El dilema que enfrenta Alberto Fernández tras su renuncia y cómo puede terminar
La decisión del Presidente de abandonar el proyecto de la reelección lo deja en una situación de debilidad de poder. Los desafíos que tiene hasta diciembre y quiénes son los actores claves, dentro del FdT, para garantizar la gobernabilidad
Desde el viernes a las 10:05 que subió un explosivo tuit con su renuncia al proyecto reeleccionista el Presidente Alberto Fernández ingresó en uno de los mayores dilemas que tendrá su gobierno: convertirse rápidamente en un "pato rengo" debilitado o salir airoso con una batería de desafíos y escollos por sortear de aquí al 10 de diciembre cuando entregue el poder.
En la Casa Rosada imperó durante todo el fin de semana un ánimo del más variado. Los allegados a Alberto Fernández pasaron del alivio por no cargar con la presión kirchnerista sobre la candidatura presidencial a la preocupación y dudas de lo que vendrá en adelante en términos estrictos de gestión de gobierno.
Pasada la espuma de felicitaciones varias por haber dado un paso al costado, Alberto Fernández deberá sortear en adelante ocho meses al frente de un gobierno que cosecha el 40% de pobreza, un 104,3% de inflación interanual y una crisis social profunda. Ocho meses en la Argentina es una eternidad que se agudiza con el poder licuado como el que empezó a tener el Presidente desde el viernes en que lanzó su tuit de abandono a la reelección.
Es cierto que la tesitura de mantener la candidatura a toda costa había generado en Alberto Fernández una fuerte presión. Nadie sabía a ciencia cierta cómo iba a terminar esa película. También es cierto que el anuncio de dar un paso al costado descomprimió la mirada puesta en el Presidente y que en el Frente de Todos aseguran que habrá un fuerte respaldo a Alberto Fernández hasta el final del mandato por una cuestión de mera subsistencia del propio peronismo.
Pero no es menos cierto que ahora se avecina una trama muy compleja hasta el final del mandato que simple vista enfrenta fuertes desafíos cruciales:
FMI, inflación y dólar
El Presidente deberá cerrar en lo inmediato el acuerdo con el FMI donde espera un desembolso de u$s 10.000 millones que le ayuden a llegar ileso a diciembre con reservas sustentables en el Banco Central.
La tarea no será sencilla y su suerte estará atada a la gestión entera del ministro de Economía, Sergio Massa. La sombra de un final abrupto con una eventual salida del "super ministro" aterra hoy a los albertistas. La amenaza vía retuit de Malena Galmarini sobre la idea de que "el final es cuando se vaya Massa" seguirá apuntando a la espalda del Presidente en adelante.
¿Podrá Alberto Fernández encarnado en la figura de "pato rengo" mantener a flote una economía que está en plena crisis? Nadie se anima a responder en el Gobierno.
Todos se aferran a la figura de Massa para aquietar la inflación aunque no haya dado resultados completos hasta ahora, al plan salvataje del FMI y a una ayuda de China con una ampliación de u$s 5000 millones en Swaps para uso legal. Esto es lo que va a negociar el mismo ministro de Economía en el viaje que tiene pautado para junio a Beijing. El resto es pura futurología y humor de los mercados.
La imagen que buscó mostrar Alberto Fernández junto a Sergio Massa muy distendidos en Olivos fue el preludio de la estrategia presidencial para no mostrase debilitado. Su suerte dependerá en gran medida ahora del ministro de Economía.
Clima social
El documento que firmó la CGT donde alertó sobre "un escenario de inestabilidad" y "descomposición social" es la antesala de lo que se viene y que un Alberto Fernández con poder limitado deberá administrar.
Las advertencias de la central gremial no son casuales y muestran también un frente de batalla de la CGT con la ministra de Trabajo Kelly Olmos a quien cuestionan por la falta de respuestas a los reclamos de aumentos salariales.
Desde la CGT Gerardo Martínez abonó ayer un pantallazo de lo que se viene: "No hay ninguna fuerza política que, dada la gravedad de lo que estamos viviendo, pueda resolver la situación en soledad", dijo.
En paralelo a todo esto, el Bloque de Unidad Piquetera y la UTEP amenazan en los próximos meses con potenciar la protesta en las calles y no descartan un "clima de estallido social". Así lo planteó abiertamente en diálogo con El Cronista el líder del Polo Obrero Eduardo Belliboni al sostener que "la posibilidad de que haya un estallido por la bronca y malestar ante el ajuste que se está aplicando está presente en las calles".
¿Podrá Alberto Fernández frenar ese malestar social con la debilitada gestión de Victoria Tolosa Paz en un ministerio cada vez más cuestionado por su ineptitud para dar solución al 40% de pobreza?
Internas en el FdT
Es cierto que la decisión de Alberto Fernández de desistir a su candidatura presidencial redujo sustancialmente el nivel de tensión que había en el Frente de Todos. Pero los tironeos internos y las críticas al Presidente no se detendrán.
Así, el kirchnerismo seguirá pulseando contra el Gobierno. Ayer mismo el diputado y presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, habló frente a la militancia porteña en el microestadio de Ferro y llamó al Frente de Todos a acordar un "plan de Gobierno de 10 o 15 puntos" entre todas las fuerzas políticas de la coalición. Una suerte de objeción directa al programa actual que encarnan Alberto Fernández y Massa.
En el albertismo descuentan que habrá PASO y que sus candidatos como son Daniel Scioli y Agustín Rossi también serán criticados desde La Cámpora. Además, aún queda pendiente la definición final de Cristina Kirchner como eventual candidata. La puja en adelante será PASO versus candidaturas a dedo.
De convertirse en postulante indiscutida en el FdT, la Vicepresidenta pasará a eclipsar por completo la figura de Alberto Fernández con los riesgos que ello implica.
En el Frente de Todos aseguraron a El Cronista que habrá un fuerte respaldo a la figura presidencial. Se piensa en darle a Alberto Fernández un sitial de relevancia en la toma de decisiones del equipo de campaña y adelantan que habrá un apoyo pleno a la gestión porque esa es una forma de autosubsistencia que el PJ no perderá. Pero la realidad en Argentina suele trastocar a la planificación o la retórica.
Desde la casa Rosada sostienen que el Presidente buscará en adelante aferrarse al poder de los intendentes del conurbano y a la Liga de gobernadores del PJ.
Pero hay dos datos que atentan contra ese plan: los barones del conurbano no se aferraron nunca a un Presidente convertido en "pato rengo" y olfatean donde hay poder; en tanto, los gobernadores dependerán en gran medida de la obra pública. Sólo si hay drenaje de fondos para las provincias se mantendrá el respaldo del interior a la Casa Rosada.
Compartí tus comentarios