Protestas en Israel: Netanyahu da marcha atrás con la reforma judicial
El veterano primer ministro cedió a la presión pública tras 24 horas en las que decenas de miles de personas salieron a la calle.
El gobierno de extrema derecha de Benjamin Netanyahu ha aplazado sus controvertidos planes de reforma del poder judicial israelí tras una reacción que paralizó gran parte del país.
El veterano primer ministro cedió a la presión pública tras 24 horas en las que decenas de miles de personas salieron a la calle, el mayor sindicato del país convocó una huelga y el presidente de Israel imploró al Gobierno que cambiara de rumbo.
"No estoy dispuesto a dividir a la nación", dijo Netanyahu en un discurso trasmitido en horario prime-time, anunciando que el Gobierno retrasaba su campaña para la aprobación parlamentaria de la legislación. "Cuando hay una opción para evitar la guerra civil mediante el diálogo, me tomo tiempo para dialogar".
Pero, en una señal de que no se retira del todo, arremetió contra lo que llamó "una minoría extremista" implicada en las protestas.
La lucha en torno a las propuestas ha sumido a Israel en su mayor crisis política en años, inquietando a los inversores, alarmando a los aliados y desencadenando la mayor ola de protestas en más de una década.
Los partidarios afirman que los cambios -que le daría al Gobierno y a sus aliados un mayor control sobre el nombramiento de jueces y limitaría la capacidad de la Corte Suprema para derogar leyes- son necesarios para frenar a un poder judicial activista que ha impulsado una agenda partidista de izquierda.
Pero los detractores de Netanyahu, que inició su sexto mandato como primer ministro en diciembre, consideran que la reforma es una amenaza fundamental para el equilibrio de poderes de Israel, que debilitaría la protección de las minorías, fomentaría la corrupción y dañaría la economía.
John Kirby, vocero del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, declaró que el presidente estadounidense, Joe Biden, había sido "muy franco" sobre las preocupaciones de Washington acerca de los acontecimientos, y añadió que los funcionarios estadounidenses "instan firmemente a los líderes israelíes a llegar a un compromiso".
El conflicto comenzó después de que Netanyahu destituyera, el domingo por la noche a su ministro de Defensa, Yoav Gallant, que había pedido que se detuviera la reforma judicial. Gallant, exmilitar, advirtió que suponía una "amenaza tangible" para la seguridad de Israel.
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Los diplomáticos de las embajadas israelíes en todo el mundo dejaron de trabajar en señal de protesta, mientras que los vuelos quedaron interrumpidos en el aeropuerto internacional Ben Gurion. El descontento público se extendió por toda la economía: los puertos, las cadenas de centros comerciales y el sindicato médico anunciaron huelgas.
Los municipios y ayuntamientos también anunciaron paros, y las sucursales bancarias empezaron a cerrar.
La indignación ha atraído al ejército, con un número cada vez mayor de reservistas que amenazan con no presentarse a los entrenamientos, lo que hace temer que sus capacidades se vean mermadas.
Antes del anuncio de Netanyahu, su socio de coalición, el partido de extrema derecha Poder Judío, dijo que había acordado posponer la revisión hasta la próxima sesión parlamentaria de mayo para permitir el "diálogo".
Anteriormente, Ben-Gvir, el ultraderechista que lidera el partido y ministro de Seguridad Nacional, dijo que el Gobierno "no debe rendirse a la anarquía".
El presidente de Israel, Isaac Herzog, había pedido al primer ministro que diera marcha atrás, advirtiendo que "toda la nación está sumida en una profunda preocupación".
El expremier Ehud Barak describió la crisis como la "más grave" desde la fundación del Estado moderno de Israel en 1948.
Kirby dijo que Biden le había dicho a Netanyahu que "las sociedades democráticas se ven reforzadas por la idea de los controles y equilibrios, así como por el hecho de que cualquier cambio fundamental en un sistema democrático debe llevarse a cabo con el apoyo popular más amplio posible".
El lunes por la tarde se preveían nuevas manifestaciones, entre ellas una a favor de las reformas judiciales.
Ante el temor a la violencia, Netanyahu instó a sus partidarios, tanto de derecha como de izquierda, a "comportarse con responsabilidad".
Netanyahu había declarado la semana pasada que el Gobierno seguiría adelante con la reforma y presentaría al Parlamento una enmienda que le daría un mayor control sobre los nombramientos judiciales, para su votación final esta semana.
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