"Dólar monja": cómo es el mecanismo para enterrar los billetes

Siempre se entierran billetes. Es lo más seguro. Si tenés un allanamiento, pocas veces el peritaje se pone a excavar, salvo que exista un soplón o una sospecha seria , dicen los cueveros.

Antiguamente, el terreno de la casa de uno era la mejor caja de seguridad. Los viejos de antes lo hacían y eso llegó hasta nuestros días. En la City señalan que al mover mucha plata conviene la caja de seguridad, porque se la entra y se la saca rápido, pero si eventualmente se puede llegar a tener un allanamiento, o no se le va a mover en meses, a quienes la entierran. “Teníamos clientes que lo hacían , admiten ‘mesadineristas’.

La clave es cerrar la billetera con esas bolsas impermeables y herméticas que se usan para la cocina. A los billetes no les debe entrar aire, si no la humedad del suelo los destruye, porque incluso afecta la humedad si se los tiene en una caja enlatada. No sirve el nylon de las bolsas de residuo.

¿Cuánto entierran? Cualquier cantidad que les implique un “riesgo . Para un cuevero, era “una gamba (u$s 100.000), para un corrupto son “dos palos (u$s 2 millones).

Lo entierran cerca de plantas porque piensan que la tierra está removida por los canteros que se hacen: nunca ponen la plata en medio del patio. Si los ponen en bolsas herméticas, no importa cómo esté la tierra. Se ponen ahí porque si entran ladrones van a ir donde está removida. Y si hay un cantero con plantas, es el camuflaje ideal.

“He visto billetes con una humedad terrible que ponían a secar con secadora de pelo. Y es un error: hay que secarlos al sol, porque el aire caliente de golpe te los endurece y descolora , explican en el ambiente.

La manera del secado ideal, dicen, es ponerlos en una mesa, todos separados uno del otro y encima poner monedas, broches, canto rodado o bulones para que no se vuelen. Como lo hacen en tandas, pueden estar días secando billetes. Si están muy pegados, los separan con una pinza de depilar uno a uno.

En el submundo rural no es inusual el “dólar bolsa por el que fue detenido el exsecretario de Obras Públicas del kirchnerismo José Francisco López. Al dólar que se recibe en concepto de algún servicio (o se compra en el mercado negro a $ 14,41), hay quienes lo entierra en el mismo campo donde viven y siembran. El lugar elegido, por lo general, es cerca del galpón, para tenerlo identificado y a mano para cuando haya que desenterrar para pagar deudas.

La técnica que aplican es la del ladrillo: arman fajitos de u$s 10.000 y los envuelven en papel de diario. Luego, le ponen encima una bolsa negra de consorcio bien atada y después otra bolsa arriba para que los billetes se mantengan secos y no se filtre la humedad por las lluvias, así los verdes evitan mojarse.

Algunos creyentes, una vez que tienen enterrada una gamba (u$s 100.000), hasta le tiran fertilizante a ver si en una de esas se reproducen , bromea una fuente familiarizada con esta operatoria.

El caso López tiene reminiscencias con el de Paulo Roberto Costa, ex director de Petrobras en Brasil, que se construyó una pileta en su casa de la exclusiva zona de Barra da Tijuca. Pero una investigación realizada por el diario Folha de San Pablo descubrió que, pocos meses después de septiembre de 2009, la piscina ya no estaba más en su jardín: donde estaba el agua ahora había césped. O sea, la pileta dejó de estar y en su lugar sólo hay una alfombra verde de césped.

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