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¿Presentar renuncias o acelerar por el mismo camino cambia el voto para noviembre?

El resultado de las PASO dejó una señal clara para el Frente de Todos que derivó en una crisis política solo comparable con la atravesada por la Alianza en 2001.

La derrota oficialista mostró que aunque los gobiernos cambien, la lógica que los lleva y los quita del poder permanece casi inalterada con el paso del tiempo. Es por ello que solo la falta de percepción sobre la reacción social a la crítica situación que atraviesa la Argentina pudo derivar en un escenario tan inesperado por el oficialismo, como similar al que depositó al binomio Alberto Fernández-Cristina Kirchner en la Casa Rosada.

Presión sobre Alberto tras la derrota: los funcionarios cristinistas pusieron a disposición su renuncia 

Y es que su llegada al poder sobrevino como resultado de la defección que significó el manejo económico del gobierno de Mauricio Macri. La inflación, la recesión, el desempleo y el aumento de la pobreza fueron problemas que no encontraron solución en la gestión previa y esa circunstancia fue penalizada con el voto, la herramienta que ofrece la democracia a la sociedad para hacer notar su descontento. 

Hoy los actores intercambiaron papeles, pero el escenario muestra la misma reacción ciudadana a una situación agravada durante la pandemia y que sumó las víctimas del Covid-19, la ausencia de clases y el cierre de empresas: a problemas irresueltos, la respuesta fue un castigo en las urnas.

La derrota significó para el kirchnerismo el equivalente a una declaración de emergencia y como tal, pidió reaccionar de la misma forma que ante la cuarentena por el coronavirus. Para recuperar votos, suponen, es necesario poner dinero en el bolsillo del electorado, así como se hizo el año pasado con el IFE y el aporte a sueldos privados. 

Es decir, acelerar por el mismo camino ya recorrido pero con la esperanza de que el destino final sea diferente. Y, sobre todo, hacerlo a una mayor velocidad de la que pretende el Presidente, quien ya había manifestado su intención de destinar fondos extras a jubilados y beneficiarios de AUH, aumentar el salario mínimo, otorgar créditos a tasa cero y activar obras de infraestructura, entre otras medidas.

Una jugada que, sin financiamiento disponible, pondrá una renovada presión sobre las cuentas fiscales y la emisión monetaria, aún a costa de su posible efecto negativo sobre una inflación alta, de un aumento del déficit fiscal y de que el acuerdo pretendido con el FMI quede cada vez más lejos.

Sin embargo, la presión K sobre el jefe de Estado fue in crescendo con el correr de las horas hasta dejar al Presidente en la disyuntiva de acceder a la demanda -que para algunos incluye la remoción del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, pero, por lo menos para Cristina, no la del ministro de Economía, Martín Guzmán- o aceptar la dimisión presentada por los funcionarios identificados con la Vicepresidenta, como lo hizo Fernando de la Rúa con varios funcionarios que en marzo de 2001 siguieron los pasos tomados cinco meses antes por el renunciado Carlos "Chacho" Álvarez.

El resultado de las PASO fue negativo para el Gobierno. La interna oficial tendrá su escrutinio próximamente.

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