¿Entra Schiaretti? Giros de Macri y cruces calientes antes del cónclave de Juntos por el Cambio
Por la tarde, está previsto el encuentro de los jefes de la coalición opositora para analizar la ampliación en medio de la invitación de Larreta al gobernador de Córdoba. Posiciones encontradas y gravísimas acusaciones como telón de fondo
Un nuevo capítulo de la batalla interna se librará en solo unas horas, en la tarde del lunes, dentro de Juntos por el Cambio. El escenario será la reunión de la conducción opositora en el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical, en la histórica sede de Alsina, a pocas cuadras del Congreso: Gerardo Morales y Horacio Rodríguez Larreta le abrieron la puerta a Juan Schiaretti, en medio de la elección cordobesa, y la estantería amenaza con hacerse añicos, romperse antes de que se jueguen las cartas.
Esta insólita situación, planteada a tres semanas de la presentación de las listas y expuesta al público el domingo a la tarde cuando se estaban contando los votos en varias localidades de Córdoba en las que Juntos por el Cambio logró arrebatar al peronismo distritos codiciados como el caso de La Calera, no arranca con demasiadas posibilidades de éxito. De hecho, un grupo de referentes del PRO cordobés salieron a cuestionar la propuesta de Larreta en un duro comunicado.
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Pero exhibe un problema estructural de la coalición: la ferocidad interna no garantiza que pueda mantenerse la unidad una vez producidos el pronunciamiento del electorado en las PASO. "Más que junio, lo que está en juego estas semanas es agosto", explicó a El Cronista uno de los más altos dirigentes opositores.
En concreto, hoy se verán las caras el anfitrión, Gerardo Morales (UCR), Federico Angelini (PRO-interino), Maximiliano Ferraro (CC) y Miguel Ángel Pichetto (ENR), las cuatro patas de la mesa nacional de Juntos por el Cambio. Y aunque en el fondo no se decidirá nada porque, de hecho, no es un órgano formal de Juntos por el Cambio, la tensión sobrevolará toda la cita.
De movida, la red de discusiones internas que este encuentro de cuatro figuras promueve es descomunal.
Cómo es la escena
Morales tiene un problema contante y sonante. Su liderazgo es indiscutido en la enorme mayoría de los distritos del país, pero no en la provincia de Buenos Aires, que revalidó este fin de semana en la conducción al diputado Maxi Abad, empoderándolo para la constitución de las alianzas.
Rodríguez Larreta tiene otra gran dificultad. El único dirigente del PRO con estructura nacional ve cuestionado su liderazgo desde adentro, con una política que no nació en el partido y que atrae al electorado que consideraba propio. Patricia Bullrich pasó de ser una piedra en el zapato a consagrarse como una competidora con respaldo popular genuino.
El jefe de Gobierno de la Ciudad publicó ayer por la tarde en sus redes un documento que refleja lo que viene diciendo hace años, "El cambio total que los argentinos necesitamos exige una nueva mayoría". Por razones aún no del todo dilucidadas, lo hizo fuera de tiempo.
Tres o cuatro horas después empezó a saludar por las mismas redes a los candidatos que respaldó y habían ganado anoche sus elecciones. Toda su agenda de visitas semanales, desde Tucumán a Mendoza, está confirmada. Y por si fuera poco, no envía a ningún representante a la reunión que hoy se realizará en la UCR.
Pero nada de esto sería un verdadero conflicto sin la cuestionada sucesión de Mauricio Macri, el expresidente que no logró reelegir y que no logra ordenar la interna. Así y todo, el exmandatario sigue accionando con más o menos legitimidad, haciendo lo posible porque la sangre nunca llegue al río, por lo menos públicamente.
El "caso Schiaretti" impacta especialmente en el mundo Macri. La alianza entre ambos fue muy fuerte mientras Mauricio fue Presidente, al punto que la Casa Rosada disolvió el poder del PRO en esa provincia, lo que inició un conflicto que impactó en todo el Gobierno porque se trató de una formación impulsada por Emilio Monzó y Nicolás Massot. Córdoba, se recordará, fue crucial para la llegada de Cambiemos al poder.
Los herederos de Monzó y Massot en el distrito, bajo la conducción de Oscar Agost Carreño, rearmaron la fuerza una vez que Macri salió del poder y tejieron una fuerte alianza con Luis Juez y Rodrigo de Loredo. Macri nunca estuvo de acuerdo. Hasta se reunió con el candidato a gobernador de Schiaretti, Martín Llayllora en su casa.
Bastó que Rodríguez Larreta inclinara la balanza a favor de Morales y Schiaretti para que él mismo tomara la decisión inversa. En las próximas horas, de hecho, viajará a respaldar a Juez y De Loredo.
Los aliados más chicos de la coalición opositora
En esa gran escena tejen Ferraro y Pichetto. El titular de la CC, una fuerza pequeña, no tiene conflictos internos. La lideresa, Elisa Carrió, es enfática y lo que dice y piensa tiene poca discusión interna. Lo que diga tiene impacto en la opinión pública, pero limitada influencia interna.
Pichetto es un peronista tradicional pero republicano, con redes en todo el círculo rojo y amigo de los peronistas que no están en Juntos por el Cambio. Macri siempre lo imaginó como la puerta del peronismo a la coalición. Cercano a Larreta, buscará una salida racional, que no ponga en cuestionamiento el regreso al poder.
Calculado o no, la oposición tomó con esta disputa el centro del escenario. Nada como una pelea pública para atraer a la atención mediática. Aunque no siempre la incertidumbre sea la mejor estrategia política en un escenario como el que vive el país, quizás esta ocasión sirva para sus propósitos. De hecho, es una receta que usaba Juan Domingo Perón (el famoso "cuando los peronistas nos peleamos, nos estamos reproduciendo"). El tiempo dirá si es el mejor consejo para este momento del país.
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