

El modelo K está basado en el gasto, de allí no solo consigue sus votos sino que también se justifica ideológicamente. Y, aunque recortar ese gasto al país le haría un enorme bien, es un suicidio político con imprevisibles consecuencias para el oficialismo. Pero al mismo tiempo el deterioro fiscal es notorio y promete avanzar, con los ingresos creciendo a un ritmo del 34% mientras los gastos lo hacen al 44%. Así, el déficit fiscal de 2014 superará los $ 170.000 millones, equivalente a 4% del PBI.
Según la Fundación Mediterránea, mientras hace un año el ingreso de AFIP le permitía al Gobierno financiar el 89% del gasto, ahora apenas alcanza para pagar el 82% de las cuentas. El resto se financia con emisión monetaria o endeudamiento. Y como ni bajar el gasto ni aumentar la deuda o la emisión son alternativas en consideración, el gobierno quiere potenciar la recaudación tributaria.
No viene mal remarcar que los impuestos en general, aun los teóricamente dirigidos hacia los ricos, recaen con más fuerza sobre los más pobres ya que cuanto más alta es la escala económica de una persona más instrumentos tiene para derivar las cargas fiscales hacia abajo. Por ejemplo, un empresario para pagar los impuestos sube precios, baja salarios, etc. mientras que un desocupado no puede aumentar sus ingresos pero debe absorber los aumentos de precios.
Se dirá que lo recaudado vuelve a los pobres en asistencialismo, pero aun suponiendo que esto fuera así, qué sentido tiene quitarles para luego devolverles lo poco que queda tras pasar por la burocracia. Por esto es que son inmorales las exacciones coactivas, como los abusivos impuestos, porque a diferencia del mercado donde cada uno paga por lo que quiere usar y así se produce la eficiencia ya que cada uno se queda con lo que le viene mejor la extracción coactiva precisamente desvía los recursos hacia sectores no queridos, es decir, ineficientes.
En fin, volviendo al tema según las cifras de la recaudación tributaria de noviembre, difundidas por la AFIP, la recaudación total creció a 38% con respecto al mismo período de 2013 pero solo Ganancias subió 62%. Es decir, teniendo en cuenta el aumento del IPC (la inflación) estimado por las mejores consultoras del 40% anual, mientras que la recaudación total bajó debido a la recesión, Ganancias subió 16% en términos reales. Además ha incrementado su recaudación real como consecuencia del adelanto que se les cobra a quienes compran dólares ahorro y a los que pagan con tarjeta en el exterior y que no todos luego reclaman.
Ganancias no solamente representa una parte importante de la recaudación fiscal, sino que su relevancia es creciente respecto de los demás impuestos. De hecho, en 2009 representaba el 19% del total de la recaudación pero en 2010 pasó al 20%, en 2013 al 21% y en lo que va de 2014 ya es el 23%. Y mientras que su tendencia es creciente, los otros tributos como el IVA o el impuesto al cheque tienen una importancia relativa descendente. Notemos que cada punto porcentual del ingreso total significan $12.000 millones al año.
Para remate, la cuarta categoría del impuesto a las Ganancias, que los sindicalistas atacan, está creciendo en importancia respecto de la porción que pagan las empresas. En 2007, cuando Cristina Kirchner asumió la presidencia, el rubro de la cuarta categoría es decir, la parte de Ganancias pagada por personas físicas representaba 30% del total del impuesto. En la actualidad, esa cifra subió hasta significar 45%. Debido a la inflación no solo hay gente que antes no tributaba y ahora sí, sino que además los que ya estaban alcanzados suben de categoría y el que antes pagaba 20% pasa a pagar 35%.













