicas, sociedades de hecho y de responsabilidad limitada) con hasta 5 empleados, cuya facturación anual no superara $ 2.400.000. Los datos que surgen de un estudio del Ministerio de Trabajo, relacionado con la evolución del empleo no registrado “armonizada , excluyendo a los beneficiarios de planes sociales, demuestra que en el período 1997 a 2002 la tasa se mantuvo en el 38%, y luego a pesar de las medidas aplicadas en el año 2008, la tasa se mantuvo también en el 36%.
Estas estadísticas demuestran que el hecho de implementar medidas económicas, en los años 2001 y 2008, de reducción de contribuciones patronales no aseguraron, por sí solas, que se incremente la contratación de trabajadores, ni tampoco que se reduzcan los niveles de empelados no registrados en la economía. Por otro lado, especialistas en demografía aseguran que nuestro país goza de un período de bono demográfico. Esta situación se consigue cuando en un país existen más habitantes en la población económicamente activa con relación a la población infantil y anciana.
Como este período para Argentina concluiría en el año 2035, deberían aprovecharse todos estos años para generar ahorro, incluidos los fondos destinados a la previsión social, para cuando la situación cambie.
Qué rige actualmente:A través de la última reforma tributaria (ley 27.430), se introdujo la figuras del mínimo no imponible previsional para que las empresas desde febrero del año 2018 puedan descontar de la contribución de la seguridad social un importe que comenzó a ser de $ 2.400 por cada empleado. Este monto se actualiza anualmente por el costo de vida y se va incrementando hasta llegar a $ 12.000 (históricos) en el año 2022. Actualmente, en su segundo año el importe que se deduce por cada trabajador es de $ 7.003,68 y en algunas actividades afectadas por la crisis se les autoriza descontar el total que llega a $ 17.509,20, en las cargas sociales que se abonan por cada empleado en relación de dependencia.
Además con esta reforma todas las empresas, independientemente su tamaño, se encontrarán en el 2022 pagando la misma alícuota de contribuciones de la seguridad social del 19,50%. El reciente decreto (DNU) 561 subsidió, por dos meses, el aporte personal con destino a la seguridad social que hacen los empleados con remuneraciones mensuales brutas de hasta $ 60.000. Por medio de la resolución 4603, la AFIP permite, del 7 al 31 de octubre, que las Micro y Pequeñas empresas registradas en la AFIP puedan compensar hasta un 20% de las contribuciones de la seguridad social con saldos a favor de libre disponibilidad que descuenten del IVA.
Como se puede observar, desde el año 2001, se viene intentando reducir el impacto de las contribuciones de la seguridad social bajo diferentes formatos, medidas que son necesarias para las empresas. Pero en contraposición está la solidez que debe mantener el sistema previsional para poder solventar las jubilaciones actuales y futuras. Las dos visiones van en sentido contrario, sólo una mejora de la economía coloca a ambas en la misma dirección.