Guerra Rusia-Ucrania: cómo es la carrera de Xi Jinping y Vladimir Putin para crear un sistema alternativo al dólar
Los mercados financieros se van a convertir en un gran campo de batalla, un lugar para defender los valores liberales y renovar viejas alianzas.
Los mercados suelen reaccionar intensamente a los acontecimientos geopolíticos, pero luego se muestran indiferentes. Esta vez no. La invasión rusa a Ucrania es un punto de inflexión económico clave que tendrá muchas consecuencias duraderas. Entre ellas, se acelerará el cambio hacia un sistema financiero mundial bipolar: uno basado en el dólar y otro en el renminbi.
El proceso de desvinculación financiera entre Rusia y Occidente ha estado, por supuesto, algún tiempo en marcha. Los bancos occidentales redujeron su exposición a las instituciones financieras rusas en un 80% tras la anexión de Crimea por parte del país en 2014, y sus créditos al resto del sector privado ruso se han reducido a la mitad desde entonces, según un reciente informe de Capital Economics. Las nuevas y más agresivas sanciones anunciadas por Estados Unidos llevarán esa desvinculación mucho más lejos.
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También harán que Rusia sea mucho más dependiente de China, que utilizará las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) como una oportunidad para adquirir el exceso de petróleo y gas ruso a bajo precio.
A China no le gusta la guerra de Vladímir Putin. Pero necesita los productos básicos y las armas rusas, y ve al país como una parte clave de un nuevo orden encabezado por Beijing, algo de lo que Moscú está consciente.
"China es nuestro colchón estratégico", le dijo recientemente a Nikkei Asia Sergei Karaganov, politólogo del Consejo de Política Exterior y de Defensa, con sede en Moscú. "Sabemos que en cualquier situación difícil, Beijing nos apoyará con apoyo militar, político y económico".
Esto no significa que China vaya a violar las sanciones estadounidenses o europeas para apoyar a Rusia, pero sin duda podría permitirles a los bancos y compañías rusas un mayor acceso a sus propios mercados e instituciones financieras. De hecho, hace unas semanas, los dos países anunciaron una "amistad sin límites", que sin duda incluirá el estrechamiento de los lazos financieros, ya que Rusia está excluida de los mercados occidentales.
Esto se produce tras un acuerdo de 2019 entre Rusia y China para liquidar todo el comercio en sus respectivas monedas en lugar de en dólares. La guerra en Ucrania acelerará esto. En los últimos días, China levantó la prohibición de importar trigo ruso, además de firmar un nuevo acuerdo de gas chino a largo plazo con Gazprom.
Todo esto apoya el objetivo a largo plazo de China de construir un mundo post-dolarizado, en el que Rusia sería uno de los muchos estados vasallos que liquidan todas las transacciones en renminbi. Alcanzar ese punto no es un proceso fácil. Los chinos se quieren desdolarizar, pero también quieren el control total de su propio sistema financiero. Es muy difícil cuadrar ese círculo. Una de las razones por las que el dólar es la moneda de reserva del mundo es que, en cambio, los mercados estadounidenses son muy abiertos y líquidos.
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Aun así, los chinos esperan utilizar el comercio y la petropolítica del momento para aumentar la participación del renminbi en las divisas mundiales. Un inversor occidental de alto nivel en China me dijo que esperaba que esa cuota pasara del 2% al 7% en los próximos tres o cuatro años. Por supuesto, esto sigue siendo minúsculo en comparación con la posición del dólar, que es del 59%.
Pero los chinos están jugando a largo plazo. Las finanzas son un pilar clave en la nueva competencia de grandes potencias con Estados Unidos; la moneda, los flujos de capital y la vía comercial de la Iniciativa de la Franja y la Ruta desempeñarán un papel en ello. Beijing está diversificando lentamente sus reservas de divisas, además de comprar mucho oro. Esto puede verse como una especie de cobertura en un mundo post-dólar (la suposición es que el oro subirá cuando el dólar caiga).
Los nuevos límites estadounidenses a los flujos de capital hacia China por motivos de seguridad nacional pueden acelerar aún más el proceso de desvinculación financiera. Si los fondos de pensiones estadounidenses no pueden fluir hacia China, la autosuficiencia en los mercados de capitales es cada vez más importante.
Beijing ha estado intentando reforzar la confianza y la transparencia en su propio sistema, no sólo para atraer la inversión extranjera no estadounidense, sino también para fomentar un auge de la inversión a nivel doméstico en la que se canalizarían enormes cantidades de ahorro chino hacia los mercados de capitales nacionales.
Aunque las sanciones contra Rusia anuncian una mayor desvinculación, también es posible que las repercusiones económicas de la guerra (disminución de la demanda, inflación aún más alta) empujen a Estados Unidos y a otras naciones a sucumbir a presiones de precios que favorezcan a los productos chinos.
Aunque es probable que haya muchas posturas políticas a ambos lados del pasillo sobre la necesidad de enfrentarse a Rusia y China, se necesita mucho tiempo para desvincular las cadenas de suministro. Los responsables políticos de Washington aún no se han puesto realmente a trabajar en ello.
Beijing, en cambio, se toma muy en serio el nuevo orden mundial que persigue. En su libro de 1997, El gran tablero mundial, Zbigniew Brzezinski, exasesor de seguridad nacional de Estados Unidos, escribió proféticamente que el escenario geopolítico más peligroso para Occidente sería una "gran coalición de China, Rusia y quizás Irán".
Ésta estaría encabezada por Beijing y unida no por la ideología, sino por agravios comunes. "Evitar esta contingencia, por muy remota que sea, requerirá un despliegue de habilidad geoestratégica estadounidense en todos los perímetros de Eurasia simultáneamente", escribió.
Los mercados financieros van a ser un importante campo de batalla. Se convertirán en un lugar para defender los valores liberales (por ejemplo, a través de las sanciones contra Rusia) y renovar viejas alianzas. (¿Podrían Estados Unidos y Europa unirse para forjar una estrategia para abordar temas como la seguridad energética y el cambio climático?) También serán mucho más sensibles a la geopolítica que en el pasado.
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