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Cómo es el equipo con el que Musk quiere desembarcar en el gobierno de Trump

Es probable que el magnate presione para que sus aliados tengan funciones públicas para reducir la regulación y proteger sus negocios.

El papel de Elon Musk en la victoria electoral de Donald Trump le ha dado al hombre más rico del mundo una oportunidad única de ayudar a diseñar el gobierno federal colocando a sus aliados en la nueva Administración.

La influencia del multimillonario se mantiene después de las elecciones. El miércoles, participó en la llamada entre Trump y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, para hablar de la guerra. Ahora Musk se prepara para ejercer su influencia en Washington tras conocerse que estará al frente de un nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental.

Ya ha manifestado su intención de "recortar u$s2 billones del presupuesto estadounidense y despedir a cientos de miles de personas para eliminar la ‘vasta burocracia'". También ha hablado de poner fin a regulaciones que, en su opinión, obstaculizan la innovación.

Según personas que conocen los planes del magnate, el papel de asesor de Musk se definirá para intentar garantizar que mantiene el control de empresas como Tesla, X, SpaceX, xAI y Neuralink. Su intención es ejercer poder colocando a personas de su confianza, expertos en ingeniería, patrocinadores financieros en agencias gubernamentales.

"El equipo A [A team] de Estados Unidos suele construir empresas en el sector privado. De vez en cuando, la reforma del Gobierno es lo suficientemente importante como para que el equipo A le asigne tiempo. Éste es ese momento", publicó Musk en X.

El magnate contará con un grupo de asesores de confianza para supervisar su cartera de empresas, asignándoles la tarea de ejecutar despidos cuando lo estime necesario, cambios abruptos de estrategia y cumplir plazos aparentemente imposibles.

Para la reestructuración corporativa, Musk siempre ha confiado en Steve Davis, presidente de The Boring Company, la start-up de perforación de túneles propiedad de Musk.

Tras una abrupta llegada a Twitter después de la polémica adquisición de u$s44.000 millones en 2022, Davis durmió en la sede de la red social en San Francisco con su esposa y su hijo recién nacido mientras supervisaba un "equipo de transición" que terminó por despedir al 80% del personal. "[Davis] es bueno despidiendo gente", explicó una persona del entorno.

Con el cambio a X, la red social se convirtió en la herramienta principal para que Musk y sus aliados difundieran noticias y opiniones a favor de Trump.

Otro candidato es Omead Afshar, un autodenominado "bombero" de Musk. Ayudó a supervisar la construcción de la enorme fábrica de autos de Tesla, Giga Texas, y también estuvo implicado en los despidos en X y, más recientemente, en Tesla, que despidió a 14.000 empleados en abril de este año.

"Encontrará la forma de hacer el trabajo duro, incluso si no parece tener mucho sentido. Elon lo adora, porque sabe ejecutar", dijo una persona que trabajó con Afshar. La compra de Twitter no sólo le dio a Musk un megáfono, sino que le ayudó a reforzar las relaciones con el sector financiero y Silicon Valley que ahora intentan acercarse al magnate.

Bill Ackman, que dirige el hedge fund estadounidense Pershing Square, se ha convertido en uno de los corresponsales más frecuentes de Musk en X, y ambos intercambian ideas sobre política comercial, fiscal y de inmigración.

El círculo íntimo de Musk incluye a Jared Birchall, un ejecutivo financiero que dirige su family office, mientras ocupa altos cargos en Boring, xAI y Neuralink, su empresa de chips cerebrales. Anteriormente trabajó para Goldman Sachs y Morgan Stanley y desempeñó un papel fundamental en la compra de Twitter: negociar con el consejo, presionar a los accionistas y recaudar fondos. "Tiene el grado de influencia que Musk no sería capaz de dar a nadie más", dice una persona del entorno.

Los acuerdos comerciales de Musk con el Gobierno (y cualquier conflicto de intereses que resulte de ello) estarán en el punto de mira. En el discurso tras ganar las elecciones, Trump se deshizo en elogios sobre el nuevo cohete Starship de SpaceX y halagó a Musk por desarrollar tecnología por encima de las capacidades de Rusia, China y la NASA.

Además de lograr una ambición de lanzar una misión a Marte, el objetivo a corto plazo de Musk es ampliar su red de 6000 satélites de órbita baja que forman Starlink. La tecnología podría revolucionar la industria mundial de la banda ancha con sus pequeños terminales inalámbricos y sus impresionantes velocidades de descarga.

SpaceX está negociando con varias agencias, intentando acelerar la aprobación de más lanzamientos de cohetes en California y Florida. Musk pidió la dimisión del jefe de la Administración Federal de Aviación, demandó a la Junta Nacional de Relaciones Laborales y acusó a la Comisión Costera de California de atacar a SpaceX por sus opiniones políticas personales. Dada la relación tan estrecha que mantiene con Trump, sus ataques tendrán más peso.

Otro objetivo es la Comisión Federal de Comunicaciones, que en 2022 revocó un acuerdo de u$s886 millones con SpaceX para proporcionar banda ancha a las zonas rurales después de cuestionar sus promesas sobre velocidad, confiabilidad y motivaciones. Los republicanos de la Cámara de Representantes han iniciado una investigación sobre la decisión que da a entender que podría ser revocada una vez que Trump llegue a la Casa Blanca.

Musk también le pidió a Trump que se plantee nombrar dos miembros del personal de SpaceX para el Departamento de Defensa: el exgeneral de la Fuerza Aérea Terrence J. O'Shaughnessy y Tim Hughes, un ejecutivo dedicado al sector público, según el New York Times. Otra persona que podría formar parte de la nueva Administración es Mat Dunn, jefe de asuntos gubernamentales de SpaceX.

En Tesla, la base del enorme imperio de Musk, el magnate intentará combatir el escepticismo de Trump y del Partido Republicano sobre el auto eléctrico.

Aunque Musk ha reposicionado a Tesla para centrarse en la inteligencia artificial, los asistentes robóticos humanoides y los robotaxis autónomos, el negocio de un billón de dólares también se enfrenta a los obstáculos de los reguladores.

A diferencia de Waymo de Google, Tesla no ha conseguido obtener la aprobación para la clasificación más alta de conducción autónoma, un obstáculo importante para la intención de Musk de tener robotaxis en California y Texas el próximo año. También enfrenta múltiples investigaciones gubernamentales sobre accidentes causados por su software de asistencia a la conducción.

Musk intentará influir en el mosaico de directrices a nivel estatal sobre conducción autónoma colocando a personas de su confianza en puestos clave.

Entre los posibles candidatos se encuentran Peter Scheutzow, responsable de software de inteligencia artificial de Tesla, y Suraj Nagaraj, que supervisa las pruebas de seguridad de la compañía.

Los contactos de Musk en Silicon Valley intentan aprovechar sus vínculos para ganarse un puesto en la Administración Trump. Entre los impulsores públicos de Musk se encuentra el cofundador de Palantir, Joe Lonsdale, que asumió un papel destacado en America Pac y ha mantenido una comunicación constante con Musk y Trump durante toda la campaña.

Los ejecutivos del sector tecnológico del entorno de Musk ya han sido recompensados. Palmer Luckey, cofundador de la nueva empresa de defensa Anduril, dijo durante una entrevista con Bloomberg que estaba en contacto con el equipo de transición de Trump, que había supervisado los candidatos a secretario de Defensa y que "respondería positivamente" si se le pedía participar en la Administración.

A principios de semana, Musk respondió a Luckey en X, diciendo: "Es muy importante abrir el Departamento de Defensa y las agencias de inteligencia de EE.UU. a empresas emprendedoras como la tuya".

"Lo más importante que debes entender sobre Elon es que es un hombre que toma riesgos, pero lo hace entendiendo perfectamente los números y las probabilidades", sentenció una persona cercana a él sobre la decisión de entrar en política.

"Es una pesadilla trabajar con él... pero lo cierto es que el Gobierno necesita empleados mejores y más eficaces que supervisen la autonomía, los cohetes y la inteligencia artificial", añadió.

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