Entrevista con Christine Lagarde: "Una guerra comercial no le conviene a EE.UU. ni a Europa"
La presidenta del Banco Central Europeo critica la afirmación de que los aranceles "harán que Estados Unidos vuelva a ser grande", pero pide negociación, no represalias.
Christine Lagarde ha instado a los líderes políticos de Europa a cooperar con Donald Trump en materia de aranceles y comprar más productos fabricados en Estados Unidos, advirtiendo que una guerra comercial enconada corre el riesgo de acabar con el crecimiento económico mundial.
Lagarde también advirtió que una "guerra comercial en general" no "le conviene ni a Estados Unidos ni a Europa" y que conduciría a "una reducción global del PBI". En respuesta a las afirmaciones de Trump de que podría "hacer que EE.UU. vuelva a ser grande", la jefa del Banco Central Europeo (BCE) dijo: "¿Cómo se hace para que EE.UU. vuelva a ser grande si la demanda global está cayendo?".
La victoria de Trump ha suscitado inquietudes entre los gobiernos nacionales y los funcionarios en Bruselas, que temen que los aranceles eliminen el gran superávit comercial de la Unión Europea (UE) con EE.UU. y estimulen a los fabricantes de la región a trasladar la producción allí.
Lagarde dijo que Europa debería abordar un segundo mandato de Trump con una "estrategia de chequera" en la que ofreciera "comprar ciertas cosas a EE.UU.", como gas natural licuado (GNL) y equipos de defensa. "Este es un escenario mejor que una estrategia de pura represalia, que puede conducir a un proceso de ojo por ojo donde nadie es realmente un ganador", dijo la presidenta del BCE.
La Comisión Europea, que dirige la política comercial de los 27 estados miembros de la UE, todavía está considerando cómo respondería.
Según funcionarios involucrados en los preparativos, entre las opciones que se están considerando se encuentran el aumento de las compras de exportaciones estadounidenses, incluidos productos agrícolas, así como GNL y armas. La UE también se está preparando para permitir que las empresas estadounidenses participen en iniciativas para apoyar la adquisición militar conjunta con dinero de los contribuyentes de la UE y para alinearse más estrechamente con la Casa Blanca en sus políticas comerciales y geopolíticas hacia China.
Lagarde fue inusualmente franca para un banquero central al expresar su opinión sobre el presidente electo de EE.UU., diciendo a principios de este año que un segundo mandato de Trump era "claramente una amenaza" para Europa. La presidenta del BCE le dijo al Financial Times esta semana que la observación fue "profética".
"Basta con mirar los debates que estamos teniendo en muchos países de Europa", dijo.
Su par en la Reserva Federal, Jay Powell, ha evitado cuidadosamente opinar sobre Trump, a pesar de que tuiteó durante su primer mandato que el presidente del banco central de EE.UU. era posiblemente un "enemigo mayor" para la economía estadounidense que China.
Lagarde dijo que su forma de pensar sobre cómo manejar un segundo mandato de Trump había "cambiado un poco" en el transcurso de 2024, y que también era responsabilidad de Europa usar el resultado de las elecciones estadounidenses para impulsar cambios muy necesarios en una economía que luchaba por alcanzar a sus rivales.
"Ahora nos corresponde a nosotros, los europeos, transformar esa actitud de amenaza nuestra en un desafío al que tenemos que responder", dijo la presidenta del BCE. Si bien cuestionó las afirmaciones de que Europa estaba envuelta en una crisis, la situación actual fue "un gran despertar".
Lagarde estuvo de acuerdo con el diagnóstico de su predecesor Mario Draghi de que la UE necesitaba tomar medidas drásticas para recuperar su competitividad económica, después de luchar por alcanzar a EE.UU. en las últimas décadas.
"Europa se está quedando atrás. Pero no diría que Europa no pueda alcanzarlo", dijo.
Los economistas creen que la amenaza de Trump de imponer aranceles significativos a las exportaciones chinas a EE.UU. podría llevar a los fabricantes de Beijing a inundar los mercados europeos con sus productos, lo que representa una amenaza adicional para la competitividad interna.
El dumping [cuando empresas extranjeras introducen productos a precios artificialmente bajos en el mercado europeo] exacerbaría las tensiones entre la UE y China, uno de sus principales socios comerciales, y ejercería más presión sobre una región acosada por el estancamiento económico desde que estalló la pandemia.
La presidenta del BCE dijo que las autoridades debían monitorear cuidadosamente ese "escenario de redireccionamiento" de los productos chinos.
Durante su campaña, el presidente electo amenazó con imponer un arancel del 60% a todas las importaciones chinas. El lunes por la noche, Trump dijo que impondría un impuesto del 10% a Beijing desde su primer día en el cargo, en represalia por la poca acción de China para acabar con la fabricación de sustancias utilizadas para producir fentanilo.
Lagarde habló con el FT el lunes, antes de las declaraciones de Trump. Pidió a Europa que dejara de lado la retórica de campaña de Trump y se centrara en los detalles de sus propuestas hasta el momento, argumentando que era "interesante" que hubiera sugerido introducir aranceles de entre el 10% y el 20% a las importaciones no chinas.
"El hecho de que se establezca un rango significa que se está abierto al debate", dijo, añadiendo que esto creó la oportunidad de "sentarse a la mesa y ver cómo podemos trabajar juntos".
Aunque Lagarde dijo que era demasiado pronto para evaluar las implicaciones de los aranceles estadounidenses sobre la inflación en la eurozona, en general, dijo que "si acaso", el efecto fue "tal vez... un poco inflacionario neto en el corto plazo", apuntando a una probable reducción en la actividad económica y oscilaciones en los tipos de cambio. "Pero se podría argumentar en ambos sentidos", agregó. "Depende de cuáles sean los aranceles, sobre qué se apliquen y durante qué período de tiempo".
Para Europa, la postura de la administración entrante de Trump sobre el comercio y la cooperación transatlántica fue un "acelerador del reinicio que necesitamos", dijo Lagarde.
Destacó la vieja idea de crear un mercado único de capitales en Europa, la llamada Unión de Mercados de Capitales, e instó a la UE a "avanzar rápidamente" con ella. La idea fue propuesta por primera vez por la Comisión Juncker en 2014, pero hasta ahora se ha visto frenada por la oposición interna en muchos de los estados miembros de la UE27. "Nunca he visto un nivel de comprensión y entusiasmo como el que tenemos ahora", dijo Lagarde.
Pidió que la supervisión de los mercados de capitales se traslade de las 27 autoridades nacionales de la UE a la Autoridad Europea de Valores y Mercados. "Deberíamos tener un solo supervisor" que "operara como la Comisión de Bolsa y Valores" [SEC, por sus siglas en inglés], dijo Lagarde, refiriéndose al organismo de control de los mercados de capitales de EE.UU.
Cuando se le preguntó sobre la opinión de que la economía europea estaba tan anticuada y anquilosada que el continente se estaba convirtiendo en un "museo", Lagarde bromeó diciendo que "es un museo bastante atractivo, si me preguntan".
Señaló una "enorme cantidad de innovación" en todo el continente, y citó como ejemplo el sector agrícola holandés: "¿Sabían que Países Bajos es el segundo mayor exportador de productos agrícolas del mundo? ¡Miren el tamaño del país!".
Cuando se le preguntó sobre la crítica común de que los tomates holandeses carecen de sabor, respondió: "Pero se comen".
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