¿Qué pasa en Israel? Las razones detrás de las protestas multitudinarias contra el gobierno de Netanyahu
Más de 700.000 personas salieron a protestar en las calles de Israel, mientras que desde hace varias semanas se alerta por una posible caída de la democracia. Pero el conflicto es mucho más complejo de lo que se ve en la superficie.
La crisis en Israel llegó a un punto de quiebre. Se estima que unas 700.000 personas participaron de las protestas en la medianoche de ayer, luego de que el actual primer ministro Benjamín Netanyahu decidiera destituir a Yoav Galant como ministro de Defensa.
La tensión es tal, que se decretó un paro nacional en todo el territorio y se suspendieron las actividades en el aeropuerto internacional Ben Gurión -principal forma de entrar y salir de Israel-.
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Pero ¿cómo se llegó a una situación tan crítica en un país que hace menos de un año registraba récords históricos en inversiones para empresas tecnológicas y parecía recuperarse a pasos agigantados de los efectos de la pandemia?
Crisis en Israel: la polémica reforma judicial
Lo que más se escucha decir a los manifestantes en las calles de Tel Aviv y Jerusalén es la frase: "No a la dictadura. Queremos democracia. Abajo la reforma". Las protestas, que ya suceden de forma periódica en todo el país y cada vez con más intensidad, se centran alrededor de la polémica reforma judicial que impulsa el oficialismo.
Y aunque desde varios sectores admiten que es necesario reformar la justicia en Israel, el hecho de que el proyecto lo impulse un gobierno con varios de sus principales referentes multi procesados por corrupción (entre ellos el propio Netanyahu) es lo que genera un amplio rechazo a la polémica iniciativa.
A esto se le suman dos factores fundamentales: el rechazo parcial de una parte del oficialismo a diferentes puntos de la reforma que ponen en riesgo un sistema de pesos y contrapesos en Israel (y que por consecuencia le darían un poder sin precedentes a quien ocupe el Poder Ejecutivo) y un inentendible apuro del Primer Ministro por sacar la reforma lo antes posible -que rechaza incluso dialogar incluso con sus copartidarios que le piden analizar la situación en el país antes de continuar con el proceso legislativo-.
La grieta política en Israel
Pero las protestas no tienen como única base a la reforma. Mientras que es un punto crucial para entender la situación, existen varias cuestiones que llevaron al descontento general de una parte importante de la población israelí.
Desde hace ya varios años, la sociedad está dividida en dos bandos marcados: a favor y en contra de Netanyahu. Desde sus causas penales por corrupción hasta las decisiones que tomó respecto a los asentamientos en Cisjordania, toda política realizada por esta figura amplió la grieta entre el electorado.
A esto se le suma su alianza para formar gobierno con partidos de extrema derecha como el Sionismo Religioso liderado por Itamar Ben-Gvir, que hasta hace poco no tenían posibilidad de entrar en el Parlamento de Israel -pero que vieron un renacer sin igual junto con Netanyahu-.
El punto de quiebre fue el hecho de que el Primer Ministro haya despedido a Galant, ahora ex ministro de Seguridad, luego de que este último pidiera suspender el tratamiento de la reforma debido a que las protestas (y especialmente aquellas realizadas por reservistas) representaban un peligro contra la seguridad nacional.
Oficialmente, la decisión se tomó debido al manejo de los voluntarios reservistas que tuvo Galant -con un número récord de soldados que se negaron a presentarse a entrenar debido al avance de la reforma-. Pero para muchos representó un ataque hacia una de las bases fundamentales para la existencia de Israel a lo largo de la historia: la seguridad nacional.
En otras palabras, Netanyahu está priorizando su interés personal en la reforma judicial (supuestamente para eludir sus posibles condenas), por sobre los 2 pilares que lo llevaron a ser el Primer Ministro más duradero en la historia del país, la economía y la seguridad.
¿Cómo pueden terminar esta crisis contra Netanyahu?
Y después de todo esto, ¿qué va a pasar? Esa es la pregunta en boca de casi todos los que miran este conflicto como espectadores. Y lamentablemente la respuesta de momento es incierta.
Las protestas, que ya suceden de forma periódica en todo el país y cada vez con más intensidad, se centran alrededor de la polémica reforma judicial que impulsa el oficialismo.
Hasta hace algunas horas se esperaba que Netanyahu saliera a dar un discurso para anunciar la suspensión de la reforma judicial, pero todo parece indicar que esa opción se fue desechada.
La razón está en que suspender la reforma en este punto podría generar la caída del Gobierno, ya que Ben-Gvir aseguró que en caso de que no se vote esta ley, sus legisladores saldrán de la actual coalición.
Esta amenaza generó un retraso en el discurso de Netanyahu, mientras que las protestas siguen activas en prácticamente todas las ciudades de Israel. En caso de que finalmente se suspenda la reforma, lo más probable es que se caiga el Gobierno y se deba ir a elecciones. Pero si se sigue con la votación, habrá que ver qué sucede con los manifestantes.
Hasta ahora las únicas palabras del Primer Ministro fueron a través de una publicación en Twitter en la que les pidió a los manifestantes, tanto a favor como en contra, que eviten enfrentamientos violentos. "Somos todos hermanos", asegura en su tuit.
Solo queda esperar al discurso de Netanyahu para poder entender mejor qué rumbo tomará Israel en el futuro a corto, mediano y largo plazo. Es claramente un momento pivotal en la historia del único estado judío del mundo.
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