Entrevista con la secretaria del Tesoro

Yellen: "EE.UU. y China tienen muy claro que quieren una relación económica productiva"

La máxima funcionaria económica de Joe Biden dijo que el presidente estadounidense no tiene intención de desvincularse de China, lo que sería "desastroso para ambas economías".

El discurso de Janet Yellen sobre China se ha hecho esperar. Ha pasado casi un año desde que Antony Blinken, secretario de Estado estadounidense, dijera que el país era "la amenaza más grave a largo plazo" para el orden mundial. Las palabras de Yellen fueron más amables.

La secretaria del Tesoro estadounidense explicó que el gobierno de Joe Biden no tiene intención de desvincularse de China, lo que sería "desastroso para ambas economías". Aunque subrayó que siempre que la seguridad nacional de Estados Unidos colisionara con la economía, la primera tendría prioridad, su discurso debería interpretarse como una rama de olivo para Beijing. Otra cuestión es si China lo verá así, después de haber rechazado las propuestas de Washington desde que EE.UU. derribó un globo espía chino en febrero. No se puede acusar a Yellen de no intentarlo.

En una entrevista previa a su discurso, Yellen dejó claro que quería visitar China en cuanto Xi Jinping nombrara a sus homólogos en sus puestos. Si el viaje de Yellen se concreta, sería la más alta funcionaria estadounidense en visitar China desde que Biden asumió el cargo. Blinken canceló su viaje previsto a principios de año tras el furor de los globos chinos. El objetivo de Yellen sería reavivar el diálogo, al menos en materia económica. Durante la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, los periodos de distensión se vieron reforzados por la interacción comercial.

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"Me veo como continuadora de la agenda que Biden y Xi establecieron en la reunión del G20 en Bali [el pasado noviembre]", dijo Yellen. "Estuve en esa reunión. Ambos tenían muy claro que querían tener una relación económica productiva. Hubo un claro entendimiento de que las relaciones económicas no son un juego de suma cero y que necesitamos intensificar nuestra interacción".

En octubre, EE.UU. anunció la prohibición del comercio de chips de alta gama con China, lo que en Beijing se considera un acto de agresión económica para frenar el desarrollo del país. Yellen se esforzó en rebatir la interpretación china. Dijo que las restricciones se limitarían al comercio que contribuyera a la modernización militar. Esto incluía una nueva serie de controles sobre las inversiones estadounidenses en China que se anunciarán en breve.

"Hasta ahora hemos tratado de proporcionar directrices para los controles a la exportación que hemos puesto en marcha", dijo Yellen. "Lo que constituye exactamente una preocupación de seguridad nacional es algo que evoluciona con el tiempo. Lo importante aquí es que queremos que los chinos entiendan que cuando tomamos estas medidas lo hacemos por motivos de seguridad nacional y que no estamos tratando de perjudicar la competitividad económica china. Si los chinos perciben que estas acciones que hemos emprendido perjudican su competitividad nacional, es una razón para que intensifiquemos nuestra interacción y expliquemos cuál es nuestra motivación".

La mayoría de los socios comerciales de EE.UU. en el Indo-Pacífico, como Singapur y Australia, desean un mayor compromiso de EE.UU. en materia de comercio e inversión, aunque Biden haya descartado volver a unirse al Acuerdo Progresista de Asociación Transpacífico (el rebautizado TPP, al que China ha solicitado adherirse). Aparte del recientemente lanzado Marco Económico Indo-Pacífico, que los críticos han calificado como habladuría sin acción, y el igualmente joven Consejo de Comercio y Tecnología EE.UU.-Unión Europea, no hay nada más en proyecto, según Yellen. "No se están planeando activamente grandes acuerdos comerciales", afirmó.

En su lugar, EE.UU. presionará a sus 'amigos' para que se unan a la iniciativa de Yellen denominada 'friend-shoring' [es decir, la relocalización de las cadenas de suministro a países aliados geopolíticamente]. Entre ellos se encuentran Indonesia, India y Vietnam.

Yellen dijo que está considerando la posibilidad de viajar a Vietnam. "Tenemos que diversificar nuestras cadenas de suministro para evitar la dependencia extrema de países que podrían utilizarlas en nuestra contra, como ha hecho Rusia con la energía". Y añadió: "No nos referimos a un conjunto reducido de países desarrollados".

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Es dudoso que los esfuerzos de Yellen por reavivar la vertiente económica del diálogo entre Estados Unidos y China den sus frutos. Xi se ha reunido con líderes de todo el mundo, pero se ha resistido a programar una llamada con Biden. Yellen es la funcionaria en servicio de más alto rango que formó parte del Diálogo Estratégico y Económico entre EE.UU. y China -una reunión anual- que fue establecido por George W. Bush y continuó bajo Barack Obama. Donald Trump lo cerró. Durante la crisis financiera de 2008, Hank Paulson, exsecretario del Tesoro, estuvo en frecuente coordinación con sus pares chinos. Tal cooperación es difícil de imaginar hoy en día.

Como importante tenedor de deuda pública estadounidense, China tiene un interés material en el resultado de la inminente batalla entre la Casa Blanca y la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, sobre la ampliación del techo de deuda. Un default estadounidense podría socavar gravemente la posición del dólar como moneda de reserva. "No veo ninguna amenaza inmediata para el estatus del dólar", dijo Yellen. Si hay algo que podría derribar al dólar, sería la herida autoinfligida de un default soberano estadounidense". La creciente rivalidad del remninbi chino sería la menor de las preocupaciones de Washington.

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