Los datos macroeconómicos en los EE.UU. muestran fortaleza y hacen suponer que la economía no está sintiendo el impacto de la suba de tasas que persigue la Fed. Por lo tanto, el mercado interpreta que aun existen riesgos inflacionarios vigentes, y que la Fed va a seguir aplicando una política monetaria contractiva.
Esto dispara las tasas de los bonos del Tesoro americano a máximos, haciendo que las acciones pierdan atractivo.
Amenaza para acciones
Hoy se supo que la economía estadounidense creció en el último trimestre al mayor ritmo en casi dos años, impulsada por un aumento en el gasto de los consumidores.
El PBI se aceleró a una tasa anualizada del 4,9%, más del doble del ritmo del segundo trimestre.
El principal motor de crecimiento de la economía, el gasto personal, aumentó 4%, el mayor aumento desde 2021.
Este, si bien es un dato positivo para la economía, no lo es para las acciones.

Los datos macro positivos hacen sospechar que la Reserva Federal podría subir una vez más la tasa de interés este año, a la vez que postergaría en el tiempo el inicio de la baja de tasas.
Este es el famoso "Higher for longer", que sugiere que las tasas de interés se mantendrán más altas por más tiempo.
Así, las tasas de interés de los bonos del Tesoro americano se disparan a máximos capturando esa expectativa, lo cual provoca un efecto contagio en el precio de las acciones (si sube la tasa, cae el precio de los bonos).
Las acciones tecnológicas, las cuales suelen ser las más sensibles a las subas de las tasas, operan bajo presión bajista. La debilidad en las acciones se da pese a que los balances están siendo positivos.
Hasta ahora, el 80% de las 146 empresas del S&P 500 que han informado resultados han superado las expectativas de ganancias, según mostraron los datos de LSEG el miércoles.
Cuando un activo cae más del 10% desde sus máximos, se considera que está en una fase correctiva. Cuando dicha baja supera el 20%, se suele decir que ingresa en terreno de mercado bajista (bear market).
Esto no es menor para la actualidad del mercado americano.
Con el ajuste actual, y contemplando los máximos recientemente alcanzados, el Nasdaq acaba de ingresar en terreno correctivo ya que cae 11% desde su pico reciente.
Lo mismo ocurre con el S&P500, que desde su máximo de julio acumula una pérdida del 10,3%.

El contexto de tasas más altas por más tiempo hizo disparar las tasas de interés de los bonos del Tesoro americano a máximos desde 2007-2008.
Esto implica un desafío para las acciones ya que los bonos más seguros del mundo muestran retornos más que interesantes, haciendo que el premio que pagan las acciones por encima de lo que pagan los bonos termina siendo bajo.
Es decir, el premio por asumir más riesgo en los portafolios es menor a medida que las tasas de interés se desplazan al alza.

Los analistas de Criteria explicaron que los bonos del Tesoro ya ofrecen rendimientos que promedian 5% anual a lo largo de la curva.
De esta manera, entienden que esta tasa luce atractiva en vistas de una inflación en descenso y valuaciones poco apetecibles en la renta variable.
"Seguimos favoreciendo un posicionamiento en renta fija en detrimento de renta variable, incorporando bonos del Tesoro al portafolio. Los riesgos de recesión no se encuentran totalmente incorporados a los precios de los activos, y los crecientes conflictos bélicos refuerzan el apetito por activos considerados seguros y protectivos. Un posicionamiento en renta fija de calidad luce razonable para transitar este período", comentaron los analistas de Criteria.
En ese sentido, remarcaron que se ha configurado una situación en la que ciertos activos muestran una relación riesgo-beneficio desfavorable.
"Las proyecciones de ganancias para las empresas y sus múltiplos de valuación dejan escaso margen para la apreciación, particularmente cuando se los contrasta con los retornos esperados en la renta fija", afirmaron.

Juan Cruz Lekovic, fund manager de Schroders, entiende que actualmente los bonos presentan una mejor oportunidad respecto de las acciones.
"Vemos una mejor relación riesgo retorno en la renta fija respecto de la renta variable. El proceso de alta inflacionaria que comenzó en 2021 y le siguió un fuerte ciclo de suba de tasas a nivel global, tanto en desarrollados como emergente, posicionó nuevamente a la renta fija en el foco de los inversores", explicó el fund manager de Schroders.
Además, agregó que "la renta variable, en estos niveles de valuación, tienen incorporada una alta expectativa de crecimiento futuro, el cual podría venir de la mano de la inteligencia artificial.
Sin embargo, remarcó que dado que los precios ya tienen incorporado gran parte de esa expectativa, hoy que la renta fija en el mediano plazo podría tener una mejor performance.
"Somos más optimistas con la renta fija que con las acciones, sobre todo porque también esperamos que pronto se reinicie un ciclo de baja de tasas a nivel global", sostuvo Lekovic.
Finalmente, Jorge Angel Harker, asesor de temas internacionales de Adcap Grupo Financiero, coincide con los análisis de los demás analistas al afirmar que el problema de hoy del mercado accionario de Estados Unidos es que, con la subida de los bonos del Tesoro, el retorno de riesgo cero compite con el dividend yield que prometen muchas compañías, inclusive el S&P.
"A estos niveles, no hace mucho sentido invertir en acciones cuando tendrías que esperar crecimientos en los dividendos de las compañías del 10% durante los próximos 5 o 10 años, y esto sería difícil en un entorno en el que la economía estadounidense ya muestra sus primeros signos de desaceleración.
Por otro lado, Harker agregó que si el miedo de los inversionistas sobre la renta fija continúa, si la gente sigue creyendo que la Fed va a seguir subiendo las tasas, va a ser muy muy difícil que las valoraciones de las acciones sigan estando en los niveles actuales. Inclusive un posible rally de fin de año es muy probable que no se cumpla, por ahora.
"Consideramos que es momento de ser cauto y de esperar para ver qué termina de pasar con las tasas, porque la combinación de tasas altas más una desaceleración económica que en el primer semestre del 2024 pareciera estar confirmándose lentamente, no es el mejor escenario para las acciones", dijo Harker.














