Puntano, plurinacional y disidente: un 35° Encuentro que nos recuerda que nunca es tarde para empezar de nuevo

San Luis vivió un 35° Encuentro cargado de inauguraciones: la primera vez en la historia de los encuentros de mujeres en Argentina que la provincia y la capital puntana ofician de sede. A partir de este Encuentro, se cambió formalmente el nombre que bautizó a los 34 anteriores para incluir la plurinacionalidad y las disidencias. Y es por este motivo, que también por primera vez se agregaron nuevas comisiones a la extensa grilla de talleres. Así fue que se inauguró el taller de Plurinacionalidad y Espiritualidad, que lejos de los prejuicios que coexisten dentro y fuera del feminismo, tuvo una amplia participación, hasta tal punto que tuvo que multiplicarse para poder albergar a todas las asistentes.

Los Encuentros de mujeres y disidencias sexuales y de género en Argentina son un motivo por el cual nos sentimos orgullosas. Desde 1986, esta tradición de lucha nos ha hermanado en diferentes paisajes, climas y colores que componen esta Argentina federal y que hace rica a nuestra tierra y nuestra cultura. No se trata solamente de romantizar lo diferente, sino de romper los moldes en los que nos encorsetaron y nos encorsetamos para entender las múltiples dimensiones de lo que somos y representamos.

El Encuentro de La Plata quedó lejos ya, luego de que la pandemia Covid-19 estallara en mil pedazos la cotidianeidad de nuestras vidas e impidiera encuentros multitudinarios por fuera de las redes virtuales. Sin embargo, la ciudad de las diagonales había también dejado la vara alta: más de 200 mil mujeres y disidencias habían copado universidades, clubes y escuelas para debatir la agenda del feminismo de cara al mundo que vivimos. Un 34° Encuentro masivo era el último recuerdo latente que teníamos de esta hermosa tradición.

Empleo para personas travesti trans: el nuevo puente que une talentos y empresas

Victoria Tolosa Paz, Ayelén Mazzina y Kelly Olmos: quiénes son las tres mujeres que se suman al Gabinete

Sin embargo, las compañeras puntanas se pusieron a trabajar desde el primer día y lograron hilar fino sobre los detalles logísticos y de contenido, que permitieron acercar más de 120 mil mujeres y disidencias a la hermosa ciudad de San Luis con sus paraísos de las sierras cuyanas. Así, después de tres años, se llevó a cabo el 35° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries, con su flamante nombre.

Es necesario recordar que el Encuentro comenzó sin Ministra de las Mujeres de la Nación, luego de la renuncia de Elizabeth Gómez Alcorta y terminó con la asunción de Ayelén Mazzina, una politóloga de 32 años, quien cumplía funciones en la Secretaría de Mujeres, Diversidades e Igualdad de San Luis. Mazzina ocupó un rol activo en la organización del evento y fue designada como Ministra apenas concluyó el lunes 10 de octubre. Así de importante fue el Encuentro.

Dentro de las múltiples actividades y el line up interminable de un encuentro feminista recargado, me interesa hacer foco en el taller inaugural de Plurinacionalidad y Espiritualidad porque fue realmente sorpresivo encontrarlo en el listado y porque tuvo tanta concurrencia que necesitó ser triplicado para poder lograr la participación de todas las asistentes. Primera vez y tan masivo.

A priori, el taller parecía una apuesta a recuperar saberes ancestrales de los pueblos originarios. Rituales y prácticas universales o "pluriversales" tan utilizadas en la actualidad, las cuales buscan amigarnos con las cosas simples de la vida, el misterio de nuestra presencia en este mundo y encontrar o construir caminos de sanación para almas rotas. Nada de lo que no seamos conscientes en nuestro cotidiano, lo expresemos de una manera u otra, o lo neguemos hasta el hartazgo.

Sin embargo, y no por descalificar las técnicas milenarias de Oriente y otros cultos del mundo, las teorías importadas no siempre fueron exitosas en nuestras propias trayectorias. Así, recuperar lo ancestral propio, es una tarea de autoconocimiento, memoria y puesta en valor de las tradiciones autóctonas. Muchas de ellas perseguidas y olvidadas por intereses políticos y económicos. ¿Qué tenemos desde nuestra tierra plurinacional para ofrecernos y ofrecer al mundo? Seguramente mucho más que nuestros recursos naturales en tratos equivalentes a "espejitos de colores".

Los caminos de la sanación esotérica nunca reemplazan los tratamientos de la medicina tradicional, son una alternativa que colabora con la comprensión simbólica de nuestros padecimientos y la posibilidad de hacer de ellos otra cosa en el presente. Por eso las prácticas de constelaciones familiares, terapia de vidas pasadas, técnicas de respiración, círculos de mujeres y disidencias, plantas curativas, rituales de sanación del útero y hasta el psicodrama, confluyen en una suerte de red de ofertas para mentes abiertas.

Renunció la ministra de la Mujer Elizabeth Gómez Alcorta por el desalojo mapuche: denunció graves violaciones a los DDHH

DDHH y aborto, las leyes ejemplares que cuesta implementar: la visión de la directora de Amnistía en Argentina

Sin embargo, no se trata solamente de un camino individual, sino de un proceso de transformación colectiva: lo espiritual es político, y por eso este taller público y convocante. La espiritualidad también trae consigo la posibilidad de cuestionar los arquetipos del pasado, y también del presente, cargados de violencia, humillación y discriminación. E incluso, impuestos por estrategias de poder sofocantes que han permeado en nuestro inconsciente colectivo. La propuesta es generar nuevos y recuperar otros que tiendan a la construcción más humana y sensible de nuestra sociedad.

Si la simbología impone límites y horizontes de desigualdad, ¿para qué seguir atadas a estas formas de interpretar nuestro mundo y nuestra vida? ¿Es cierto que existe una energía masculina vinculada a la acción y una femenina relacionada con la pasividad? ¿Por qué? Podemos cuestionarlo todo, porque el mundo es lo que hacemos de él. Y si hay injusticias y miserias, entonces, una mirada introspectiva pero profunda puede devolvernos caminos a construir nuevas formas de relacionarnos y de querernos.

En esa diversidad de gente que éramos en el taller, hubo al menos una cosa de la que todas estuvimos seguras: no hay trasformación profunda sin espiritualidad. Se trata de un componente ético que además de estar presente en los rituales esotéricos y los ungüentos poco convencionales que incorporamos en nuestro botiquín o en la cocina, se pone en juego en cada acto, en cada vínculo que desarrollamos en nuestra vida. Por eso, como dijo una compañera en el taller, "esto se trata de ponerle amor a la rabia" y yo agrego: y salir para adelante. Nunca es tarde para empezar de nuevo.

Temas relacionados
Más noticias de mujeres
Noticias de tu interés

Compartí tus comentarios

¿Querés dejar tu opinión? Registrate para comentar este artículo.