Un documento de la Fed sugiere que podría endurecer su política monetaria

Las actas de la Reserva Federal muestran que los miembros del comité de política monetaria podrían estar dispuestos a ponerle fin a la etapa de políticas ultra laxas.

La Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) parece estar preparando el terreno para un eventual endurecimiento de su política monetaria. Según consta en las actas de la Fed, sus funcionarios coincidieron en su reunión de abril en que un fuerte repunte en la actividad económica justificaría discusiones respecto a si es conveniente extender su era de políticas laxas.

Las mencionadas actas revelaron que varios participantes sugirieron que si la economía continuaba avanzando rápidamente hacia las metas del Comité, podría ser apropiado en algún momento de las próximas reuniones comenzar a discutir un plan para ajustar el ritmo de las compras de activos que viene llevando a cabo la entidad.  

La reacción de los bancos centrales del mundo a la crisis del coronavirus fue la de llevar a cabo políticas monetarias ultra laxas, bajando la tasa de interés a niveles de mínimos históricos y de comprar activos financieros en el mercado a un ritmo jamás visto en la historia.

Entre las medidas de la Fed para combatir la crisis de coronavirus se destacaron la reducción a cero de la tasa de interés de referencia y la compra masiva de activos financieros bajo lo que se denomina Quantitative Easing (QE). Dichas compras marchan a un ritmo de u$s 120.000 millones de adquisiciones de bonos y activos respaldados por hipotecas al mes.

Tras semejante compra de activos, la hoja de balance de la Reserva Federal de Estados Unidos pasó de u$s 3,9 billones antes de la pandemia a u$s 7,83 billones en la actualidad. Es decir, se duplicó en poco más de un año.

Esto significa que la inyección que realizó la Fed para mitigar los efectos de la pandemia no solo fue más mayor que la que se realizó al mercado durante la crisis de 2008. También, que la velocidad fue todavía más pronunciada. 

Entre 2008 y 2014 la Fed expandió su hoja de balance en u$s 3 billones aproximadamente, mientras que en la actualidad, en poco más de un año, sus tenencias en activos crecieron casi u$s 4 billones.

Algo similar ocurre con la hoja de balance del Banco Central Europeo (BCE), cuyas tenencias alcanzan los 7615 billones de euros, tras haber aumentado recientemente otros 26.900 millones de euros en el último mes.

La hoja de balance del BCE equivale así al 76,6% del PBI de la eurozona, mientras que la hoja de balance de la Fed en relación al producto de Estados Unidos alcanza el 35,5%. En el caso del Banco de Inglaterra, la relación con el PBI del país es del 38,4%, mientras que en el del Banco Central de Japón, es del 132,5%.

presiones inflacionarias

Semejante impresión de dinero e inyección de capitales al mercado generó una suba en los activos financieros y más recientemente, nuevas presiones inflacionarias, lo cual comienza a generar dudas sobre el futuro de la permanencia de dicha relajación monetaria. 

La recuperación económica de Estados Unidos viene siendo muy importante y acelerada. Y junto con las mayores presiones inflacionarias, los miembros de la Fed comienzan a poner en tela de juicio la necesidad de mantener sus políticas monetarias laxas. 

La inflación general en EE.UU. subió al 4,2% interanual en abril, el nivel más alto desde septiembre de 2008. Por su parte, la inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos y la energía, subió al 3%, un nivel que se registró por última vez en 2006.

De esta manera, tanto los últimos datos de inflación como los comentarios recientes de la Fed han encendido algunas alarmas. Si la inflación continúa acelerándose es probable que la Fed deba iniciar un proceso de desarme de su hoja de balance (tapering). Esto puede lograrlo ya sea comprando menos o liquidando sus posiciones, combinado con movimientos en las tasas de interés de referencia de corto plazo.

Si la tasa de corto plazo sube, los activos financieros podrían enfrentar un escenario de mayor volatilidad de corto plazo, alentados también por la falta de un soporte de flujos generados a partir de los programas de QE.

Keith Wade, economista jefe de Schroders, advirtió que la reducción de las compras de activos aún está lejos, pero parece que el tapering volverá a estar en la agenda del banco central estadounidense.

"Las últimas cifras de los precios al consumidor en EE.UU. parecen confirmar los peores temores de que nos dirigimos a un repunte sostenido de la inflación. De cara al futuro, las presiones inflacionarias irán disminuyendo a medida que la capacidad instalada se recupera y la demanda se reduce tras una oleada inicial de gasto reprimido", afirmó.

Además, el economista de Schroders estimó que luce poco probable que las cifras de inflación asusten a la Fed, aunque sí supondrán una revisión al alza de sus previsiones y si se combinan con un fuerte crecimiento del PBI, tendrán que empezar a pensar en ralentizar sus compras de activos.

Lo que está claro es que el nivel de compras que están llevando adelante los bancos centrales está en su tramo final gracias a que gran parte de la actividad global se ha recuperado y se encuentra transitando la salida de la crisis de coronavirus. En este contexto, la asistencia monetaria podría ser cada vez menor.

Nicolás Max, director de Asset Management de Criteria, advirtió que el ritmo de compras de activos de los bancos centrales de EE.UU., Europa y Japón observado en 2020 no se va a repetir en 2021.

"A partir de 2022 se espera que las compras de los mencionados bancos centrales en forma agregada se desactiven. El Banco Central Inglaterra ya anunció una disminución de su programa y el de Canadá lo dio por finalizado. El impulso monetario va a dejar de estar presente y ya no va a ser un plus para los mercados", estimó.

Debate de transitoriedad

La Reserva Federal tiene un objetivo dual de lograr una estabilidad en el mercado laboral (pleno empleo) junto con un promedio de largo plazo de inflación del 2%. 

El hecho de que se haya modificado el concepto de promedio mensual de largo plazo y dado que la inflación se ha sostenido en la última década debajo del 2%, le permite a la Fed que se vean registros elevados de corto plazo para que el promedio de largo plazo se alcance el objetivo final del 2%.

Actualmente hay una puja de opiniones entre la Fed y el mercado. Mientras los integrantes de la Reserva Federal entienden que la inflación actual luce transitoria, el mercado teme que no lo sea y que en realidad se trate de un fenómeno de más largo plazo.

Gastón Sempere, estratega de First Mariva, destacó que según el presidente de la Fed, Jerome Powell, solo se registrará un aumento transitorio de la inflación.

"Para la Fed, la inflación actual luce transitoria debido a que se dio un shock de la demanda junto con restricciones de la capacidad productiva, un aumento en los precios de la energía y el efecto de una baja base de comparación respecto al año pasado cuando la economía se encontraba cerrada por la pandemia", explicó.

Mirando hacia adelante, para el estratega de First Mariva será importante determinar si el mercado le va a permitir a Powell llevar a cabo su política monetaria sin sobresaltos. Es decir, si le va a creer o no respecto a la firmeza de su decisión de dejar que suba la inflación y hasta dónde.

En ese sentido, Sampere ve necesario que la Fed modifique su comunicación estableciendo objetivos cuantitativos más claros. De lo contrario, cree que es probable que no pueda ser un buen formador de expectativas, generando un aumento de la volatilidad financiera, como ya sucedió en el pasado.

Gustavo Domínguez, CIO de Adcap, no ve probable que la Reserva Federal cambie su política monetaria dado los recientes datos de inflación al alza.

"La Fed viene diciendo que van a fijarse en el promedio de inflación de varias observaciones, permitiendo inflación por arriba del 2% de corto plazo. Estructuralmente, con el nivel de deuda de EE.UU., creo que Fed debería estar contenta de que la inflación esté por arriba de la tasa de interés, ya que de esa forma, se licua el nivel de deuda para mejorar la capacidad de repago del Gobierno", sostuvo Domínguez.

Domínguez entiende que la inflación de corto plazo será temporaria ya que los cuellos de botella en la provisión de bienes y servicios fue muy grande y en casi todas las industrias, aunque cree que estructuralmente no hay riesgos de que la inflación se termine escapando.

"La inflación es un fenómeno monetario, pero si la emisión termina en encaje de reservas en los bancos centrales, como ha ocurrido en los últimos años, no hay tanto peligro de recalentamiento. La velocidad de circulación de dinero cayó abruptamente desde 1,38 a comienzos de 2020 a 1,1. Y en la última observación aún está en 1,14. Es decir, no se ha acelerado dramáticamente para generar una preocupación inflacionaria alta a nivel estructural", explicó el CIO de Adcap.

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