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Los mercados globales atraviesan un momento bisagra marcado por un movimiento de por más llamativo: una venta masiva en los bonos soberanos de países desarrollados, que contrasta con un Bitcoin que se mantiene sobre sus máximos históricos tras alcanzar los u$s 122.838.

Gran parte del mercado ve que esta dinámica le otorga a la principal criptomoneda del mundo más solidez como activo refugio alternativo. Y el fenómeno es atípico porque se combina con que la rentabilidad de los bonos a largo plazo, en particular los de economías como Japón, Alemania, Reino Unido y Francia, registraron fuerte liquidación este lunes.

En un contexto en el que el Banco central nipón podría enfrentar presiones políticas para mantener las tasas de interés bajas por más tiempo del que quisiera, ya que se espera que partidos opositores, que favorecen los recortes impositivos y una política monetaria expansiva, ganen influencia tras las próximas elecciones del 20 de julio.

Bitcoin y deuda de EEUU

En junio, la correlación entre Bitcoin y el bono del Tesoro estadounidense a 10 años tocó su nivel más bajo en 14 años, cuando llegó a -0,5, lo que indica un desacople claro entre ambos activos. Este fenómeno sugiere que la criptomoneda dejó de estar influenciada por los mercados financieros tradicionales y se consolida como una clase de activo independiente, que atrae cada vez más a inversores institucionales que comienzan a rotar sus carteras desde los bonos hacia las criptomonedas.

Así, los datos indican que, en los últimos seis meses, esta correlación negativa superó el 90%, lo que implica que sus desempeños en el mercado tienden a ser opuestos.

Los bonos locales no logran escapar al sell off soberano y caen hasta 1%. Cabe recordar que la semana pasada, que fue del pago de cupones y amortizaciones, los Globales sufrieron fuertes retrocesos. Los títulos soberanos cayeron entre 0,8% y 1,8%, con bajas que se concentraron en el tramo largo de la curva. En tanto, las acciones continuaron en descenso y los instrumentos en pesos sienten el impacto del desarme de las Lefi, lo que generó ruido en las tasas.

¿Qué impulsa la liquidación?

La respuesta apunta a un replanteo profundo en la percepción del riesgo y la valoración de activos en el contexto económico y financiero actual. A pesar de que la política monetaria se mantiene como un factor clave, el foco de atención de los inversores se desplazó hacia los desequilibrios fiscales y el aumento de déficits presupuestarios en varias de las grandes economías, lo que suscita dudas sobre la capacidad de los gobiernos para mantener tasas bajas sin sacrificar la estabilidad financiera.

En Japón, por ejemplo, el llamado "yield curve control" aplicado por el Banco de Japón, que mantenía el rendimiento del bono a 10 años cerca de cero, está bajo presión debido a la necesidad de financiar un gasto público creciente y el avance hacia una normalización monetaria a nivel global. Esto llevó a una corrección brusca en los precios de los bonos, lo que también afectó a otros mercados soberanos europeos.

¿Bitcoin, el activo refugió?

Simultáneamente, el auge de Bitcoin en este contexto no puede ignorarse. La criptomoneda, históricamente considerada volátil y de alto riesgo, gana terreno como alternativa para diversificar carteras y protegerse contra la inflación y la devaluación de monedas fiduciarias. La correlación negativa entre el mercado de bonos y Bitcoin en estos días puede interpretarse como un indicador del cambio en el apetito por activos tradicionales frente a nuevas clases de inversión.

Santiago López Alfaro, presidente de Dracma Investments, explica en declaraciones a El Cronista que Bitcoin se disparó de repente. "Este movimiento viene gestándose desde hace tiempo, al igual que lo que pasa con el oro. Lo que vemos, en realidad, es una caída cíclica y de largo plazo del dólar a nivel global. Y cuando eso ocurre, los flujos tienden a ir hacia los bienes: sube el oro, sube el Bitcoin -que hoy funciona como un nuevo bien o incluso una nueva moneda-", sostiene.

Y es que el oro (+28%) y el Bitcoin (+26%) son ahora los activos principales con mejor desempeño en lo que va de 2025. "Nunca antes habíamos visto a estos dos en los puestos #1 y #2 en ningún año calendario", escribió en su cuenta de X el reconocido analista Charlie Bilello.

Alfaro sostiene que dicho proceso también afecta a los bonos: "Los precios caen y, en consecuencia, las tasas suben. A nuestro juicio, se trata de una dinámica estructural de muy largo plazo, difícil de 'tradear' en el corto, pero que responde a un factor profundo: el enorme déficit fiscal que tiene EEUU. No va a haber un ajuste tipo 'motosierra', así que la caída del dólar parece inevitable", indica el experto al explicar el cambio de apetito de los inversores.

El estratega concluye que, en consecuencia, esta dinámica hará que los bienes reales -incluido el Bitcoin- se aprecien con relación al dólar. En otras palabras, el billete verde se debilita frente a activos duros. "Esa es nuestra visión de fondo. En el corto plazo, puede haber movimientos puntuales, pero lo importante está en el rumbo de largo plazo", señala Alfaro.

Por qué sube el Bitcoin y el menor apetito por la deuda soberana

Por su parte, Piedad Ortiz, economista y MBA en Finanzas, analiza que, Bitcoin extiende su repunte, impulsado por el avance de políticas regulatorias en EE.UU. Y es que esta semana, la Cámara de Representantes de ese país podría aprobar proyectos clave -como la Ley Genius, la Ley Clarity y la Ley de Vigilancia Estatal Anti-CBDC- que brindarían al sector cripto un marco legal largamente esperado.

En este contexto, "se proyectan mayores ganancias y un fuerte flujo hacia estos activos, mientras las acciones vinculadas a criptomonedas y los ETF también registran alzas significativas", indica.

Así, Ortiz plantea que el reciente apetito selectivo por el riesgo contrasta con la salida sostenida de inversores del mercado de renta fija, en medio de crecientes temores por la exposición a la deuda global.

"Se proyectan mayores ganancias y un fuerte flujo hacia estos activos, mientras las acciones vinculadas a criptomonedas y los ETF también registran alzas significativas", indica Ortiz.

"En EE.UU, los bonos del Tesoro -en particular los de largo plazo (30 años)- registraron fuertes ventas, con rendimientos que alcanzaron máximos de cinco semanas, acercándose al 5% (4,967%). Este ajuste responde no solo a una menor demanda por parte de China y Japón, sino también a crecientes preocupaciones fiscales", advierte.

Una dinámica similar se observa en Japón, donde los inversores rotan hacia activos locales. "Allí, la volatilidad arancelaria y la incertidumbre fiscal previa a las elecciones intensificaron la presión sobre los bonos soberanos. El rendimiento del bono a 10 años subió 3,14% en un solo día, alcanzando el 1,577%. A esto se suma la expectativa de que el Banco de Japón eventualmente suba las tasas de interés, lo que refuerza la tendencia vendedora en la deuda japonesa", concluye Ortiz.

El efecto de la guerra comercial

El consultor financiero, Marcelo Bastante, explica en declaraciones a este medio que, cada vez que hubo anuncios de mayores barreras, los mercados cayeron, y cuando se anuncian suspensiones o reducciones, los mercados suben, "sin excepciones".

Aun en ese contexto, para el experto, los mercados estadounidenses muestran un buen desempeño, tanto la renta variable como la tasa de los boos americanos, "que se mantuvo relativamente estable o con tendencia a la baja".

Con tantas noticias en juego -desde anuncios de nuevas tarifas hasta tensiones geopolíticas en Medio Oriente- para Bastante, "resulta difícil anticipar una tendencia clara". Sin embargo, sostiene que, la economía estadounidense muestra signos de fortaleza, "lo que explica por qué muchos inversores mantienen su apuesta, a pesar del ruido generado por las medidas comerciales".

¿Cambio estructural en el apetito por el riesgo?

El escenario apunta a una transición: inversores institucionales y globales revalúan sus exposiciones tradicionales y buscan nuevas formas de balancear riesgo y retorno. La venta masiva en bonos puede reflejar una menor tolerancia a la duración y al riesgo de crédito soberano en un entorno donde la inflación aún no se disipó por completo y los bancos centrales asoman dudas sobre los recortes de las tasas.

También hay que tener en cuenta que, hay un boom de empresas que sumaron Bitcoin a sus estrategias de tesorería en detrimento de, en muchos casos, los Treasuries para cubrirse frente a la inflación, la devaluación de monedas fiduciarias y los shocks macroeconómicos. Su oferta limitada, escasez digital y liquidez 24/7 lo hacen atractivo.

De acuerdo con datos de Bitcoin Treasuries, unas 26 empresas agregaron al Bitcoin en junio de 2025 a sus carteras, lo que elevó el total a 250 compañías con BTC en cartera al 4 de julio de 2025. Por otro lado, el interés creciente en activos digitales y commodities como el oro sugiere una diversificación hacia instrumentos que históricamente fungieron como refugio en tiempos de incertidumbre.

Así, el mercado de renta fija atraviesa una etapa de presión por múltiples factores convergentes: el deterioro fiscal en varias economías, la creciente incertidumbre en el comercio global y un entorno de mayor aversión al riesgo que limita el interés por este tipo de activos.

En contraste, Bitcoin se consolida como una alternativa cada vez más sólida, impulsado por su creciente legitimidad institucional y el ingreso sostenido de grandes inversores, que aportan liquidez y refuerzan su atractivo como refugio financiero.