¿Guerra corta o guerra larga? Inflación en Estados Unidos y recesión mundial, las víctimas colaterales de la invasión de Rusia a Ucrania

Mal número de CPI en la semana anterior (inflación minorista en Estados Unidos) pero a la luz de las explosiones en commodities, no debería sorprender a nadie. Lo que estamos viendo desde que Rusia invadió Ucrania no son subas de precios sino literalmente explosiones históricas en las cotizaciones en muchos commodities. 

No hay mucho que la Fed pueda hacer en cinco frentes:

  1. La incertidumbre de resolución rápida o lenta del conflicto es infinita y eso lo cambiaría todo.
  2. Resultaría imprudente que la Fed decida significativamente a futuro sin saber esa variable y no parecería que semejante incertidumbre fuese a desaparecer en breve.
  3. El shock de oferta que estamos observando es histórico, no solo en magnitud sino porque además afecta al petróleo y a muchos otros commodities.
  4. O sea, es un shock de oferta multidimensional, lo cual convierte al escenario actual en uno muy diferente al de 1970.
  5. A menos que la Fed quiera asfixiar en recesión a la economía estadounidense, lo mejor hacia el futuro accionar de la Fed sería un "vamos viendo" acompañado de una retórica extremadamente cauta.

Si bien lo monetario queda como un significativo concepto subyacente, el accionar de la Fed y el ECB probablemente queden altamente condicionados al conflicto Rusia-Ucrania cualquiera sea su resultado final. 

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En este entorno, el mercado está operando de manera esquizofrénica al ritmo de dos clases de titulares:

Ante semejante envergadura de noticias se hace imposible diseñar una estrategia de cortísimo plazo porque literalmente significa operar un proceso aleatorio, de manera tal que las posiciones quedan atrapadas en un escenario binomial con consecuencias totalmente diferentes bajo dos escenarios alternativos:

  1. El conflicto se resuelve relativamente rápido
  2. El conflicto no se resuelve y Rusia permanece invadiendo Ucrania in eternum

Bajo el escenario de resolución rápida, el equilibrio general macroeconómico intentaría volver a lo que era hace tan solo cuatro semanas atrás. Secuelas habría, pero resulta razonable imaginar a una economía global donde el precio del petróleo ajustase fuertemente hacia abajo con muchos otros commodities, restándole de esta forma una enorme presión al equilibrio actual. 

Claramente, si esto ocurriese, para que Rusia aceptase la resolución del conflicto, sería razonable imaginar que a cambio pidiese la culminación de las sanciones en su contra. La economía global quedaría "razonablemente lastimada", lo cual quizá justificase a una Fed y un ECB más tranquilos en reducción de balances y subas de tasa de referencia. Habría fortísima rotación en reversa: venta de papeles energéticos y commodities contra compra de équities globales.

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Bajo el escenario de no resolución, tendríamos una economía global asfixiada por altísima inflación y recesión. Esta realidad, aun cuando hoy en día no lo quieran reconocer, probablemente tornaría tanto a la Fed como al ECB en muy laxos a nivel monetario para una coyuntura en donde la recesión esperada sería apremiante. 

Imposible encarar un ciclo agresivo de suba de tasa de referencia y achicamiento de balance en un contexto así. La rotación se mantendría, pero dependiendo de lo que efectivamente decidan la Fed y el ECB. 

A nadie le conviene un conflicto largo: ni a Ucrania, ni a Rusia, ni a Estados Unidos y muchos menos a Europa. Pero a esta altura todo es posible.

Sin avisar, se nos vino un cisne negro potencial otra vez. Nada más y nada menos que con una guerra. El tiempo dirá si efectivamente se convierte en cisne negro o solamente en una amenaza. 

Lo interesante es que, si el conflicto culmina rápido, el daño que ya ha hecho a la economía global implicaría que quizá parte del tightening (restricción monetaria) que se esperaba de la Fed no haga falta, lo cual será muy bullish (optimista) a la luz de tanta restricción monetaria descontada desde enero 2022.

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Recordemos que una suba en el precio del petróleo opera como un impuesto global y por lo tanto con efectos altamente recesivos. Por eso, aun con resolución rápida no creo que todas las secuelas de la suba en commodities pueda reversarse. Esta realidad debería impactar en el accionar de la Fed para 2022 tornándolo más dovish (laxo monetariamente)

Por lo tanto y a la luz de un mercado que se tornó muy pesimista, una resolución rápida tendría probablemente dos efectos positivos en simultáneo:

  • Desaparece el cisne negro. Eso, a la luz de lo descontado actualmente, no puede no ser bullish (optimista) en todo équity global.
  • Es probable que nos quede como remante una Fed y un ECB mucho más dovish (laxo), lo cual también debería ser relativamente bullish (optimista) dado que desde inicio de enero el mercado solo anticipa subas interminables de tasa de referencia.


Sería muy positivo que dicho escenario se concretase, así el mercado nuevamente podría volver a operar los factores tradicionales monetarios con los que comenzó el año y mucho más condicionado en este frente. 

Lamentablemente, existe a la vez un escenario de un conflicto eterno que ahogaría al mundo en inflación y recesión siendo la única buena noticia en este frente una Fed que residualmente quedaría como mucho más dovish (laxa). La locura actual es infinita, imposible saberlo. Si conocen a Satanás, llámenlo y avisen.

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