ESTRATEGIA PRESIDENCIAL

Diplomacia elástica: las últimas jugadas ambivalentes de Alberto Fernández en política exterior

El Presidente emitió un gesto de distensión con Estados Unidos y al mismo tiempo busca acercar posiciones con China; las relaciones cercanas con Rusia y la defensa de Venezuela

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La Argentina acaba de exponer abiertamente una política exterior elástica y ambivalente relación a sus socios estratégicos: Alberto Fernández lanzó en menos de una semana y en simultáneo señales de buena sintonía hacia China, Estados Unidos, Rusia, Venezuela y Cuba, lo que ratifica el esquema de zigzagueo permanente en el que sustenta el Gobierno la diplomacia.

La semana que viene se realizará la cumbre de las Américas donde Joe Biden será el anfitrión y Alberto Fernández aterrizará en Los Angeles con una agenda tan abierta como polémica en términos de política exterior. Buscará estrechar lazos con Washington como lo adelantó en su charla telefónica de 25 minutos con el presidente norteamericano pero al mismo tiempo se quejará abiertamente por la decisión de Estados Unidos de excluir de la cumbre a los regímenes de Nicaragua, Venezuela y Cuba.

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Como muestra del contradictorio menú que ofrece la Argentina en su política exterior, el Gobierno acaba de dar las siguientes señales de duplicidad simultánea:

ESTADOS UNIDOS Y UNION EUROPEA

Alberto Fernández consiguió el compromiso de una reunión bilateral con Biden para fines de julio con la idea de profundizar las relaciones bilaterales. Aunque destacó que como jefe de la CELAC llevará a la cumbre de las Américas el malestar de América latina por la exclusión que impuso Washington a Venezuela, Nicaragua y Cuba.

No sólo esto. El presidente argentino lleva instrucciones precisas del cubano Díaz-Canel, Maduro y del presidente de México, López Obrador para objetar a Biden. Pero en paralelo a esto se trabaja en una agenda para recomponer relaciones con Washington, ampliar el comercio bilateral e incluso se menciona la idea de un acuerdo con estados Unidos para que Gustavo Beliz finalmente ocupe la presidencia del BID en lugar de Mauricio Claver-Carone, el enviado de Donald Trump a ese puesto que ahora está cuestionado internamente pro presuntas irregularidades.

En paralelo a esto, Alberto Fernández intentó acercar posiciones con la Unión Europea. Tramitó hace unas semanas una visita a Bruselas aunque no pudo lograrlo. En la cumbre del G7 que se hará en Alemania, donde la Argentina fue único invitado de América latina, el presidente Alberto Fernández buscará posicionar al país como eventual proveedor indiscutido de alimentos o petróleo en una Europa faltante de productos por la guerra desatada en Ucrania.

RUSIA EN LINEA

Durante su exposición en el Senado, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, presentó en el informe de 850 páginas un interesante pasaje donde reveló, entre otras cosas, que "el conflicto bélico (en Ucrania) no ha tenido consecuencias jurídicas sobre la vigencia de los acuerdos bilaterales entre la Argentina y la Federación de Rusia".

Así, la Argentina no sólo ratificó que no avanzará con el pedido de sanciones económicas a Moscú sino que mantendrá los tratados de promoción y protección recíproca de Inversiones, el convenio para evitar la doble imposición, el memorándum de entendimiento sobre cooperación en materia agrícola y el acuerdo de pesca y acuicultura, entre otros. 

También se supo que el embajador kirchnerista en Moscú, Eduardo Zuain, trabaja activamente para sortear los embargos que le impone Europa o Estados Unidos a Putin. Es decir, ofrece alternativas para sortear los bloqueos bancarios o de comercio que pesan sobre la Rusia invasora de Ucrania.

Zuain acaba de mantener en Moscú un encuentro reservado con el director de América Latina del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Alexander Shchetinin, junto con algunos diplomáticos de América Latina y del Caribe acreditados en Rusia. Y en paralelo, el Gobierno mantiene una línea de diálogo con el embajador ruso en Buenos Aires, Dmitry Feoktistov. Las relaciones comerciales entre ambos países siguen su curso a pesar de la guerra y los reclamos mundiales por cercar el poder del Kremlin para que cese el fuego en Ucrania.

LA APUESTA POR CHINA

La Argentina acaba de dar muestras claras de alineamiento con China aunque ello pueda molestar a Estados Unidos.

El embajador en Beijing, Sabino Vaca Narvaja, selló la semana pasada un acuerdo de la AFA con la poderosa empresa láctea Yili Group para potenciar el fútbol en un país de 1,4 millones de habitantes y aumentar el comercio de la mano de la marca Argentina.

Se trata de una apuesta estratégica del Gobierno que se extiende a las academias de fútbol argentino que empiezan a instalarse en diferentes provincias de China por medio de un acuerdo que firmó el ministro de Deportes y Turismo, Matías Lammens.

Hay más sobre China y la Argentina. En su informe al Congreso, Manzur expuso una fuerte defensa a la estación espacial china en Neuquén y reiteró todos los planes que tiene la CONAE en ese espacio de avistaje lunar que Estados Unidos sospecha que puede ser usado con fines militares. Y Alberto Fernández firmó la semana pasada un decreto para reanudar el financiamiento por bancos chinos de las obras hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz.

VENEZUELA

En el Gobierno están convencidos de que el régimen de Nicolás Maduro está virando hacia una "democracia plena" a pesar de que aún no hubo allí elecciones libres.

De todas maneras, Cristina Kirchner habilitó esta semana en el Senado el tratamiento del pliego del embajador Oscar Laborde en Caracas. Se trata de una figura del kirchnerismo que buscará hacer pie en el régimen venezolano después de más de nueve años en que la Argentina no tiene embajador en Caracas.

Las instrucciones que hasta ahora recibió Laborde del Gobierno son precisas: recomponer lazos con Maduro, aumentar el potencial comercial y trabajar por la reincoporación de Venezuela al Mercosur.

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Maduro acaba de elogiar a Alberto Fernández por Twitter a raíz de la defensa que hizo la Argentina de Venezuela al ser excluida de la cumbre de las Américas. Atrás quedaron los días de dura crítica de Caracas al presidente argentino.

VOCES CONTRAPUESTAS

En el mundillo diplomático y académico abundan las miradas críticas hacia la Argentina por esta diplomacia elástica que plantea Alberto Fernández.

La experta en temas de energía nuclear y política exterior alineada al PRO, Irma Arguello explicó a El Cronista que "la constante de la política exterior del gobierno es que ha prevalecido la ideología del kirchnerismo a los intereses nacionales. Una ideología esencialmente antinorteamericana". A la vez, consideró que los votos de Argentina en los organismos internacionales en defensa de Venezuela o Nicaragua han sido "erráticos" y eso habla de "incoherencia y de una feroz lucha" dentro del gobierno entre distintas facciones más o menos razonables.

Desde el Instituto Patria y el Frente Grande, Eduardo Sigal comentó que observa "una diversificación de las relaciones y pasos firmes en el relacionamiento político y comercial con las grandes potencias".


No obstante, Sigal explicó a El Cronista que se percibe un "Mercosur desdibujado de esa centralidad y la Unasur está prácticamente ivernando".

En esta misma línea de análisis aunque un tanto más dura, la ex embajadora en Venezuela y Gran Bretaña, Alicia Castro, expresó que "la Política de relaciones exteriores ha sido errática desde el comienzo de la gestión de Alberto Fernández". Y destacó que el actual gobierno "se inclina por hacer seguidismo de Washington. Votaciones contra Venezuela, Nicaragua y Rusia lo muestran claramente. La Cancilleria comandada por Beliz y actuada por los jóvenes inexpertos del Grupo Callao nos deja en ridículo", dijo.

En contraposición con esta mirada, el ex embajador argentino en China, Diego Guelar dijo que "Argentina, más que acuerdos con Estados Unidos, China y Rusia, tiene una colección de desacuerdos y malos entendidos con los tres países al mismo tiempo". Y calificó de "errática" la actual política exterior donde "más que el tradicional péndulo se asemeja a un tompo que gira sin rumbo y que cae sobre cualquiera de sus caras sin lógica ni rumbo alguno".

Mariano Caucino, analista de política exterior y ex embajador en Israel sostuvo que el gobierno de Alberto Fernández ha tenido "una relación ambivalente, voluble y confusa frente a los Estados Unidos porque por un lado nombró un embajador experimentado y moderado, dijo querer buscar un diálogo racional pero por otro lado da discursos en los que pareciera querer envolverse en una bandera de izquierda reclamando por Cuba, Nicaragua y Venezuela y actuando como abogado de las dictaduras de la región". 

A la vez, Caucino destacó que "Fernández tiene la debilidad de decirle a cada uno lo que él cree que quiere escuchar y eso lo llevó a tener palabras muy inconvenientes frente a Putin en el momento menos apropiado".

Desde la consultora de política exterior comercial Marcelo Elizondo dijo a El Cornista que "Alberto Fernández no tiene una política exterior sino movimientos espasmódicos de acuerdo a los momentos determinados. No hay metas claras". Y remarcó que la Argentina quiere ser un actor relevante en la Unión Europea, tener relaciones cercanas con China o alineamientos puntuales a Estados Unidos. Pero eso lo presenta como un gobierno sin metas, estrategias y políticas claras. 

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