El Mercosur acaba de tener su reciente cumbre de presidentes. Lamentablemente en ella no pudo signarse (como se esperaba) el acuerdo con la Union Europea (que ha quedado postergado, al parecer, por un par de meses).

Durante la reunión, sin embargo, se observó una discusión sobre la esencia de bloque. El presidente argentino, Javier Milei, reclamó mas apertura, lo que incluye desde la posibilidad de celebrar acuerdos con terceros países para sus miembros sin necesidad del consenso del resto de los integrantes, hasta una baja en el arancel externo común.

Pues ante tal postura, es bueno reconocer que el Mercosur mantiene un gran potencial, pero necesita una modernización. El mundo ha cambiado en relación a cuando se creó el bloque.

Cuando el Mercosur fue creado (1990) las exportaciones de todos los países en el mundo equivalían al 19% del producto bruto planetario, mientras que en la actualidad equivalen a 30%; y del total de comercio internacional mundial -que este año 2025 llegará al récord nominal histórico de 35 billones de dólares- casi 70% ocurre entre países que han celebrado políticas o acuerdos de reducción reciproca arancelaria (en el tiempo en el que se creó el Mercosur solo 5% del total se producía dentro de pactos comerciales).

El Mercosur mantiene un gran potencial, pero necesita una modernización. (Fuente: Archivo)
El Mercosur mantiene un gran potencial, pero necesita una modernización. (Fuente: Archivo)

Pues la estructura marco original del Mercosur no acompañó la evolución: esencialmente se concentró solo en eliminar aranceles al comercio de bienes entre sus socios y mantener un elevado arancel externo común hacia terceros, y no avanzó en significativo pactos con terceros.

Por eso, un asunto a revisar es que han habido en el bloque pocos acuerdos con terceros mercados. Y en medio de los cambios que padece hoy el mundo en materia de comercio internacional, el friendshoring está haciendo que el comercio transfronterizo se acreciente entre quienes han celebrado acercamientos geopolíticos, lo que requiere entender el comercio internacional como algo más complejo.

El Mercosur (ahora que se ha postergado el acto con la UE) tiene escasos acuerdos con terceros mercados pese a que hay en la mesa de negociaciones algunos de atractivo potencial (que no avanzan con la celeridad esperada). Y debería avanzarse en esa materia.

Precisamente, y pese a las mayores tensiones ocurridas en el planeta, el comercio internacional total en el globo llega, según UNCTAD, en 2025 a un récord histórico nominal en medio de una incremental concentración que crea preferencias entre países ligados geopolíticamente que discriminan a favor con sus aliados y en contra con quienes no tienen esos acercamientos. Esto es: el mundo no avanzó hacia una desinternacionalización económica sino hacia una internacionalidad selectiva y discriminativa. Lo que está redefiniendo las cadenas globales de valor y re-escribiendo el mapa del comercio. Lo que se conjuga con la fenomenal revolución tecnológica que genera crecientes intercambios de valor económico internacionales de nuevo tipo en los cuales el paso por las fronteras de un bien es solo un eslabón de una cadena compleja que es internacional en sí: investigación, innovación, diseño, organización, tecnologías (duras y blandas), gestión, vinculo sistémico entre empresas en procesos complejos, comercio transfronterizo, creación de reputación, interacción creativa constante entre aliados, servicios postventa, etc.

De tal modo que, con la creciente desinstitucionalización multilateral, la concentración discriminativa y la revolución tecnológica mundiales, se redefine el comercio internacional planetario enfocándose entre quienes se alían (hay en el paneta ya 175 acuerdos de apertura reciproca regionales vigentes, que concentran crecientes porciones del comercio) y con incremental relevancia del comercio basado en la revolución tecnológica. Y el Mercosur deben modernizarse en estos aspectos.

Cuando el Mercosur fue creado, las exportaciones de todos los países equivalían al 19% del producto bruto planetario, mientras que en la actualidad equivalen a 30%. (Fuente: Archivo)
Cuando el Mercosur fue creado, las exportaciones de todos los países equivalían al 19% del producto bruto planetario, mientras que en la actualidad equivalen a 30%. (Fuente: Archivo)

Así, otro ejemplo de la evolución a la que no concurrió el Mercosur es que, mientras el bloque básicamente no ha incorporado nuevas asignaturas en las normas e instituciones de integración (ni siquiera ha llegado a cumplir con las previstas en el tratado constitutivo), según un trabajo de Roman Stollinger y Julia Grubler - y a diferencia de lo que ocurría hace treinta años (cuando el Mercosur se creó)-, hoy la referencia a aranceles en los pactos entre países en el globo es en solo del 20% del total; y el restante 80% del contenido de los acuerdos celebrados ahora se refiere a otros asuntos, como estándares comunes, normas sobre comercio de servicios, protección de inversiones, regulaciones para garantizar la competencia y garantías en materia de propiedad intelectual.

Adicionalmente, hay una consideración a efectuar sobre el tipo de institucionalidad, también relevante. El Mercosur se creó bajo la rígida formalidad de la unión aduanera (la que precisamente hoy está siendo observada por Uruguay y Brasil) pero -según un trabajo de la OMC-, de todos los pactos internacionales vigentes en el planeta, solo 6% se ha organizado bajo el modelo de unión aduanera, mientras que los países que celebraron acuerdos económicos han elegido en mucho mayor cantidad otras formas más flexibles tales como acuerdos de libre comercio (44% del total) o la confluencia de acuerdos de libre comercio vinculados con acuerdos de integración (29%).

Estamos, pues, ante una antigüedad regulativa que obedece a una concepción de los negocios internacionales que no se adecua a la evolución y requiere una revisión. Estamos a tiempo.