La millonaria apuesta de Quilmes y CCU: qué nueva oportunidad vieron en el negocio de la cerveza
La cerveza sin alcohol solo tiene un 1% de share, pero los industriales le ven potencial. Heineken, Quilmes, Stella Artois y Patagonia ya tienen su versión 0 por ciento. Por qué creen que puede crecer ese segmento.
Entre 1920 y 1933, la Ley Seca puso patas para arriba el negocio de las cerveceras estadounidenses. Muchas tuvieron que cerrar y las pocas que sobrevivieron, como Anheuser-Busch y Coors, se vieron obligadas a apelar a la creatividad para mantenerse a flote, desde fabricar cerámicas hasta elaborar helado. Sin embargo, algunos jugadores decidieron utilizar los equipos que ya tenían para producir una bebida similar a la cerveza pero con un 0,5% de graduación alcohólica para evadir la prohibición. Coloquialmente la llamaron "near beer" o "casi cerveza". Varios mantuvieron esta opción durante un tiempo una vez permitida la venta de bebidas alcohólicas.
Pasaron más de 100 años desde aquellas primeras experimentaciones y hoy el segmento de cerveza sin alcohol crece con fuerza a nivel global de la mano de industriales y artesanales. Los primeros son los encargados de desarrollar y visibilizar la categoría con inversión en tecnología y marketing, mientras que los otros innovan desde el sabor y las especialidades.
Lo mismo se replica en el mercado argentino, donde el producto representa un 1% del consumo. Si se tiene en cuenta que el promedio per cápita anual en el país es de 45 litros, serían unos 450 mililitros de cerveza sin alcohol por año, es decir, aproximadamente una lata. No obstante, desde el sector vislumbran un crecimiento a doble dígito con la posibilidad de duplicar el volumen en 2023 y alcanzar una participación del 4 o 5% e incluso un 10% en el mediano plazo.
"Hay opciones sin alcohol desde hace varios años. Era una iniciativa que mucho tiempo respondió a un tema de responsabilidad como empresa de tener una opción para gente que elegía o no podía tomar alcohol. En el último tiempo la tendencia que está por detrás es la ‘saludabilidad' (sic), que está cambiando los hábitos de consumo a nivel global y es terreno fértil para estas nuevas iniciativas", asegura Eugenio Raffo, VP de Marketing de Cervecería y Maltería Quilmes.
La cervecera argentina, filial del holding AB InBev, fue pionera con la Liberty en los 90, que luego cambió por la Quilmes Lieber en 2011, ambas con un 0,5% de graduación (el límite para ser considerada sin alcohol, según el Código Alimentario Argentino). En 2020 presentó la Quilmes 0.0 que tiene un 0,05% de alcohol, el año pasado empezó a importar desde Brasil el porrón de Stella Artois sin alcohol y en mayo pasado lanzó una edición limitada de Patagonia KM 0, una IPA (India Pale Ale) sin alcohol. Para esto, indican, invirtieron alrededor de US$ 1 millón en equipamiento.
Según Raffo, apuntan al consumidor cervecero y no al que no le gusta esta bebida. "La fuente de volumen de estos nuevos productos viene de las bebidas sin alcohol. Ahora, esa gente a la que le gusta la cerveza puede elegir una sin alcohol en vez de una bebida", indica. Y agrega: "Creo que con años de trabajo, desarrollo de portafolio y comunicación, deberíamos poder aspirar a llegar a un 10%".
Por su parte, CCU debutó en la categoría en abril pasado con la Heineken 0.0, que tiene un 0,03% de graduación alcohólica y para la cual desembolsaron US$ 500.000 en su planta en Luján.
"¿Por qué ahora? Por el estadio de desarrollo del mercado y del consumidor. Antes era un mercado bastante básico, simple, y se fue sofisticando y diversificando. Nosotros empujamos con las latas, las especialidades y sumando marcas premium. Faltaba ese recorrido y ahora el mercado está maduro", explica Nicolás Rubino, gerente de Marketing de la firma.
Cada cervecera tiene su propio método de elaboración. En el caso de la dueña de Quilmes utilizan un proceso de fermentación en frío controlado, a una temperatura más baja que la tradicional. En tanto, la compañía de origen chileno invirtió en una máquina desalcoholizadora, por lo que primero elaboran una cerveza con alcohol y luego se lo quitan a través de un sistema llamado "destilación al vacío".
"En la mayoría de los mercados, la cerveza sin alcohol tiene un peso del 5%, que es un número relevante en una categoría como esta. En nuestro caso, en promedio, la Heineken 0.0 se lleva un 5% de lo que vende la marca. Creemos que en el corto plazo podemos conseguir ese número y es el benchmark al que apuntamos", comenta Rubino. A nivel global, señalan desde la empresa, Heineken lidera la categoría con un 20% del market share.
Más que una moda pasajera
Embarazadas, religiosos y conductores designados fueron durante mucho tiempo el principal target al que apuntaba este producto. Incluso, en sus primeras publicidades, a Liberty se la promocionaba como una bebida para tomar durante el horario laboral. Si bien estos grupos de consumidores siguen siendo un nicho importante, existen otros factores que entraron en juego y potenciaron a la categoría sin alcohol.
El principal tiene que ver con un corriente, en particular entre las generaciones jóvenes, hacia la reducción del consumo de alcohol. Así fue que, en 2013, nació la campaña Dry January (Enero seco, en inglés) en el Reino Unido, que promueve no consumir ninguna bebida con alcohol durante ese mes.
Y a esto se le suma el auge del concepto "sobrio curioso", creado por la escritora de lifestyle Ruby Warrington, autora del libro Sober Curious (2018). La pandemia colaboró en intensificar esta búsqueda de productos con menos calorías y a que muchas personas adoptaran un estilo de vida más saludable y con mayor actividad deportiva.
Esto, por caso, se plasmó en el boom de productos como hard seltzer en los Estados Unidos. Se trata de un agua carbonatada con sabor frutal que tiene la misma graduación alcohólica que una cerveza, pero menos calorías. CCU se lanzó a este segmento en el mercado argentino con la marca Hard Fresh, aunque desde la empresa aseguran que la cerveza sin alcohol apunta a otro target. "Hard seltzer es para un consumidor no cervecero. Muchos podrían pensar que con la cerveza sin alcohol competís en el mundo de las bebidas sin alcohol, pero creo que es un segmento nuevo. Por eso va a estar en la misma góndola de las cervezas", detalla el ejecutivo.
Al no tener alcohol, el producto tiene menos calorías y carbohidratos que su contraparte con alcohol. La Heineken 0.0 tiene 21 calorías por cada 100 mililitros versus los 43 de la tradicional, en tanto la IPA sin alcohol de Peñón del Águila tiene 60% menos calorías.
Factores que favorecen el consumo
Más allá de eso, algunos factores entraron en juego también para favorecer la inserción del producto. Uno fue la Ley nacional de alcohol cero, promulgada en mayo de este año. "Ese fue un gran incentivo para que las fábricas se animen. Igualmente el primer salto grande de consumo lo vimos a fines de 2020 y lo relacionamos con los pandemials, hubo muchos embarazos y eso se notó", analiza Bárbara Goslino, cofundadora de Mefisto, una compañía que se dedica a importar, distribuir y vender cervezas locales e internacionales.
Una de las que forma parte del portfolio de Mefisto es la alemana Clausthaler, perteneciente al grupo Radeberger y la primera en dedicarse exclusivamente a elaborar cerveza sin alcohol desde su lanzamiento en 1979. "Es cara y tiene barrera de entrada, pero te cuesta identificar que no tiene alcohol", agrega.
Mefisto cuenta con más de 500 etiquetas en su tienda online y en los últimos años crecieron las opciones nacionales sin alcohol, además de las importadas. Actualmente, el segmento representa un 4% de su mix de ventas y cuadruplicó su share desde 2019.
"Hay que ver mercados de referencia desarrollados, como España", plantea Raffo, de Cervecería y Maltería Quilmes. Desde las cerveceras señalan que en ese país el segmento sin alcohol se lleva casi un 20% de la torta.
Un estudio sobre bebidas bajas y sin alcohol elaborado por The Agri-food Intelligence Company y IHS Markit para la Comisión Europea indicó que el negocio en el bloque mueve 7000 millones de euros y 2500 millones de litros con España, Dinamarca y los Países Bajos como principales referentes. Aunque existen otras bebidas dentro de la categoría Sin/Bajo Alcohol, la cerveza protagoniza un 97% del volumen y un 93% del valor de mercado.
1% es el peso de la categoría sin alcohol dentro del volumen de ventas de cerveza en el mercado argentino
Los dos principales jugadores industriales de la Argentina tienen en su portfolio otras marcas que fuera del país ya cuentan con su versión alcohol free. AB InBev tiene a Brahma, Budweiser y Corona con opción 0% en algunos mercados. "En el cortísimo plazo vamos a sumar latas de Stella Artois que se van a producir en Zárate. En cuanto a sumar marcas, idealmente sí, pero dependerá de la respuesta de la gente", esboza Raffo.
El holding se puso como objetivo que el 20% de sus ventas globales correspondan a bebidas con baja graduación (menos de 3,5%) o sin alcohol para 2027.
Del lado de CCU, que cuenta con Amstel, Sol, Grolsch y Warsteiner con variantes sin alcohol, optaron por enfocarse en Heineken para abrirse paso. "Los segmentos se construyen con un portfolio de marcas y sucederá en algún momento en pos de construirlo, pero necesitamos darle un tiempo", dice Rubino.
Mientras los gigantes del negocio global empiezan a expandir su guerra de marcas a nuevos mercados, como la Argentina, también surgen nuevos players que pisan fuerte. En los Estados Unidos es el caso de Athletic Brewing, que desde 2019 levantó más de US$ 200 millones en cuatro rondas de inversión. Su fábrica en Connecticut tiene capacidad para producir 215 millones de latas de cerveza sin alcohol por año. En el mercado argentino, el paso desde la innovación y las especialidades está en manos de los artesanales.
La versión original de esta nota se publicó en el número 355 de revista Apertura.
Compartí tus comentarios