El empuje a los bonos y la regla "asiática" que aplica el Gobierno para alentar al mercado
La noticia que llegó de Estados Unidos empezó a conformar un escenario ideal para los bonos argentinos, que el Gobierno planteó solidificar el año próximo con el proyecto de Presupuesto que ingresó al Congreso.
La Reserva Federal recortó la tasa 50 puntos básicos y anunció otra medida similar antes de fin de año, lo que desvía el interés de los inversores hacia los títulos de alto rendimiento. Una atención que el equipo económico espera captar, al dejar por escrito en el Presupuesto su regla fiscal de déficit cero, la cual plantea anteponer el ahorro para el pago de los intereses de la deuda, antes de avanzar en gastos.
La idea de avanzar en esa línea puede encontrar un origen histórico vinculado a la economía asiática y en su desarrollo muestra un hecho clave, del cual se cumplirán 39 años este domingo, que sucedió curiosamente en EE.UU. y es revisado con preocupación por los libertarios, a la hora de sostener el camino elegido.
El flamante viceministro de Economía, José Luis Daza, recordó hace unos días que entre 1953 y 1985, Japón implementó la "regla fiscal del 20%", por la que el gasto del gobierno nacional no podía superar el 20% del producto bruto. "En esos años fue el país que más creció en el mundo. Las arcas fiscales crecían tan rápido producto del crecimiento económico, que Japón bajó impuestos todos los años hasta 1985 para limitar superávits", escribió en la red X y agregó que esa regla se cumplió "en todos los países que se desarrollaron rápidamente, en 50 años (Corea del Sur, Singapur, Taiwan, Hong Kong)".
Pero también alertó que "en el llamado Plaza Accord", el acuerdo "impulsado" por la administración Reagan y firmado en el hotel Plaza de Nueva York un 22 de septiembre de 1985, entre Japón, Estados Unidos, Alemania Occidental, el Reino Unido y Francia para depreciar el dólar frente a las monedas de esos países; la nación nipona "se comprometió a abandonarlo y gastar más". Así, remarcó: "Hoy es el país con mayor deuda pública del planeta", un ranking en el que Argentina figura en la parte alta de la tabla.
Lo cierto es que si el Presupuesto logra superar el arduo debate que le espera por delante ofrecerá un condimento para que el plato argentino sea más atractivo a la voracidad del mercado. Aunque en la medida en que el cepo cambiario se mantenga, el riesgo país persistirá en niveles altos y alejará algunos comensales.
El interés se canalizará en los bonos. Para el resto, habrá que esperar. En particular las inversiones en infraestructura que hoy, con la obra pública frenada, mantienen en vilo a gobernadores que piensan en el próximo paso por las urnas, cuando el Presupuesto esté activo en 2025.
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