La crisis de Bitcoin reaviva los planes de los bancos para crear sus propias criptomonedas

En todo el mundo, estas sobrias instituciones están explorando las divisas digitales y chocando con los fans de las criptomonedas.

En la tercera planta de la oscura torre cilíndrica donde se encuentra el Banco de Pagos Internacionales (BPI), me encontré con una visión que me hizo parpadear de sorpresa: paredes blancas.

Puede que esto no suene muy sorprendente, así que permítanme explicarlo. El BPI es el banco central de los bancos centrales. Tiene su sede en Suiza, uno de los centros financieros más famosos del mundo. Cuando lo visité antes, su decoración era tranquilizadoramente tradicional: paneles de madera oscura, sillas sobrias, colores sosos, arte aburrido. Como la mayoría de los bancos centrales, proyecta un aura de estabilidad atemporal, con columnas de mármol.

Pero las paredes blancas son un signo de que aquí se está llevando a cabo un curioso experimento cultural. Hace un año, el BPI puso en marcha media docena de 'centros de innovación' que recibirían iniciativas en los mundos criptográfico y cibernético. En particular, está ayudando a crear una serie de proyectos de monedas digitales para bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés) en todo el mundo. A fines de 2022, unos 114 países estaban estudiando la creación de CBDC, 20 las estaban probando y 11 las habían puesto en marcha, según el Atlantic Council, un think tank sobre asuntos internacionales. El Banco de Inglaterra (BoE), que lleva estudiando la creación de un CBDC desde fines de 2021, acaba de anunciar que es probable que en el futuro se necesite una 'libra digital'.

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Así que, en un intento de canalizar Silicon Valley o el centro de tecnología financiera de Suecia, una esquina del BPI ha sustituido los paneles de madera oscura por pizarras blancas, vidrio y sillas blandas. Está lejos del relajado penthouse en las Bahamas que funcionó como headquarter del fundador FTX, Sam Bankman-Fried, ni del edificio de Brooklyn cubierto de grafitis donde está ConsenSys, un player clave de la criptomoneda de Ethereum. Pero está claro que el nuevo aspecto forma parte de un esfuerzo por romper un poco la imagen estirada de la banca central.

¿Es una buena idea? La respuesta de los cripto fans es un rotundo "no". Al fin y al cabo, la mayoría de los que se toman en serio a bitcoin o ether se metieron porque quieren derribar las jerarquías financieras existentes, y creen que los banqueros centrales están demasiado anticuados para entender el poder innovador de la criptomonedas.

Además, temen que la única razón por la que instituciones como el BPI están jugando ahora con los CBDC sea para aplastar a las criptomonedas del sector privado que podrían desafiar a la moneda tradicional o "fiduciaria", no con una prohibición total, sino robándoles su ropa cibernética.

Los conspiranoicos tienen parte de razón. En una reciente reunión de banqueros centrales y reguladores a la que asistí en esa torre de Basilea, había una clara creencia, o esperanza, de que los CBDC podrían desplazar a la mayoría de las criptomonedas privadas en el futuro, sobre todo teniendo en cuenta que los criptoactivos, como bitcoin, han desplomado su valor, y que escándalos como el del FTX están provocando un endurecimiento de la regulación. De hecho, Agustín Carstens, director del BPI, afirma que los últimos acontecimientos significan que la "batalla ha sido ganada" entre las criptomonedas y el dinero fiduciario.

Puede que así sea. Sin embargo, no todo el mundo dentro de las torres del banco cree que sea necesario o sensato jugar con los CBDC. La innovación podría dejar a los bancos el control de grandes cantidades de datos de los ciudadanos y socavar el papel de los prestamistas comerciales. Puede que ni siquiera permita agilizar los pagos a los ciudadanos. 

Un informe reciente de la Cámara de los Lores británica se mostraba tan poco impresionado que se preguntaba si los CBDC eran "una solución en busca de un problema", mientras que Tony Yates, exasesor del BoE, sostiene que "la enorme empresa" simplemente "no vale la pena" por los costos y los riesgos. Jay Powell, presidente de la Reserva Federal, admite que está "legítimamente indeciso sobre si los beneficios superan a los costos o viceversa".

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No es de extrañar. Incluso cuando estos dos mundos se superponen, el tribalismo sigue siendo una fuerza poderosa. Los banqueros centrales están entrenados para moverse con cautela, valorando la estabilidad y operando dentro de estructuras de poder jerárquicas. En cambio, los emprendedores tecnológicos que impulsan la revolución de las criptomonedas valoran las 'redes' -el poder de la multitud, no las jerarquías- y quieren perturbar lo establecido dando pasos audaces y asumiendo riesgos. "Las dos culturas son completamente diferentes, no se entienden", afirma un banquero central que trató con Facebook cuando intentó lanzar su proyecto de activos digitales Libra en 2019. Ese proyecto acabó fracasando.

Algunos están haciendo intentos por salvar la brecha. Jeremy Allaire, fundador del grupo Circle, que gestiona una stablecoin (una criptomoneda vinculada al dinero fiduciario, a materias primas que cotizan en Bolsa o a otra cripto), dice que quiere trabajar con los reguladores, no contra ellos. Incluso lleva una camisa sobria y un blazer en lugar de pantalones cortos y una remera desaliñada como Bankman-Fried

Mientras tanto, el BPI intenta contratar empleados del mundo de la tecnología, y algunos banqueros centrales se quitan el saco. Pero mezclar la tribu de Basilea con la de la tecnología no va a ser fácil, sobre todo porque cada una cree que debe tener el mando.

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