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Importaciones vía zonas francas, bajo la lupa de Aduana: el rol del SIRA y un "hueco" legal

Comercio solicita Declaración Juarda para ingresar mercadería a una zona de libre comercio; el control para girar dólares al exterior sube de nivel.

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A través del Decreto 341/2023 el Poder Ejecutivo comenzó a exigirles a los importadores que adquieran mercaderías en la Zona Franca La Plata, presentar ante la Dirección General de Aduana (DGA) un Certificado de Importación emitido por la Secretaría de Comercio. La normativa apunta a descongestionar el espacio de libre comercio y evitar salida de divisas.

Aunque existen 14 espacios libres de derechos de importación y de impuestos internos a lo largo de todo el país, la Zona Franca de La Plata concentra el mayor volumen y diversidad de operaciones como insumos, bienes intermedios y de capital, en menor medida productos terminados y servicios para la industria automotriz, desde la logística de repuestos hasta el almacenamiento de automóviles.

Por eso, la nueva normativa que exige vía declaración jurada datos del fabricante, la descripción y valor FOB de la mercadería a importar, la posición arancelaria NCM-SIM, y la factura comercial, apunta directamente a este espacio que, según los especialistas, se encuentra "al límite".

"La Zona Franca está llena desde inicios de 2022, cuando se endurece el cepo, pero tiene importantes cantidades de carga esperando el ingreso, desde fines de 2020", contó a El Cronista un empresario dedicado a la importación.

Por un lado, la cantidad de mercadería almacenada busca evitar el costo de un depósito fiscal, un beneficio indirecto, que se suma a poder girar divisas al exterior, sin tener la licencia autorizada en el Sistema de Importación de la República Argentina (SIRA). Aunque esta gracia es provisoria, hasta que se nacionaliza la producción, y limitada a las firmas que acceden al cupo -vinculado al historial de cada CUIT-.

Libre acceso limitado

Asimismo, si bien existe el acceso a un "cupo" que fue regulado a través de la Comunicación 7532 del BCRA no significa que la mercadería esté importada, sino que permanece en zona franca hasta que se apruebe la SIRA; a partir de ahí se nacionaliza y se dispone libremente de las mercaderías.

"No hay trampa; todo lo contrario", aseveró un referente del sector importador y explicó que el funcionamiento de la zona franca "debe ser de las pocas cosas que tienen una reglamentación escrita, difícil de entender, pero escrita al fin".

Desde otra vereda, un despachante de Aduana aseguró que pese a los mayores controles que implementó la gestión de Michel, estos espacios de libre comercio son "un lindo hueco" y explicó que "en general, todo el mundo gira con el ZFI5 (documento de ingreso a zona franca)".

Las importaciones saltaron de u$s 360 millones en el primer semestre de 2021 a u$s 700 millones en el mismo período de 2022.

Sin embargo, fuentes oficiales aseguran que el canal que mantenía cierta dinámica para garantizar el acceso a insumos de forma dinámica para industrias que no pueden poner en pausa su línea de producción, fue intervenido hace 12 meses por la DGA cuando detectó que las importaciones saltaron de u$s 360 millones en el primer semestre de 2021 a u$s 700 millones en el mismo período de 2022.

Desde entonces, bajo la lupa de la Aduana y el endurecimiento de la normativa del BCRA -que autoriza el giro de divisas para el pago de la mercadería que se ingresa a Zona Franca-, en el primer trimestre del 2023, en total, las zonas francas del país operaron un volumen "ínfimo" de 60.000 toneladas, aproximadamente.

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En junio, a un año del inicio del endurecimiento de los controles, se observó una disminución de 14% en el monto declarado de las mercaderías que ingresaron a las zonas francas que hoy, no supera los u$s 200 millones de dólares por mes. En la mi

Bajo la lupa 

"Desde el 2022 la Aduana viene incrementando fuertemente los controles realizados sobre aquellas mercaderías que ingresan y egresan de zona franca, como caso resonante podemos destacar la simulación de una operación de importación de guantes de latex en la Zona Franca La Plata, donde se sobrefacturaba una operación de importación para girar divisas fuera del país", destacó un funcionario del equipo de Michel.

Guillermo Michel, titular de la Aduana

La zona franca se encuentra definida en el Código Aduanero y cuenta con su propia ley; habitualmente la mercadería es almacenada o inclusive puede ser transformada, para luego ser exportada a otro país o ingresada a la Argentina, pero "siempre para salir de la zona franca debe ser controlada por el Servicio Aduanero y en caso de importarse a la Argentina cumple los tramites de la destinación aduanera de importación", agregó.

Ahora, a través del nuevo Certificado de Importación que emitirá la Secretaría que lidera Matías Tombolini, el control sobre el destino de las divisas que se requieren para girar al exterior sube de nivel.

Para solicitar el certificado, el importador deberá presentar ante la Secretaría de Comercio una declaración jurada; luego, esta cartera podrá solicitar informes técnicos a las dependencias u organismos competentes según la mercadería que estuviera comprometida, a fin de evaluar la procedencia o no de la solicitud.

En caso de faltar documentación, presentarse incompleta o inexacta, se procederá al rechazo de la solicitud de emisión del Certificado de Importación, sin perjuicio de la aplicación de las medidas que correspondan.

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