En zona norte

Imperdible para las vacaciones de invierno: dónde comer el cucurucho más alto del mundo

Via Flaminia vende su clásico helado "pinito" o "espada" que tiene como mínimo unos 60 centímetros de altura.

Una de las opciones dulces preferidas de Zona Norte es la tradicional heladería Via Flaminia, que desde 1965 es famosa por sus cucuruchos gigantes bañados en chocolate.

Con más de 50 años en el negocio, su fundador fue Antonio Capraro, un inmigrante italiano de la región del Véneto.

En realidad, Capraro se había dedicado a trabajar como chofer de micros de larga distancia tras arribar al país. Su incursión en el mundo heladero se dio en 1960 cuando instaló su primer local en Villa Ballester, al cual nombró ‘Venecia' en honor a la capital de su región natal. Cinco años más tarde compró un espacio sobre avenida del Libertador y levantó la heladería que actualmente es visitada por turistas, jóvenes y niños para disfrutar (y captar en vivo) su clásico cucurucho "pinito" o "espada" que tiene como mínimo unos 60 centímetros de altura.

El famoso cucurucho que hoy se vende por $ 1000, surgió del propio Capraro con la intención de llamar la atención de los clientes más chicos. Llevó varias pruebas y experimentaciones hasta dar finalmente con la técnica exacta para que la montaña de helado no se derrumbara. Para hacerlo, según detallaron a Infocielo, se colocan unos 300 gramos de producto en el cucurucho y luego se lo estira dando palmadas. La torre pasa por un baño de chocolate fundido tibio y se petrifica en un balde congelado.

¿Pero de dónde viene el nombre de la heladería? Durante su época como censor, en el 220 a.C., Cayo Flaminio construyó una calzada que comunicaba Roma, el epicentro del imperio, con el norte de Italia. Y, por supuesto, para bautizarla utilizó su propio nombre. Hoy es un camino de alrededor de 300 kilómetros, pero también fue la inspiración de Capraro.

El helado artesanal se elabora en el mismo local todos los días, a la mañana y a la noche. Ubicado en Justo José de Urquiza 919 (al 14.700 de Avenida del Libertador) es sin duda un ícono de Acassuso. Su característica fachada en tonos rosados y rojos se mantiene casi intacta a medida que pasan los años, lo que la transformó en una esquina emblemática del barrio.

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