Una escala en Madrid estirará la Presidencia de Cristina Kirchner hasta una fecha clave
La gira presidencial durará un día más. Antes de volver desde el G-20 que se realizará en Bali, Alberto Fernández hará escala en Madrid, donde se reunirá con la vicepresidenta de España. Como consecuencia indirecta, Cristina Kirchner dará un discurso clave estando a cargo del Ejecutivo.
Cuando Cristina Kirchner de su discurso en el Estadio Único Diego Armando Maradona de La Plata, a raíz de los 50 años del regreso de Perón al país, será la Presidenta en funciones de la Argentina. Alberto Fernández no estará en Buenos Aires el próximo jueves 17 de noviembre. La gira presidencial por París y Bali se estiró un día y la comitiva oficial finalmente regresará el viernes 18.
En un principio, Alberto Fernández y su comitiva tenían planeado aterrizar el jueves 17 a la tarde. La hoja de ruta era volver directamente desde Bali, Indonesia, donde a partir del lunes próximo se realizará la cumbre del G-20. Pero, según explicaron cerca del Presidente, agregaron una escala para evitar un vuelo de tantas horas. Y le restaron cualquier tipo de connotación a la decisión, a la luz del vínculo tirante que existe entre Fernández y su vice.
Así, el Presidente, el canciller Santiago Cafiero, la portavoz Gabriela Cerruti, el secretario general de la Presidencia Julio Vitobello, la embajadora ante la UNESCO Marcela Losardo y la secretaria de Relaciones Económicas Internacionales Cecilia Todesca pararán en Madrid, antes de la vuelta definitiva al país. Será una escala de 10 horas en las que Alberto Fernández aprovechará para reunirse con una representante del Gobierno español de Pedro Sánchez.
El mano a mano será con Yolanda Díaz Pérez, ministra de Trabajo y Economía Social y vicepresidenta segunda. Tras ese encuentro, el Presidente se subirá al chárter para aterrizar en Buenos Aires el viernes a la mañana.
La comparación que hizo Alberto Fernández para explicarle el chavismo a Emmanuel Macron
La Vicepresidente asumió que será protagonista en la martingala electoral de 2023, ya sea como candidata o decisora de la alquimia frentetodista. En cualquiera de los casos, su hoja de ruta no incluye la reelección del profesor de derecho penal.
Por estos días, Fernández se refugia en el calor de la diplomacia internacional. Se siente más y mejor cobijado por la geopolítica que por el clima doméstico. ¿Motivos? Están a la vista: los casi 100 puntos de inflación, el internismo crónico y la tercerización forzada en Sergio Massa.
En su tour parisino, Fernández aprovechó para sacar lustre de su afinidad estratégica con Emmanuel Macron. "Yo tenía otra posición en el momento de mayor excitación por la realidad en Venezuela", le reconoció el mandatario francés en la charla de 45 minutos que mantuvieron en el Palacio del Eliseo. Ante la escasez energética que padece Europa, Macron asumió de golpe que hay matices en el mote de dictador que arrastra Nicolás Maduro.
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En el resto de la agenda también hubo coincidencias: inversiones francesas en litio por u$s 600 millones, prédica anti-bélica, alegría por el triunfo de Lula da Silva y el ruego argentino para que el FMI tenga clemencia con los sobrecargos.
Así, Fernández atraviesa una suerte de duplicidad: mientras protagoniza el deshielo en las negociaciones entre oficialismo y oposición en Venezuela y es un aliado táctico de Macron para terminar con la guerra en Ucrania, en su país es ninguneado por La Cámpora.
A diferencia de lo que le pasaba a Enrique Cadícamo en su poesía de Anclao en París, Fernández se siente envalentonado en la fría y penumbrosa capital francesa. Bajo ese influjo, impulsó a una candidata propia para conducir el BID: la albertista Cecilia Todesca. Y en Cancillería aseguran que la postulación es algo más que una apuesta meramente testimonial.
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