

Sergio Massa negó hasta el miércoles cualquier contacto con Javier Milei. Hasta que trascendió su desayuno del domingo pasado con el Presidente electo. La versión oficial indica que se juntaron para revisar la transición, el cierre de las cuentas con el FMI, la deuda y los créditos con China, Qatar y la CAF. Nada que los equipos nombrados por ambos no pudieran conversar. En lugar neutral no pueden no habar hablado de su convivencia política ni de los funcionarios que se quedan de la gestión actual.
En las mismas reuniones en las que Massa aseguró no tener contacto con el libertario -ni siquiera telefónico- planteó que ayudará, a su manera. Y celebró que la transición no haya sufrido un golpe de mercados, dato que se anotó a su favor. Recordó, no sin cierto rencor, el juego con el dólar antes de las PASO. Antes del fin de semana largo sin embargo empezaron a subir los precios de los alimentos y el viernes los de las naftas.
Tal como contó El Cronista semanas atrás, el excandidato a Presidente ordenará el Frente Renovador -no será su presidente- y rearmará su fundación en las oficinas de la avenida del Libertador, no muy lejos del búnker donde se reúne el ‘gabinete' de La Libertad Avanza. Con él se lleva a Guillermo Michel de Aduana, a Gabriel Rubinstein, Ricardo Casal, Ramiro Gutiérrez, Mónica Litza y Eduardo Setti. Liberó en cambio a los ‘técnicos' que a título personal están aceptando cargos. Marco Lavagna, tan cercano con Massa, se apuntó en esa categoría y seguirá en el INDEC.
A Massa, como al Presidente Alberto Fernández, no le cayó bien que Daniel Scioli siga en la embajada de Brasil. "Los dirigentes con perfil político se tienen que ir", indicó uno mientras el otro señalaba que es incompatible ideológicamente que alguien que estuvo en el gobierno de Unión por la Patria se quede en la gestión de La Libertad Avanza. La realidad lo desmiente.
La supervivencia de Massa y Máximo Kirchner
El excandidato a Presidente va al banco de suplentes pero promete aportar insumos y señalar lo que considere que no está bien. Por ejemplo, si se avanzara en la privatización de la explotación de Vaca Muerta. De alguna manera se cubre las espaldas aunque se ocupó personalmente de mantener su poder y cobrar en términos políticos el esfuerzo en la campaña: Cecilia Moreau será la vicepresidenta primera de la Cámara de Diputados, el rango que le sigue al celebrado Martín Menem.

En la provincia de Buenos Aires cerró con Máximo Kirchner, los intendentes que respondían a Martín Insaurralde que tendrá un lugar en el esquema de alternancia que pactaron. Desde esta semana presidirá la Cámara de Diputados Alejandro Dichiara, exintendente de Monte Hermoso, y el año próximo Alexis Guerrera, exministro de Transporte y dirigente del Frente Renovador.
En ese esquema también volvió a ganar Máximo Kirchner que negoció el cargo para Dichiara, incrementó el número de intendentes propios y consolidó en la elección sus bloques legislativos. Massa ganó bastante: Malena Galmarini sería la próxima presidenta del Grupo Provincia.
La casta está más o menos en orden, circuló como hashtag en la semana después de que Javier Milei completara casilleros producto de conversaciones con distintos sectores. Algunos no son muy conocidos, pero llevan años en la gestión de gobiernos de distintos sellos.
Mauricio Macri también acordó. Volvió a verse de la misma manera que Massa con Milei. En reserva pero con pragmatismo charlaron sobre nombramientos y gestión. Al expresidente probablemente no le guste como se arma el mapa completo pero tal vez ese loteo de Milei los fortalezca a los dos.
A Macri porque está cerca pero con la suficiente distancia como para no hacerse cargo de lo que suceda. Como en la campaña, gana, suceda lo que suceda. Y a Milei porque le permite no depender de una sola fuerza y negociar por separado. Sólo tiene que cuidarse de manejar esa fragmentación si quiere mantener el poder. Le pasó a Alberto Fernández que loteó ministerios y secretarías para incluir la diversidad de tribus. Sólo en el romance inicial y durante los primeros meses de la pandemia las manejó.
Macri y Cristina, aún vigentes

La grieta también está en orden. Salvo que Milei la sepulte o la transforme en una nueva grieta, Macri y Cristina Kirchner siguen teniendo la centralidad política. Incluso desde afuera. Patricia Bullrich puede reinventarse desde la gestión del ministerio de Seguridad; Horacio Rodríguez Larreta puede ensayar un nuevo lugar; Massa puede apostar al 2027 pero la casa de Acasusso del expresidente como el Instituto Patria vuelven a ser sitios de consulta y permanente migración.
Está claro que Macri no pudo volver a ser candidato pero consiguió revancha. Corrió a Rodríguez Larreta, condicionó el desembarco de su primo Jorge Macri en la Ciudad y logró imponer el peso de su voz. Se le rebelaron los radicales que en el Congreso y las gobernaciones intentarán reconstruir.
Tampoco Cristina pudo traspasar el bastón del mariscal, como pidió. Aunque sembró. En el escenario de derrota el Senado nacional tiene cristinistas duros como el exministro del Interior Eduardo 'Wado' de Pedro, entre otros. Además el kirchnerismo convocó a un acto para acompañar la asunción de Axel Kicillof, el sobreviviente.
"No nos representa a todos", alertó Alberto Fernández que sorprendió intentando otra explicación a favor de su gestión con una extemporánea cadena nacional en la tarde del viernes feriado.

En el armado de su gabinete el gobernador buscó contener a todos los sectores pero también se fortaleció: su jefe de asesores y alter ego, Carlos Bianco, volverá a ser ministro, en este caso de Gobierno. Tras el escándalo que protagonizó Martín Insaurralde, el exintendente que desplazó por orden de Máximo Kirchner a Bianco en 2021, no habrá jefatura de gabinete en el nuevo esquema. Kicillof fortalece su coraza en un año que promete ser complejo.
Por otra parte ratificó a los leales y no quiso cambiar lo que le funciona como Andrés Larroque en Desarrollo de la Comunidad y otros tanto 'propios' que continúan, como Augusto Costa (Producción), Pablo López (Hacienda), Nicolás Kreplak (Salud) y Alberto Sileoni (Educación) entre otros.
Los nuevos fueron previsibles y ocupan los lugares de quienes se postularon para otro cargo: Juan Martín Mena, que reporta directo a Cristina Kirchner, será el nuevo ministro de Justicia y Gabriel Katopodis fue rescatado y premiado para Infraestructura.
En el anuncio conjunto y sabatino sólo hubo dos menciones que generaban expectativa: Sergio Berni se corrió para asumir como senador pero queda como director de la escuela de Policía Juan Vucetich y acordó dejar a cargo a Javier Alonso, un hombre 100% suyo, casi sus manos y sus ojos.
Y desde el Banco Nación vuelve a la Provincia Silvina Batakis, la fugaz ministra de Economía de la Nación que pasará al Ministerio de Hábitat.
Este fin de semana hay tregua: ningún dirigente que haya tenido un rol institucional importante hablará en contra del nuevo Presidente que en definitiva fue votado por bastante más que la mitad del padrón electoral.
El gobernador de Buenos Aires, como el nuevo jefe de gobierno de la Ciudad serán dos figuras centrales para prestarles atención. Antes, como el resto de los gobernadores que incluye a unos pocos ‘viejos' y otros tantos nóveles, tendrán que atravesar el desafío de gobernar con un Presidente que impulsa un shock presupuestario, ajuste de cuentas y emisión y un ajuste de hecho con la prórroga de un presupuesto devaluado como el de 2023.













